Capítulo Cuarenta y Tres

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CAPÍTULO CUARENTA Y TRES

30 de octubre, 2011

Me es imposible no mirar con fijeza los nudillos de Harry, al menos su labio ya sanó.

—¿Esos nudillos no afectaran tus ensayos, Harry?

He pasado días sintiéndome culpable por la situación. No quiero ser su problema y tener estos pensamientos me ponen alerta porque están a punto de hacerme retroceder todos los pasos que he conseguido dar.

—Para nada, es apenas un rasguño —responde con suavidad y mirándome con fijeza.

Sé que de alguna forma él percibe que estoy retrocediendo, tampoco es que he intentado ocultarlo ni siquiera hemos hecho el amor desde el acontecimiento ni hemos tenido acercamientos románticos.

Dan es quien ha estado disfrutando de él, acaparando su atención y estoy bien con ello porque entonces la soledad me ayuda a asimilar toda la corriente de emociones que está abatiéndome.

Todos estos problemas están afectándome incluso en mi lugar de trabajo, y ahora más que nunca quiero demostrar que me merezco mi ascenso, pero es difícil concentrarse.

Sé que Harry está tratando de entender cómo me estoy sintiendo, pero no quiero que lo sepa porque ciertamente ni yo misma quiero saber las clases de decisiones que mi mente está ofreciéndome para sentirme segura y tener una vida tranquila.

—¿Qué está pasando por tu mente, Kaethennis?

Niego con la cabeza y dejo mi mirada única y exclusivamente en Dan, es más seguro de esa forma.

***

1 de noviembre, 2011

Harry ya está listo para irse, Dan y yo lo vemos caminar hablando por teléfono, creo que mi hijo está a punto de llorar, sus labios temblorosos y ojos húmedos me dan las claras señales de que el niño se lo pondrá difícil a Harry.

Por mi parte estoy perturbada de estar necesitando mi espacio, es como si estuviera empujando a Harry a que parta rápido para de esa manera poderme encerrar en mí misma y mi hijo, y los problemas que ahora presenta Jake.

Harry no es tonto, creo que él está molesto de mi distancia hacia él, pero es paciente, me gustaría que explotara, que no se contuviera y me dijera toda su molestia, quizás de esa manera yo reaccionaría.

Harry da por finalizada la llamada y con el ceño fruncido se acerca a mí, tomándome el rostro entre sus manos.

—Nos veremos pronto, lo prometo.

No le doy respuesta y eso lo tiene profundizando el fruncimiento de su ceño.

—Te amo —murmura y el silencio reina— ¿Kaethennis?

—¡No quelo! —Protesta Dan haciendo que los ojos de Harry pasen a él y me libere de su agarre.

Con una sonrisa él se agacha a la altura de Dan como hace cada vez que va a despedirse.

—No hay que llorar, nos veremos pronto—promete besándole la frente—, te amo.

Ti amu.

Harry ríe y mi hijo lo mira fijamente con los ojos llenos de emociones. Cuando Harry se pone de pie, Dan ladea la cabeza pareciendo pensativo para luego lucir deslumbrado como si lo viese por primera vez.

Trago en seco, no sé lo que esa mirada quiere decir.

—¡Un papi! —Grita Dan señalando a Harry.

Jadeo audiblemente mientras Harry se detiene y abre los ojos con sorpresa, mirando de Dan a mí, creo que estoy temblando mientras aprieto mis labios.

Oh Dios, oh Dios.

Un papi.

Azul un papi —dice Dan con entusiasmo agarrándose a la pierna de Harry—. Papi, papi. Mío papi, papi mío.

Salgo de mi shock y tomo la mano de Dan quien se queja y creo que Harry sabe perfectamente lo que voy a hacer porque niega con la cabeza.

—No, Dan.

Papi.

—No —le repito.

¡Papi!

—¡He dicho no, Harry Daniel!

Estoy horrorizada de que acabo de gritarle a mi hijo y no soy la única, Dan da pasitos hacia atrás y comienza a llorar mientras se esconde detrás del sofá.

Me mira como si no me reconociera.

Harry intenta acercarse y lo detengo, quiero estar sola. Quiero que se vaya.

—¿Qué ésta sucediendo contigo? — pregunta entre dientes mientras Dan llora desde detrás del sofá.

—Quiero que te vayas ahora, no está bien... estás confundiendo a Dan.

—¿Lo estoy confundiendo? Explícame cómo lo estoy haciendo.

Me siento fuera de mí, como si estuviera experimentando alguna clase de crisis, estoy enloqueciendo.

—Tú no eres su padre, no es justo... él lo cree porque has pasado mucho tiempo con nosotros y...

—¿Y qué? — pregunta apretando su mandíbula.

—Y tal vez debemos tomar distancia.

—¿Debemos?

Asiento porque no tengo las palabras para decírselo ni siquiera puedo mirarlo a los ojos y escuchar a Dan llorar solo hace todo más confuso.

Harry comienza a reír, pero no es una risa feliz, es una amarga incluso diría que sarcástica.

—¿Sabes qué? Lo he intentado, de verdad que lo hago. Quise pasar todo este tiempo contigo, pero no sé qué sucede, te has cerrado. Comprendo todos tus miedos, pero no puedo simplemente dejar que cierres tus puertas, que me trates como si no te importara. No merezco esto.

»Te amo y amo a Harry Daniel, pero parece que aunque lo sientes, no sabes o no quieres hacerlo. Ahora estás diciendo que debemos tomarnos un tiempo, pues bien, podías haberlo dicho antes de que me enamorada de ti y de tu hijo, antes de amar la idea de nosotros tres juntos. Siempre estoy intentando derrumbar tus muros, pero ya esto no sé ni qué decir.

Su respiracion es agitada y se ve afectado por la situación, tanto o más que yo. Mira detrás de mí a Harry Daniel llorando y parece tener un momento duro para decidir si seguir mi indicación de no acercarse o pasar sobre mí. Respira hondo.

—Supongo que sabré de ti si así lo quieres, he acabado aquí. Espero y yo haya sido de alguna enseñanza en tu vida —dice con amargura— y lamento haberte causado tantas molestias, Kaethennis.

—Harry...

Él me mira invitándome a proseguir, pero sin darme cuenta me cruzo de brazos.

Niega con la cabeza y creo que la única razón por la que no azota la puerta es porque Dan ahora llora más fuerte cuando lo ve salir.

—¡No! —llora Dan mientras intenta abrir la puerta— ¡Papi!

Intento tomarlo, pero se retuerce, no quiere que lo toque mientras intenta abrir la puerta y llora más fuerte.

Temía que Dan se viera afectado cuando todo terminara, pero no creí que fuera yo quien pusiera fin, mucho menos la que rompiera el corazón de los Harry.

—Ven, cariño.

—¡No quelo! —grita Dan aferrado a la manilla de la puerta—. ¡Papi ven!

Mis propias lágrimas se derraman escuchando a mi hijo llorae por el hombre al que ha decidido amar como a un padre.


H de Harry (BG.5 libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora