Aún

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Gruño desesperado intentando guardar sus ropa en una  maleta, pero cada vez que guardaba un prenda Sora se encargaba de sacar dos.

Suspiro derrotado al escuchar a su hermana reir mientras aplaudia divertida, había lograto sacar toda la ropa.

-pequeña molestia, deja de hacer eso, mi vuelo sale en dos horas- dijo molesto, pero solo obtuvo como respuesta la risa burlona de la pequeña imitando a la perfección la risa corazón de Viktor

En un rapido movimiento la cargo, la pequeña se removio entre sus brazos hasta que encontro una posición comoda, escondiendo la nariz en su cuello, buscando sentir su aroma por instinto.

-Katsudon- lo llamo entrando a la sala

-Yurio ¿ya tienes lista tu maleta?- escucho como respuesta la voz de su madre

Sora se removió entre sus brazos, reconociendo el aroma y la voz del japonés, el cual se acercó a el sonriente, cuando se percató de los intentos de su pequeña de saltar de los brazos de su hermano para ir en su búsqueda.

Con cinco meses y a pesar de los problemas Sora era una niña bastante inquieta y traviesa, todo lo contrario a su hermano Hezelle.

-eso quisiera pero ella no me deja- fingió molestia dejando que Yuri cargará a la pequeña.

-creo que no quiere que te vayas- la voz de Viktor llamo su atención

Lo busco con la mirada hasta dar con el.

El alfa en encontraba en el suelo con varios juguetes tirados en su alrededor y algunos más encima de el, y a su lado una mata de cabellos negros la cual reconoció como su hermano, quien parecía intentar subir sobre el abdomen del ruso.

-¿que se supone que hacen?-

-no lo sé,  Hezelle lleva un rato haciendo eso-

-creo que piensa que soy un peluche- hablo divertido el ruso  dejándose hacer por el pequeños, que al fin había logrado subirse al cuerpo de su padre y ahora se acomodaba en su pecho dispuesto a dormir.

-déjame a Sora-la voz de su madre lo distrajo- ve a terminar tu maleta-

Observó a sus padres jugar con los nueves integrantes de la familia, sin saber porque una cálida sensación lo invadió y una sonrisa se formó en su rostro.

Observó a sus padres jugar con los nueves integrantes de la familia, sin saber porque una cálida sensación lo invadió y una sonrisa se formó en su rostro

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-¡sueltame!-gruño intentado separarse de sus hermanos

Estaban en el aeropuerto, su vuelo ya había sido anunciado, y a unos pasos de ellos se encontraba Yakov apunto de mandar todo al diablo.

Pero nadie podía culparlo, ambos pequeños se negaban profundamente a soltar a su hermano.

Mientras Hezelle se aferraba a su cuello, Sora había decidido tomar fuertemente su cabello.

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