Capítulo 51

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Con cuidado de no tropezar y romper mi espalda además del vestido, bajé las escaleras que daban al living. Una vez en tierra firme, tomé mi cintura y me posé frente a mi familia –¿Y bien?, ¿Cómo me queda?– Bajé la vista hasta mi cuerpo observándome a mí misma con la entallada vestimenta.

–Estás hermosa hija– Comentó mi madre sonriendo –Haber espera, te sacaré una foto– Tomó mi cámara e imitó las poses de un profesional. Riendo posé para ella –Listo– Destensé mi cuerpo y volví a respirar.

–Espero que Matt no te deje sola, no quiero pelearme esta noche– Los azulinos iris de mi hermano brillaban –Estás preciosa, princesita– Con los brazos abiertos Nick se acercó a mí para abrazarme.

–Tranquilo, yo no soy la que se graduará– Solté riendo bajo los brazos de mi hermano –¿Se puede saber por qué estás tan cariñoso últimamente?– Elevé una ceja y me alejé de él.

–Soy tu hermano, ¿Está mal que te quiera?– Con una sonrisa sobre sus labios se burló.

Me crucé de brazos –No, pero que lo demuestres sí.

–Perdóname, pero siempre he sido bueno contigo, tú eres la del corazón de hielo.

–¡Oye!– Fruncí mi ceño.

–Sh– El sonido proveniente de Susana nos cayó –Les sacaré una foto– Volviendo a tomar posición se acercó la negra máquina al rostro –Sonrían– La brillosa luz del flash consiguió cegarme –Haremos otra. Nicholas no hagas caras y abraza a tu hermana– Un nuevo flash impactó contra mis ojos.

Mientras me terminaba de preparar colocándome un abrigo, el timbre sonó. Los nervios pronto se hicieron presente dentro de mi estómago y un sutil escalofrío recorrió mi espalda baja, increíblemente después de tanto tiempo, los nervios antes de ver a Matt no habían desaparecido.

Mi progenitora fue la encargada de recibirlo –Buenas noches Matt.

–Buenas noches señora Harper– A la vez que las palabras salían de su boca sus ojos me observaban a la distancia.

Un impecable pantalón revestía sus piernas, un saco encima de una blanca camisa su torso y un azul moño su cuello. Su pelo perfectamente peinado con gel no le daba oportunidad alguna a que algún mechón pudiera moverse.

–¿No te he dicho ya que dejarás de decirme así?– Le ordenó mi madre con diversión –Dime Susana. Anda pasa– Estirando su brazo simbolizó la bienvenida.

Sin sacarme los ojos de encima se acercó a nosotros, inmediatamente su exquisito perfume nos rodeó. Mi hermano cruzó su brazo con el mío. Cuando el castaño estuvo frente a nosotros miró a Nicholas, intercambiándose una mirada mi pariente acarició mi extremidad lentamente hasta llegar a mi mano, la miró unos instantes antes de volver su vista al ex-mariscal.

–Cuídala– Mi novio asintió –Diviértanse– Guiñando uno de sus azules zafiros colocó mi mano en la de Matt.

Una vez que mi compañero de sangre nos dio un poco de intimidad, el oji-verde tomó mi rostro entre sus manos –De seguro ya te lo han dicho, pero, estás hermosa, sonrisitas– Con delicadeza juntó nuestras sonrisas.

Detrás de nosotros una luz iluminó todo nuestro costado derecho, separándome de él, a unos pasos de nosotros encontré a Nicky riendo y a mi mamá con la prueba del delito entre sus manos. Estallé en una carcajada cuando noté las mejillas de Matt teñidas de un tono carmesí.

[...]

La noche estaba tranquila, las cigarras cantaban logrando un perfecto sonido de fondo, todo estaba a oscuras, excepto el camino que unía la vereda con la puerta del edificio, a pasos de este, la música ya podía escucharse. Junto a nosotros, otras parejas se encaminaban a la entrada, entusiasmados por vivir el baile.

Siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora