6. Sobrevivir un día más VI (22)

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Después del entrenamiento vespertino, subieron al baño. En cuanto Nameless salió de la ducha, Roca la agarró con brusquedad para meterle la cabeza en el lavabo a rebosar.

–¡Qué modales! –se quejó cuando, al minuto, le permitió respirar.

Consiguió coger aire antes de que volviera a hundirla.

–Yo sí que te voy a enseñar modales –le susurró Roca con sadismo.

–¿Protocolo del torturado?

Encajó la pregunta a tiempo y respiró. Le estaba cogiendo el truco a aquello.

–¿Es que nunca te callas?

–Ni debajo del agua –bromeó antes de bañarse por tercera vez.

Cuatro inmersiones más tarde, se vistieron para bajar a cenar. Nameless estuvo más pendiente de la gente que la rodeaba que de su plato.

–¿Vigilas a las animadoras para que no te ataquen?

–No, no las busco a ellas.

Al fin dio con quien quería y levantó un brazo para llamar su atención.

–El Doctor Wolfenstein me ha dicho que necesito clases particulares –le explicó a su Capitana.

–Ah, y vas a pedirle a él –supuso al ver acercarse a la pareja.

–Ahora íbamos a subir a nuestro cuarto –dijo Jeff.

–Ludo, ¿podría pedirte un favor? –preguntó Nameless algo cohibida.

–Dime –contestó el chico tras las eternas gafas y el flequillo.

–Soy malísima en clase de Cacharros y el Doctor me ha sugerido que tome clases particulares.

–¿Quieres que yo te ayude? –preguntó con seriedad.

–Te lo agradecería. Wolfenstein me ha dicho que eres un genio.

Khaos sonrió complacido. Una oleada de odio los escaldó por la derecha, procedente de la zona de Hedera.

–A cambio quiero algo –condicionó Ludo.

–Dime –dijo Nameless, rogando para que no fuera nada excesivo.

–Dame clases particulares de Discursos, que se me dan fatal.

–Ah... –aquello no se lo había esperado–. Vale, es lo justo... –le tendió la mano.

–Un momento –interrumpió la Capitana con ansias dictatoriales–. Vamos a fijar las normas. Entre semana te la dejo después de las clases hasta la siete, cuando tendrá que venirse conmigo a entrenar. Después de la cena y hasta el toque de queda, podréis quedar. Pero me reservo el derecho de quedármela cuando sea.

–¿Y los fines de semana? –preguntó Ludo.

–Las mañanas para mí, las tardes para ti.

–Me siento vendida –se quejó ella.

–Tómatelo como una custodia compartida –le recomendó Jeff.

–¿Puede subir a nuestro cuarto? –preguntó el científico.

–Puede. Cuidádmela bien –ordenó Roca.

–Gracias, mamá –bromeó Nameless para resarcirse, por lo que recibió una mirada fulminante–. Perdón, Capitana –se apresuró a arreglar.

Salió del comedor acompañada por los dos chicos. Estaba bastante nerviosa por salir de la sombra protectora de Roca, empezaba a encontrarse cómoda en su dictadura. Se desvió un momento a su habitación para coger la pistola estropeada y después ir a la de ellos.

Institute of Evil versus Heroes Academy (IEvsHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora