El camino a la casa de Anna me llevó casi cinco horas de viaje, conducía con un cierto límite de velocidad que yo mismo me había puesto, podía notar que ella le temía a la moto y la velocidad que pudiera llegar a tomar, y para evitarle un momento incómodo decidí por ir a paso lento, pero seguro.
-Puedes dejarme aquí si quieres, puedo caminar- Por primera vez en todo el recorrido su voz se había dignado aparecer. Miré su rostro a través del espejo retrovisor derecho, estaba nerviosa por algún motivo.
Fruncí mi ceño y hablé con un tono firme haciéndole entender que no cambiaría mi decisión -No- Negué con brusquedad -Nicholas me paso tu dirección por mensaje anticipando tu comentario. Te llevaré hasta la puerta de tu casa- Finalicé al mismo tiempo en que la brillante luz del semáforo cambió su color a verde y arranqué.
Cinco manzanas después la puerta de su casa apareció frente a nosotros. En cuanto bajé la velocidad ella comenzó a removerse sobre mi bebé, fruncí mi ceño de nuevo, frené y giré la llave del motor con fuerza. No tardó en saltar de la moto de una manera torpe, siquiera me había dado tiempo de ayudarla haciendo que su pantorrilla choque contra el caño de escape. Bajé la patilla del vehículo para mantenerlo en pie, me saqué el casco y bajé tras ella con la intención de ayudarla de nuevo, una quemadura por un caño de escape es bastante doloroso.
Removiéndose en su lugar, ocultando un quejido por el dolor del reciente golpe, negó mi ayuda de forma brusca, en cuanto cayó en lo que hizo me sonrió falsamente mientras se enderezaba y alejaba su mano de su pierna lastimada -Estoy bien, gracias por traerme. Ya puedes irte- Comentó colocándose la mochila al hombro.
-¿Qué demonios te pasa?- Pregunté con mi ceño aún fruncido. Estudié con mis ojos sus movimientos, sus acciones y palabras. Definitivamente no era la misma Anna de hace unas horas, de hace unos días -¿Por qué te comportas tan extraño? Déjame ayudarte, sé que te duele, ya me ha pasado- Estiré mi mano hacía ella una vez más pero con un rápido movimiento se echó para atrás.
-Lo lamento- Agachó su cabeza un momento y volvió a mirarme mientras me entregaba el casco con lentitud -Estoy bien, de verdad- Sonrió -Gracias por traerme. De seguro te veré en un rato en el hospital. Nos vemos- Se despidió dejándome, prácticamente, con la boca abierta.
Giró sobre sus pies para alejarse de nuestra posición, miré su caminar de manera fija, le dolía la pierna, lo reflejaba en su forma de andar, negué con la cabeza y volteé sobre mí, dispuesto a irme. Mientras me volvía a colocar la correspondiente protección sobre mi cabeza estaba casi seguro de haber escuchado una voz. Me removí el casco a medio poner y giré la parte superior de mi cuerpo en busca de Anna, capaz ella me había llamado. A unos pasos de mi estaba Lucas, su hermano, frente a ella, hablándole con un tono fuerte.
-Oye, tranquilo- Advertí acercándome a ellos.
-¿Tú de nuevo?- Preguntó el castaño viniendo hacia mi. Tensé mis músculos al instante y me prepearé mentalmente para lo que de seguro pasaría. Sonreí con sarcasmo y troné los huesos de mis manos.
-¿Sucede algo?- Pregunté acercándome más a él hasta quedar totalmente enfrentados.
-¿Has viajado con este idiota Anna?- Preguntó sin desviar sus ojos de los míos, mi sonrisa no podía evitar incrementar al mismo tiempo en que mi sangre recorría mi cuerpo con adrenalina.
-Solo me trajo, Lucas, por favor, vayamos adentro- Imploró su hermana tomándolo del brazo -Lucas- Pronunció su nombre una vez más, pero con un tono ahogado.
-Te he dicho que nada de chicos, y caes con este imbécil- Por mis venas corría mi sangre a gran velocidad, mi espeso líquido rojizo personal era una mezcla de felicidad y ansiedad, realmente quería pelear con el estúpido de Lucas. No contesté a su comentario por el simple hecho de querer que haga incrementar mis ganas de pegarle. Mis ojos recorrían su cuerpo, estaba tenso, las venas de su cuello resaltaban, sus dedos prácticamente blancos y su mandíbula trabada a la hora de formular palabras me causaba diversión -¿Qué mierda has ido hacer con tus amigas Anna?- Volteó su rostro para mirar a su hermana -Ahora idiotas con motocicletas te traen a casa, ¿Te han enseñado su forma de vida hermanita?, Oh no, ¿Acaso te han pegado lo puta?- Sus ojos volvieron a posarse en mí.
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Siempre has sido tú
Teen FictionTres vidas se cruzan, dos de ellas arrastran un latente pasado en común, la tercera es la llave que las conecta. Un amor inquebrantable ante cualquier circunstancia. Un hombre que sabe amar, en todas sus formas. Un amigo, no tan nuevo, que vuelve...