La vida en familia es complicada, las peleas y el dolor pueden ser cosa de todos los días, así como también el amor y el apoyo que te dan, no sólo la familia de sangre es tu familia
Viktor alfa, Yuri omega y Yurio como su pequeño hijo omega
*ome...
Abrió los ojos con pesades, su Omega interno se regocijo al sentir los fuertes y protectores brazos del Kazajo a su alrededor y su tranquilo respirar en la nuca.
Con cuidado de no despertarlo dio la vuelta, quedando frente a frente con el.
Sonrió sin poder evitarlo, un ligero ronroneo escapó de sus labios cuando Otabek pese a estar dormido pegó aún más sus cuerpos, como si se asegurará de que no fuera a alejarse de el.
Algo un poco la cabeza, escondiendo la cara en el cuello del mayor, disfrutando su olor a hierbas.
El sonido de la puerta siento abierta lo puso alerta.
-¿Yurio?- la voz de su madre llamo su atención
Nuevamente se movió intentando ver a al japonés, pero los brazos del alfa lo detuvieron.
-¿qué sucede?- pregunto resignado sin poder moverse
-solo queria avisarles que el desayuno está listo- se sonrojo al oir la voz divertida del japonés
-despierto a Beka y vamos- murmuró acurrucandose contra el alfa
- se ven muy lindos juntos-
-¡deja de molestarme!- grito levantándose de golpe, tirando una almohada que terminó golpeando la puerta
-Yura- escucho que lo llamaba el kazajo, con voz ronca, molesto por la lejanía de sus cuerpos -¿qué sucede?- pregunto abriendo los ojos con esfuerzo
Se sonrojo débilmente, volviendo a acostarse.
Usualmente Otabek no se dejaba dominar por sus instintos, así que su Omega interno no podía evitar disfrutar casa vez que eso sucedía.
- hay que ir a desayunar-
-luego, quiero estar un rato más así--
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Viktor tenía una enorme sonrisa en el rostro, como si fuera uno de los días más felices de su vida, y probablemente para el era así.
Observaba divertido como los mellizos, observaban molesto a Otabek sin dejar que se acercará a Yurio.
-no entiendo...crei que les agradabas- murmuró confundido el rubio
-tal vez era porque las veces que lo vieron tenía tu olor, ahora deben de verlo como un desconocido- aseguró el japonés,
El kazajo lo veía todo, en silencio desde el sofá, tal vez bañarse antes de ir a desayunar fue mala idea.
-¿debería irme?-
-¡No!, ignora a los enanos- se apresuró a responder
-Yu-nii- grito Hezelle, jalando el cabello de su hermano, molesto por el apodo
-esto va a ser más difícil de lo que creí- bufo el japonés, quitándole el celular a su pareja, con la que estaba grabando toda la escena