Capítulo Treinta

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TREINTA



3 de Julio, 2011.

Maryorie, una de las compañeras de trabajo a la que no le caigo bien, no se ha dado cuenta que Harry Jefferson y yo estamos detrás de ella, escuchándola hablar cosas groseras y desagradables sobre de qué forma conseguí el proyecto de BG.5.

Creo en la competencia sana que te impulsa a sacar todo tu potencial, pero detesto la envidia laboral y los chismes malintencionados. Todos pertenecemos en esta editorial y no entiendo cuál es el maldito problema de que yo quiera crecer tal como ellos también lo desean.

Si lo hacen ellos, en sus cabezas está bien, pero si soy yo, creen que no lo merezco.

No me gusta que Harry lo esté escuchando y que otros compañeros se presten a reír o no la detengan, admito que también me duele, pero finjo que no es el caso porque siempre me he esforzado en que no me vean como una niña o indefensa.

—Maryorie —digo detrás de ella deteniendo sus tonterías denigrantes—, no creo que al señor Jefferson le guste escucharte hacer suposiciones del tamaño de su miembro ni cómo crees que lo puso en mí, sin contar que podría demandarte por ello si quisiera —Volteo hacia Harry—. ¿Quieres demandarla?

Harry evalúa mi rostro antes de mirar a la mencionada.

—Quiero respeto, para ti, para mí, para cualquier empleado. Por esta vez lo dejaré pasar, pero espero no tener que escuchar nuevamente un comportamiento tan ofensivo y vergonzoso o tendré que llevar esto con Amelia y recursos humanos.

—Me disculpo, señor Jefferson —Se apresura a decir Maryorie—. No hay excusas para lo que hice, pero prometo que no volverá a ocurrir.

—No soy el único a quien le debes unas disculpas.

Maryorie aprieta los labios antes de mirarme, pero tras una profunda respiración me da la disculpa más falsas que ni siquiera me molesto en aceptar incluso si me hace lucir como una malcriada.

—¿Amelia está en su oficina? —pregunto a otro compañero.

—No, está en una reunión.

Doy un asentimiento y camino hacia mi pequeña oficina siendo seguida por Harry que les da una cordial despedida.

Espero a que pase para cerrar la puerta y gruño de frustración apretando las manos.

—Me tiene tan cansada ¿Por qué no me toma en serio? Yo respeto su trabajo ¿Qué le impide respetar el mío?

—A veces los celos laborales son incómodos y las personas no saben manejarlo.

—Lo que dijo fue una bajeza. Sí, estoy durmiendo contigo, pero no conseguí este proyecto con mi cuerpo ¿Qué pensarán los demás cuando sepan que estamos juntos?

Es una preocupación genuina porque, aunque trato de que no me importe, quiero ser respetada y que mi trabajo hable por mí, pero los chismes serán inevitables.

Harry no sabe qué decirme porque es consciente de que hablarán, sin embargo, lidiaré con ello cuando eso suceda. Seguiré viviendo en mi nube de romance.

Él se acerca a mí y aunque no me toca, su mirada se siente como una acaricia.

—Lamento que nuestra relación te ponga en esta situación, pero el equipo de BG.5 y nosotros somos consciente de tu talento, estás haciendo algo grandioso con esta biografia y eso hablará por ti, cuando se publique no habrá manera en la que atribuyan tu logro al fabuloso sexo que tenemos.

Río ante lo último y él me guiña un ojo.

—Eres una estrella que brilla demasiado y eso intimida, son conscientes de que tu brillo no se compra, es nato, es tuyo y es tonto cuestionarlo, Kae.

Me encanta cuando me llama Kae porque lo hace sonar íntimo, cercano, cariñoso.

Me da un beso rápido y luego se sienta en la silla del otro lado de mi escritorio, comenzando a leer las notas que le dejo en la laptop mientras reviso otro manuscrito impreso.

