Capítulo 28

10.1K 557 53
                                    

!Maratón! oh si.

*

- ¿Pero sabes qué fue lo más gracioso? –Santhiago ríe incontrolablemente. Estamos en la habitación y divirtiéndonos con las ocurrencias de la cena –Tu cara cuando mi madre hizo la pregunta del matrimonio, es inolvidable. –Risas-. Desde que entramos a la habitación no ha dejado de burlarse de mí, es insoportable, aunque también me causó gracia todo eso.

-Ah ¿y la tuya qué? no estabas tan relajado que digamos. Mi respuesta fue tu salvavidas, acéptalo. –Fue todo muy divertido y no paramos de reír.

-Sí, un poco, ya ves, mi madre sabe cómo hacer pasar un momento incomodo a cualquier persona, pero mira que te acaba de conocer y ya te quiere casar, eso es buena señal.

-Seguro se quiere librar de ti lo más pronto posible... por cierto, me dejó pensativa su comentario de no haber podido reflexionar en algunas cosas, ¿sabes a que se refería con eso? – la expresión de Santhiago pasa de divertido a serio.

-Yo también me quede pensando en eso, no sé qué quiso decir, pero hasta donde recuerdo ella fue muy feliz con mi padre, no sé exactamente por qué lo dijo, eran una pareja perfecta a mi parecer, siempre que los veía me convencía más de querer formar una familia así, llena de amor y tranquilidad. –Toma mi mano y me besa el dorso, es tan tierno. En el fondo es un hombre sensible y amoroso a pesar de su frialdad para negociar y todo lo demás, cada día me convenzo más de que con él es que quiero estar cada instante de mi vida. –¿Mi amor?

- ¿Humm? –al parecer me he quedado viéndolo como tonta y no me he dado cuenta de algo.

-Tu mente se ha ido de aquí y ha dejado tu cuerpo ¿qué piensas?

-En lo mucho que te quiero y lo importante que te has convertido para mí.

-Sabes que te has convertido en mi vida, mi luz... que lo que he vivido contigo ha sido lo mejor que me ha pasado, no concibo estar sin ti, que si me dejaras no sabría qué hacer. –Sus ojos son mi reflejo, ese brillo tan especial que toman cuando me habla de esa manera, todo mi cuerpo se estremece ante sus palabras, mi corazón late con fuerza y mi boca se humedece. Yo siento exactamente lo mismo que él, pero me da miedo aceptarlo, hay una barrera que no me deja ser totalmente sincera con él, aún tengo miedo a equivocarme, a dar todo de mí y terminar perdiendo, mi desconfianza me juega una mala pasada pero no me quiero perder de nuevo. Tomo su cara entre mis manos y lo beso dulcemente, saboreándolo despacio, tal vez esta sea la respuesta que el necesite ahora y que yo no le sabría dar con palabras. Nuestro beso se alarga más de lo pensado y la situación cambia de tierna a pasional, me acaricia la espalda de arriba a abajo tentándome y con sólo recordar lo que dijo antes de salir, una oleada de placer me recorre el cuerpo.

Por un momento recuerdo en dónde nos encontramos y mi mente reacciona. Doy por terminado nuestro beso.

-Espero que estés lista, porque hace mucho que he estado pensando en mil maneras de quitarte ese vestido. –Con solo escucharlo, mi entrepierna palpita de placer, la anticipación con Santhiago es tormentosa, él sabe que decir, cómo y en qué momento hacerlo. En el sexo no lo cambiaría por nadie. Pero hoy no es el día y no sé cómo decirlo.

-Ehhh, amor... -pongo un poco de distancia entre los dos -Yo también quisiera, pero estamos en la casa de tu madre y no me parece correcto. –Su expresión cambia notablemente, no le ha caído muy bien mi respuesta y se nota.

- ¿Es enserio? pero no vamos a hacer nada que ella no haya hecho ¿O que crees? ¿Qué a mí me trajo la cigüeña?

- ¡Santhiago! –Le regaño aunque su respuesta me causa gracia.

Esta Vez Te SalvasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora