Capítulo 8

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Emy carraspea y eso logra sacarme de mi burbuja de pensamientos, la miro y su mirada es interrogativa, no sé si fue tan obvia la situación o esta mujer me conoce muchísimo. Levanto los hombros restando importancia y le sonrió un poco, pero la verdad creo que me salió más una mueca. Max se siente frente a mi junto a Emy y don intimidante se sienta a mi lado, siento su presencia, aunque no lo mire, el calor de su cuerpo me llama, me siento tan tonta, parezco una adolescente. Max dice algo y Emy ríe como embobada, bueno al menos alguien ha roto este hechizo, pero yo sigo sin reaccionar, tomo de un sorbo todo lo que quedaba de mi coctel, Emy me mira con la boca abierta y él se acerca a mí y me habla.

–Con calma, preciosa. –me dice bajito y cerca del oído, muy cerca para mi gusto. Pero como se atreve a dirigirme la palabra como si nada cuando hace pocos días me estaba acorralando en un baño de avión, no tiene vergüenza este hombre.

El líquido se desliza frio por mi garganta y es como un trozo de hielo en una caldera, se me baja un poco la tensión y giro la cabeza para poder mirarlo de frente y hago un gesto que para mí significa ¡Jodete!

-Estoy muy contenta de que hayan venido. –Les dice Emy

-Ya sabes que me encanta complacerte. – le responde Max tomándole la mano y llevándosela a los labios. Ella sonríe y se besan apasionadamente.

Me remuevo un poco incomoda en mi silla y Thiago carraspea bajito. Llega otra ronda de bebidas a la mesa.

- ¿Brindamos? –pregunta él. Tomando su copa mientras me mira de reojo.

-Por supuesto –responde Max una vez deja de comerse a mi amiga a besos. Emy sonríe satisfecha.

-A ver, brindemos por una noche espectacular y de encuentros tan satisfactorios. –dice esbozando una sonrisa y levanta la copa hacia el centro de la mesa, yo sigo pensando que es un descarado y que el destino a movido sus cartas para ponerlo de nuevo en mi camino.

- ¡Salud! -responden los demás porque yo no soy capaz de gesticular palabra, levanto mi copa y brindamos. Acabamos las bebidas y suena una canción un tono un poco romántico, casi todas las parejas salen a bailar y Max toma a Emy de la mano, la arrastra hacia la pista y ella lo acepta feliz. Quedamos los dos... solos, yo mirando a un punto fijo en cualquier lugar y el al parecer disfruta de mi incomodidad.

-Por fin solos. -Me dice. Yo sigo igual como si no hubiera escuchado, ignorarlo es lo mejor que puedo hacer. - ¿Qué tal su viaje señorita Stone? –Dice sarcásticamente. Siento pena de recordar eso y él lo sabe, es un insoportable, pero yo también puedo jugar.

-Con muchos tropiezos, pero bien finalmente. –digo mirándome las manos y lo escucho reír bajito.

-Ya veo. –Apunta. Se levanta de su silla y me tiende su mano. - ¿Bailamos?

-Perdón, pero no bailo. –Miento descaradamente.

-Vamos yo la guio, no es muy difícil. –sigue esperando. -No me va a dejar con la mano tendida ¿o sí? –habla con tono de decepción. Pensando en que es más fácil aceptar que dar explicaciones, le tomo la mano de mala gana y nos dirigimos a la pista. –Gracias. –finaliza.

Me toma una mano y la otra la lleva hasta su hombro, pone su otra mano en el centro de mi espalda y me apega a él, muy cerca, siento casi todo su cuerpo y creo que me voy a estremecer.

-Justo así. –dice y empezamos a movernos muy lento al ritmo de la balada. Sentir su mano tibia en mi espalda descubierta me hace sentir más de lo que podría pensar, ese contacto es tan cercano que me pone a pensar muchas cosas, esas manos acariciándome, son tan grandes...

Esta Vez Te SalvasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora