Capitulo 3

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Thiago

Por más importante que sea una firma en un papel no me parece necesario tener que invertir tantas horas de mi tiempo en una misma tarea. Este viaje ya se vuelve intenso ¿A qué hora vamos a llegar? –me pregunto- y tengo miles de cosas que hacer en la oficina, no debería estar aquí, de nada sirve tener un montón de personas trabajando para mí sí de igual manera tendré que hacer estas cosas, se supone que para eso están, además no le veo problema a que me envíen contratos por fax una que otra vez, pero como a mi querida madre le gusta que todo negocio lo haga en persona, pues aquí estoy "si quieres algo bien hecho hazlo tú mismo" su lema.

A mi querida secretaria se le olvidó pedir mi avión privado de regreso así que me tocó viajar como cualquier otra persona, en vuelo ejecutivo. No sé porque aún conserva su puesto, no es la primera vez que me pone en esta situación. A parte del vino lo mejor de este viaje es Melany, la azafata, eso no lo puedo negar -efecto del alcohol- es rubia, alta, con una bella sonrisa y muy atenta. Hemos coqueteado todo el viaje y solo he logrado sacarle su nombre. Bueno... tampoco es que me interese mucho, pero la invitaría a dar un paseo algún día, pensándolo bien no está mal viajar así de vez en cuando, pero por decisión propia, no porque a alguien se le olvide hacer su trabajo.

Después de un tiempo de tratar de distraerme en alguna cosa, reviso una vez más los documentos donde se estipula la asociación entre mi constructora y la constructora Wayler en España. Todo está en orden. No es que no esté seguro de lo que firmo, pero viendo lo eterno que esta este viaje no queda de otra. Miro el reloj y según mis cálculos falta bastante aún.

Organizo los documentos dentro del maletín y lo acomodo en mi regazo de nuevo. Luego veo a una chica desfilar muy segura de sí misma por el pasillo del avión e intuyo que no es de esta clase, su pinta lo dice todo, demasiado sencilla para que la dejaran subir aquí, además si así fuera, para mi ojo no hubiese pasado desapercibida. No es muy elegante, pero si lo bastante atractiva para dedicarle unas cuantas miradas y más... si se puede. Es joven, estatura promedio, cabello castaño y una buena figura, muy sexy, por cierto. La sigo con la mirada mientras se dirige al sector de los baños. Ya siento ganas de ir yo también, sin dudarlo me levanto en seguida de mi lugar y la sigo a paso lento.

Llego al destino, pero no la veo por ninguna parte. Igual tampoco sé cuáles son mis intenciones, pero quiero verla bien. Necesito verla. Lo extraño es que, a diferencia del baño de los hombres, el de las mujeres está abierto y obviamente no hay nadie dentro, pues me he encontrado con una señora de edad en el pasillo... no lo puedo creer. Una risa divertida se me escapa de los labios de sólo pensar lo que esta chica ha hecho.

Intento entrar al que se supone es mi baño, pero no abre y me imagino el porqué. –Que tremenda eres. Pienso. Te gusta jugar ¿eh? Intento abrir una vez más y nada, me pregunto ¿qué tanto hace que no sale?

Mi curiosidad es tanta que me quedo ahí esperando, la azafata está rondando con frecuencia y creo que, en algún caso, seré su tabla de salvación. Cuando por fin veo que se mueve el pestillo, me apresuro a entrar a la vez que cierro la puerta tras de mí. La tomo por los hombros y la estrecho contra la pared, ella no dice nada, pero parece nerviosa, yo en su lugar también lo estaría. No comprendo muy bien porque está aquí, pero en estos momentos tampoco me importa, en realidad me siento como un loco desubicado haciendo esto. ¿En qué estoy pensando? La retengo un rato más, mientras que pienso en algo creíble para justificar lo que he hecho, pero estoy tan cerca de ella que no puedo pensar con claridad, siento su respiración acelerada y puedo reconocer el olor de su cabello. Manzanilla.

El alcohol me pone ligero y ella me tienta. Siento la necesidad de acariciarla o besarla, o todo a la vez, cuando me decido a hacerlo se remueve contra mí. Me niego a soltarla mientras no sepa lo que vaya a hacer, estoy intentando aclarar mi mente y este silencio ya se vuelve incómodo, ella se amolda también a mí que parecemos uno solo me atrevo a decir que si alguien entrara en ese momento no la notaría. Estar con una mujer a solas en un baño y con alcohol en la sangre no me hace bien, no le conviene a ninguno de los dos, ella se mueve una vez más y me obligo a soltarla.

Escucho a lo lejos que me hace unas preguntas, pero no comprendo muy bien solo estoy intentado controlar este instinto animal. Hace mucho no me pasaba algo así. Odio no haber podido hacer nada, pero creo que si hubiera dado un paso más no hubiese podido parar hasta saciarme. Solo miro al piso, necesito aclarar mi cabeza, cuando reacciono veo que intenta irse y eso si no lo puedo permitir. La tomo por el brazo y no me queda de otra que inventarme una excusa que a la final resulta ser lo bastante creíble, se sonroja por lo que le digo y se ve tan hermosa, tiene un rostro agraciado, unas pestañas que le resaltan los ojos y unos labios... le tiemblan por los nervios y eso la hace ver mucho mejor.

Llevamos un poco más de cinco minutos dentro y ya empieza a resultar sospechosa la situación. A mi poco me importa al fin que estoy donde debería estar, pero no me agrada la idea de que ella se ganara una sanción o algo parecido por estar en un lugar que no le corresponde. Así que después de sacarle cierta información -nada personal- me dirijo a la entrada para cerciorarme de que nadie la vea al salir.

Cuando le hago la señal para que salga, por un momento parece no comprender. Luego se dispone a salir y aprovecho el momento exacto cuando pasa por mi lado para soltarle una frase que sé que escuchó a la perfección. Sigue su camino contoneándose y me quedo pensando en lo bien que se ve.

«Y que tonto fuiste al dejarla ir así nada más» me grita la conciencia.

Quedo como frustrado, pero me resigno y vuelvo a mi lugar, me tomo dos copas más de vino y me quedo pensando en lo que le dije y por mi cuenta corre que así sea. Nos volveremos a ver, y me encargaré de que en esa ocasión el final sea distinto obviamente a mi favor o dejo de llamarme Thiago Jones. 


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