Capítulo 49

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Thiago

Después de la oficina llego a casa dispuesto a hablar con mi madre, creo que es hora de cerrar este ciclo, le debo una disculpa por mi comportamiento durante todo este tiempo, por no haber podido comprenderla. Son las tres de la tarde y se me hace extraño llegar a esta hora, la poca costumbre, todo está en silencio y no se ve movimiento alguno a parte de Azael que está en la entrada como casi siempre.

-Buena tarde Azael, ¿se encuentra mi madre en casa? –pregunto al entrar.

-Buena tarde joven, la señora Kathie se encuentra en su habitación.

-Y... ¿Abril?

-La señorita Abril se encuentra en la cocina con Lucy. ¿Algo más joven?

-Así está bien Azael. Muchas gracias. – asiente cortésmente.

Voy hasta mi habitación y me refresco un poco, luego me dispongo a ir hasta la habitación de mi madre, pero me entra la curiosidad de saber qué hace Abril en la cocina con Lucy y me acerco con cautela, la escucho reír y me tranquiliza saber que en mi ausencia se distrae un poco, observo por las rendijas de la puerta y veo el motivo de su felicidad, un pote de helado... Que más podría ponerla tan de buen humor. Al parecer Lucy también está feliz disfrutando de una porción de helado y de las ocurrencias de Abril.

-Buenas tardes madre... -la saludo desde la puerta y me voy acercando, estaba leyendo una novela y cuando me ve cierra el libro y se quita los lentes.

-Hola hijo, que sorpresa tenerte aquí tan temprano, ¿sucede algo?

-No... no te preocupes es sólo que no había muchos pendientes en la oficina y decidí venir, quiero hablar contigo un momento, hace mucho no lo hacemos. -Me mira extrañada como si no lograra comprender lo que le quiero decir. Me siento en una de las sillas de su escritorio y pidiendo su permiso bebo un poco de su refresco de fruta.

-Cuéntame mi vida, soy toda oídos.

Y de esa manera le expongo los motivos de mi comportamiento, mis dudas y conflictos al enterarme de esa gran verdad. Al hablarle me despojé de todo mi ego y pude escucharla atentamente sin juzgarla por el pasado, entendí que cada quien es dueño de lo que calla y que en mis manos no estaba cambiar ese destino, si las cosas sucedieron así no queda de otra más que remediarlas y continuar. Le comenté lo que hablé con Steven y la relación que pensaba llevar con él de ahora en adelante. Finalmente, entre lágrimas nos perdonamos y prometimos seguir siendo unidos como lo habíamos sido desde antes, las cosas pasan, pero nunca ella dejará de ser mi madre ni yo su hijo. Reconozco que he madurado, he crecido personalmente, me he vuelto una persona más sensible a pesar de mi testarudez y mi mente tan cuadriculada.

Después de esto, sólo me queda una misión... la reconciliación con Abril.

Voy hasta la cocina para ver si aún sigue ahí pero no, Azael me informa que se encuentra dando un paseo por el jardín, entonces me dirijo hacia allá. La observo desde lejos acariciando algunas plantas distraídamente, lleva su cabello recogido en un moño desordenado, una blusa holgada y unos vaqueros ajustados, recuerdo que así iba vestida cuando la conocí. Me pregunto qué pensará mientras deshoja una margarita.

-Si te quiere... -susurro a la vez que me detengo justo detrás de ella. Al sentir mi presencia se exalta y deja escapar un sonido ahogado que expresa ese punto medio entre sorpresa susto. –Tranquila, soy yo. –Se gira y me mira con algo de desilusión.

-No esperaba verte tan temprano. –comenta tomando el camino de regreso a la mansión. Yo la sigo.

-Vaya, vaya, ¿tan insoportable soy que nadie se alegra de verme temprano en mi propia casa? –apunto con sarcasmo. Ella no dice nada. Estiro un poco mi mano y despacio la tomo por el brazo haciendo que se detenga.

Esta Vez Te SalvasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora