La vida en familia es complicada, las peleas y el dolor pueden ser cosa de todos los días, así como también el amor y el apoyo que te dan, no sólo la familia de sangre es tu familia
Viktor alfa, Yuri omega y Yurio como su pequeño hijo omega
*ome...
Se sentía destrozado, su alfa interno estaba completamente decaído, quería regresar con Yuri, quería abrazarlo y dormir a su lado, relajarse completamente con las feromonas del menor, y pero no podía hacer eso.
Yuri aun era pequeño como para saber que es lo que quería, no deseaba que el omega se sintiera presionado con su presencia, solo que el mismo escogiera, aun si eso significaba alejarse de el, y sufrir por ello.
Suspiro dejándose caer contra el colchón, aquel departamento se sentía sumamente solo y frío, quería a Yuri cerca de el, lo necesitaba.
El ruido de su celular rompió sus pensamientos, con pereza lo tomo, observando con dificultad la pantalla, sin muchos ánimos de hablar con alguien respondió la llamada.
-¿Irina?-
-¿Otabek?, ¿donde estas?- la cantarina voz de la omega termino por despertarlo
-en casa, ¿sucedió algo? ¿necesitas que haga algo por ti?--
-¿que acaso no te puedo llamar sin que necesite un favor?- a pesar de decirlo con enojo casi pudo ver a la omega haciendo un tierno puchero con las mejillas sonrojadas
-Irina- dijo sin mas, con voz divertida, la conocía desde hace tiempo, sabía cómo era
-bueno...la verdad es que acabo de llegar a Rusia y...-
- quieres quedarte en mi casa y que vaya por ti- cualquiera vería con malos ojos que un alfa y un omega vivieran juntos y más aún si no eran familiares, pero sabía que los padres de ella confiaban en el lo suficiente como para permitirlo
-no es necesario que vengas, solo envíame tu dirección-
-iré, ya es tarde puede ser peligroso, además de que puedes perderte-
-oww, eres tan lindo beka-
-llegaré en un par de minutos-
-ya quiero verte-
Sin decir nada más, colgó.
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Sentía los rayos del solo en su rostro, era bastante obvio que ya había amanecido, pero no quería levantarse de su cama.
Con pereza se removió entre la sábanas, cubriéndose con ellas, los ojos le ardían por haber llorado la noche anterior, estaba tan confundido.
Había sentido un vacío y una enorme desesperación cuando despertó y Otabek no estaba a su lado.
Quería a Otabek con el, pero no quería que solo fuera producto de su omega interno, ¿como saber si realmente lo amaba?.