Capítulo 5

14.7K 777 27
                                    

Thiago.



-Los diseños para la decoración del Olympic los necesito para esta semana. ¡Tengo un equipo de trabajo detenido esperando por ello y no puedo perder más tiempo! -Cuelgo bruscamente.

Estoy que me llevan los demonios, el hecho de haber encargado la realización de diseños artísticos a unos principiantes me está pesando bastante, creo que voy a tener que tomar medidas drásticas, sin embargo, por ahora me encargaré de otros pendientes. Ha sido un día sorprendentemente estresante, de esos que hace mucho no pasaba. No puedo pensar en nada ahora, necesito salir de esta oficina e ir por algo de beber, de lo contrario todo será un desastre. Llamo a mi gran amigo que nunca me falla.

-Ey hermano... -me contesta animado-. Ya echaba de menos tu presencia, pero bueno, dime ¿a qué o a quien debo el honor de tu llamada? –como siempre haciéndose el gracioso, pero de una forma u otra acierta en cada ocasión. Me saca una sonrisa.

-No seas tan dramático, solo ha sido que no he podido llamarte antes. Ya sabes la constructora no da tregua. Necesito hablar contigo ¿Podemos tomarnos algo ahora? –esto me va a costar lo sé.

-Por supuesto que sí, ya sabes que estoy para eso y más. -ríe.

-Listo, te veo en el lugar de siempre. -cuelgo.

Tomo mi maleta bruscamente del sofá y salgo de la oficina en un par de zancadas. Afuera está en su cubículo la señorita Astrid, una de mis secretarias, concentrada en sus llamadas como siempre. La verdad, es bastante eficiente, siempre atenta a mis órdenes y necesidades y a pesar de que se le paga por ello hace más de lo debido, pero no me quejo ya que compensa los olvidos de la señorita Smith. Me sonríe al verme salir y le devuelvo el gesto, si algo bueno he de tener es que soy amable con las personas que trabajan a mi servicio. Segundos después escucho su voz desesperada tras de mí.

-Arquitecto Jones. -corre-. -Siento mucho molestarlo, pero usted tiene cuatro citas para el día de hoy y la próxima es en quince minutos. -No sé porque suena tan preocupada, no es nada nuevo en mi diario vivir.

-Ahora voy a salir, por favor pospóngalas todas y pida excusas de mi parte. -Ella asiente y sonríe con desgano, imagino que no ha de ser muy agradable tener que cancelar una cita quince minutos antes, pero ese no es mi problema ahora, solo quiero un trago, entro rápidamente en el ascensor y la dejo ahí quieta como un poste.

Llego a la parte baja del edificio y está esperándome Dante mi chofer desde hace varios años.

-Al bar de siempre, por favor -le ordeno.

-Por supuesto, señor -responde al tiempo que me abre la puerta trasera.

Finalmente, llego al bar Olleandro's, ubicado a diez minutos de la constructora. El bar es muy habitado pero tranquilo, siempre hay espacios disponibles para Max y para mí, pues hace mucho venimos y ya somos conocidos del lugar. Me recibe el portero con un gesto amable y me invita a pasar, hay unas cuantas mesas ocupadas, el aire está justo a la medida para el calor que hace afuera, la música como siempre suave. Saludo desde lejos a algunos conocidos y miro hacia la mesa del fondo donde acostumbramos a sentarnos Max y yo y ahí está, ha pedido Coñac y está disfrutando de la botella plácidamente. Lo saludo, me siento y suelto un fuerte suspiro de alivio, necesitaba estar aquí.

- ¿Qué te pasa hermano? se me hace extraño que quieras tomar un lunes a esta hora. -suelta una carcajada con ganas.

- Ya déjate de sarcasmos que justo hoy no estoy para tus cosas. ¿Hay algún problema en querer quedar con mi amigo un lunes a las dos de la tarde para tomar algo? cómo eres de mal agradecido eh. -Sonrío.

Esta Vez Te SalvasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora