pensamientos (maratón 4/?)

6.3K 721 277
                                    

Se removió incómodo cuando dejó de sentir el calor de su alfa a su lado, su Omega interno parecía desesperado buscando la presencia del alfa.

Sabía que los Omegas marcados se volvían más dependientes de sus parejas, pero jamás imagino que sería tan intensa y molesta la sensación.

Enojado se removió entre la sábanas, hasta que encontró la camisa que el alfa había usado la noche anterior, poniendosela como única prenda para cubrir su desnudez.

Murmurando maldiciones se levantó de la cama, aunque un leve dolor en la cadera lo hizo detenerse por unos momentos.

-Yura, ¿qué haces?- la voz del kazajo inundó la habitación, cerró los ojos disfrutando su aroma, una parte de el se removió feliz al sentir como sus olores se mezclaban a la perfección

- No estabas- dijo como única respuesta sin poder evitar hacer un puchero, disfrutando el abrazo protector que le brindaba Otabek

-mi madre acaba de llegar- le dijo, escondiendo la cara en su cuello

Podía sentir los músculos del kazajo tensarse, era una pareja recién enlazada, así que era normal que se sintieran incómodos ante un olor que no era de su pareja.

-oh...- sintió su cara calentarse, no esperaba conocer a la madre de Otabek en esa situación- y....¿ella sabe que me marcaste?-

- se enteró apenas entró a la casa, dice que nuestro aroma está en todo el lugar-

Su corazón latía desesperado, unos severos ojos grises no dejaban de verlo, arriba y abajo, analizando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Su corazón latía desesperado, unos severos ojos grises no dejaban de verlo, arriba y abajo, analizando.

-así que ya lo marcaste- habló la mujer desviando la mirada hacia el alfa- entonces....¡¿cuando es la boda?!- grito con voz cantarina

-¡¿que?!- antes de pensarlo ya se había gritado, sorprendido, por un momento pensó que iba a regañarlos, aunque Otabek no parecía estar realmente sorprendido al contrario, podría jurar que tenía una ligera sonrisa en el rostro -¿aún somos muy jóvenes para eso?-

Somos familia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora