Natalia
Unos empujones sobre mis hombros lograron despertarme, con la visión borrosa y los parpados pesándome, busqué al culpable de mi despertar. El brillante resplandor de las albinas bombillas me obligó a cerrar los ojos, acostumbrándome al poderoso destello, mis pupilas volvieron a ver con claridad. Unos débiles movimientos debajo de mis brazos, usados como almohadas, me sobresaltaron. Giré mi rostro al sentir una mano apoyada sobre mi hombro, Cata sonreía con la vista puesta sobre la cabecera de la camilla.
—Mira quien despertó— Soltó la rubia.
En milésimas de segundos mi vista ya estaba puesta sobre él, con las lágrimas amenazándome por salir, sonreí como hace alrededor de dos semanas ya no lo hacía —Bienvenido, hermanito—Hablé dejando que la alegría me invadiera.
Con una expresión de desconcierto, Nick nos observó junto con la habitación —¿Qué pasó?, ¿Dónde estamos?— Falló al intentar sentarse, mirándose a si mismo se sorprendió —¡¿Qué carajo?!— Con una facción de horror, su mirada se enfocó en mí —¡¿Qué demonios hago en el hospital?!
Intercambiando una mirada con mi amiga, no pudimos aguantar la risa ante su falta de memoria —Estás en el hospital— Comencé, pero la voz de mi hermano me interrumpió.
—No me jodas, ¿En serio?— Se burló con sarcasmo.
—¡Genial!— Suspiré pesadamente a la vez que ponía los ojos en blanco —Ni hace cinco minutos que despertarse y ya quiero que te vueltas a dormir— Continué con su sarcasmo.
Riendo a la par de Catalina, Nicholas consiguió sentarse —¿Cuánto dormí?
—No mucho, casi dos semanas— Contestó la rubia por mí, hincándose de hombros.
—Un nuevo récord— Bufoneó echando a reír.
Tirándome sobre él, lo abracé —Tarado, te extrañé.
En cuanto los brazos de mi compañero de sangre me rodearon, la rubia acotó —Los dejo solos, voy por algo de comer— Señalando hacia la puerta, tomó sus cosas y salió.
Cambiando su ánimo, mi hermano susurró —Perdóname.
Trayendo los dolorosos recuerdos de esa noche, mi pecho volvió a sentir él vació que quedó en mí —Eres un idiota por no contarme, tendrías que haber confiado en mí.
Aún escondido sobre mi hombro, se explicó —Ann no quería decirlo, el único que lo sabía era el abuelo. Se lo conté unos instantes antes de dejarnos— Su rostro volvía a posicionarse frente al mío, sus iris azules brillaban sobre lo rojizo del ardor que las lágrimas retenidas provocaban. Acaricié su mejilla y sonreí junto con él —Estaba asustado, pero él me dijo que sería un gran papá.
Sintiendo una gota resbalar por mi cara, asentí —Lo serás Nicky.
Secando su propio llanto, carraspeó recuperando su humor —¿Mamá está enojada?, ¿Y Ann?
Tomando su mano me senté junto a él —Ella estuvo triste, muy nerviosa por tus vacaciones en el hospital, pero sobre el futuro bodoque estaba contenta. Ann vino a verte todos los días, es más, de seguro llegará en un rato. Mamá le trajo la cena varias veces y parece una demente hablándole a la diminuta panza de tu novia— Volver a escuchar su carcajada alivió mi alma —Será una abuela pegajosa— Bromeé uniéndome a las risas de mi hermano.
—Me alegro— Relamiendo sus labios, se perdió en sus pensamientos.
Nicholas me contó todo sobre su futuro bebé, como se había enterado, la promesa que le hizo a nuestro abuelo y el avance en las ecografías, todavía no sabían el sexo del bebé, ya que no se dejaba ver. Cuando Nicky hablaba sobre su hijo, la felicidad le rebalsaba por los poros, su rostro se iluminaba y sus azulados ojos brillaban. Estaba feliz con esto, y obviamente, yo estaba feliz por él. No podía creer que mi hermanito iba a ser padre dentro de unos meses, jamás pensé que el día llegaría, aun era muy chico para una responsabilidad tan grande, pero sé que él podrá con esto, así como nuestro antecesor confió en él, yo también lo hago.
ESTÁS LEYENDO
Siempre has sido tú
Teen FictionTres vidas se cruzan, dos de ellas arrastran un latente pasado en común, la tercera es la llave que las conecta. Un amor inquebrantable ante cualquier circunstancia. Un hombre que sabe amar, en todas sus formas. Un amigo, no tan nuevo, que vuelve...