Venir a leer cosas de la biografía fue la excusa de ambos para pasar más tiempo juntos, pero no lo admitimos. Me gusta enfrascarme en el manuscrito, pero alzar la mirada y encontrarlo ahí, su pie rozando mi pierna y la expectativa de que cuando termine mi horario laboral podré devorarle la boca a besos antes de ir por mi hijo.

Aun no me acostumbro a la presencia de Harry en mi vida o a tener un novio, pero admito que me gusta todo este cambio en mi rutina.

Mi teléfono vibra y lo ignoro durante unos minutos antes de abrir el mensaje de un número desconocido.

Número desconocido: Debemos hablar, seriamente, sin interrupciones y como personas maduras. Jake B.

Mi ira se despierta de forma inmediata y tiene un sabor amargo, una acidez se asienta en mi estómago y mi cuerpo se siente caliente.

No solo llama a casa de mis padres, sino que ahora decide atosigarme con mensajes ¿Qué es lo que quiere? ¿No se da cuenta de que estábamos bien sin tener ningún tipo de contacto?

La furia me invade y aunque sé que no debería responderte, escribo un mensaje.

Kaethennis: Seriamente me gustaría patear tu culo, déjame en paz, te lo estoy advirtiendo una vez más

Número desconocido: dos palabras: Harry Daniel.

Kaethennis: Cuatro palabras: vete a la mierda.

—¿Por qué estas frunciendo el ceño? ¿Quién te hizo molestar? —pregunta Harry y me encuentro con su mirada.

Ni siquiera noté lo ruidosa que se puso mi respiración reflejando mi molestia ni lo fuerte que aprieto mi mano libre hasta clavarme las uñas en la palma.

—Un imbécil que al parecer no entiende lo que es un no.

—Puedo hacerlo entender si gustas —ofrece y eso me hace sonreir un poco.

No puedo imaginar a Harry lastimando a alguien, siempre parece tranquilo y sus discursos son una gran arma.

—Tranquilo, me haré cargo de esto.

Mi teléfono vibra una vez más y quiero ignorarlo, pero acabo por abrir el nuevo mensaje.

Número desconocido: Por los buenos tiempos tú y yo vamos a hablar, sea tarde o temprano

Kaethennis: Por los buenos tiempos es que no corte tus pelotas jodido imbécil

Bloqueo el número al darme cuenta de que estoy cayendo en sus provocaciones. Quiere hacerme ver como la inmadura e irracional, quiere borrar el pasado y entrar a la fuerza en el presente.

Vagamente me angustio pensando si mis decisiones son egoístas y no están a favor de mi niño, pero entonces recuerdo el desinterés de Jake por Dan, ni siquiera entiendo por qué ahora quiere hacer todo este lío. No le interesa ser padre, no le interesa conocer a un niño maravilloso, no le importa perderlo una vez más.

¿Qué es lo que quiere? ¿Y por qué no puedo evitar sentir miedo? Me aterra la idea de él acercándose a mi hijo, no me gustan sus mensajes, sus llamadas, sus apariciones, no me gusta la manera en la que a la fuerza quiere entrar en nuestras vidas.

Salgo de mis pensamientos inquietos cuando una boca suave se presiona contra la mía y tras parpadear para orientarme, termino sonriendo debajo de los labios de Harry antes de que se aleje apenas unos centímetros.

—Estaba comprobando si con un beso la expresión molesta se iba de tu rostro ¿y adivina?

—¿Qué? —susurro.

—Funcionó, mis besos te tranquilizan.

—No, tus besos enloquecen a mi cuerpo, se siente como meter el dedo en un tomacorriente. No hay nada tranquilo sobre ser besada por ti.

Y me encanta porque por un momento, ese pequeño beso mágico me hace olvidar a Jake, pero eso no dura demasiado porque la preocupación se instaura y sé que no hará más que crecer.

¿Qué es lo que quiere Jake Bell?

H de Harry (BG.5 libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora