Capítulo Dos

1.2M 90.1K 77.3K
                                    

DOS

23 de agosto, 2008

Mis ojos quieren cerrarse mientras Dan —como llama mi familia a Harry Daniel— como una sanguijuela se encuentra pegado a mi pecho izquierdo. Con los ojos a medio cerrar me fijo en la hora en el reloj en la mesita de noche: 3:15 am. En automático bostezo mientras miro los ojos muy abiertos de mi bebé y me es inevitable no acariciarle el abundante cabello.

—¿No tienes planes de dormir pronto? —Le pregunto en un susurro.

Su respuesta es liberar mi pezón para comenzar a llorar, así que rodando los ojos lo ayudo a engancharse de nuevo para que siga comiendo.

Toma media hora para que se sienta saciado y pueda cargarlo en una posición diferente para ayudarlo a liberar sus gases. Lo siguiente es un cambio de pañal, mecerlo y compartir un momento de conexión de miradas en los que me siento orgullosa de mi decisión.

Sus bostezos me dan esperanzas de que pronto se dormirá y toma exactamente una hora que se duerma. Agotada, lo acuesto a mi lado y me acurruco a su alrededor, manteniendo la luz de la lampara y maravillándome con su existencia hasta quedarme dormida.

Cinco segundos, poco menos o poco más, es lo que me toma escuchar el llanto de Dan. Lo tranquilizo en mis brazos y pronto me doy cuenta de que nuevamente tiene hambre. En tanto come, me doy cuenta de que son las 6:00 am.

Ha pasado un mes y dos semanas desde su nacimiento y aun es duro adaptarse a estas extrañas horas de sueño, desearía poder descansar un poco más.

Con un bebé saciado y libre de gases, bajo a la cocina, encontrando que mis padres ya se encuentran despiertos comenzando su mañana y apenas papá me ve, no duda en venir por su nieto mientras mamá me sonríe y continúa cocinando.

—¿Quieres que te prepare el desayuno, Kaethennis? —me pregunta mamá.

—Lo agradecería mucho —respondo en medio de un bostezo—. Tengo tanto sueño.

—Lo haces bien, cariño —Me asegura mamá con dulzura y sus palabras me calientan el pecho.

—Tal vez debas ponerlo en el coche —Le sugiero a papá asintiendo hacia mi hijo—, no quiero acostumbrarlo a estar en brazos.

—Claro, cariño —Es justo lo que hace—. ¿Necesitas que traiga algo cuando vuelva del trabajo?

—Talco y un paquete de pañales, por favor —pido avergonzada.

No me gusta la idea de que, por el momento, mis padres cubran mis gastos y los de Dan. Deseo tanto independizarme y ser la mamá que mi bebé merece.

***

—Él es tan perfecto —suspira mi mejor amiga, Bridget, besando el rostro de Dan que solo la mira desde el coche.

—Por favor no dejes tu labial sobre él, puede resultar alérgico.

—Kae, casi no te reconozco.

—Lo sé, luzco horrible —concuerdo pasándome una mano por el cabello.

—No me refiero a eso. Hablo de que ya no luces como la chica fiestera, luces como una... mamá.

—Soy una mamá —Le recuerdo al terminar de limpiar la cocina—. Muero por volver a la universidad.

—Te apuesto a que no querrás despegarte de Dan.

Ella no se contiene y lo alza en sus brazos.

—Cuando Dan llore por estar en el coche, iré y lo dejaré en tu casa, porque por Dios que tiene un llanto increíblemente fuerte.

H de Harry (BG.5 libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora