12. Frenesí II (53)

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Roca la miró con los ojos bastante abiertos para lo que ella era y entonces Nameless cayó en la cuenta de que acababa de gritarle a su Capitana. Antes de pensar en disculparse, siguió la mirada de Eisentblut, para encontrarse con que las paredes estaban teñidas de negro intenso, incluso la ventana tenía unos cortinones oscuros a través de los que el sol lo tenía complicado para infiltrarse en la habitación.

–Ah, sí, es verdad –recordó Roca, se bajó de la cama y le dejó vía a la puerta.

Nameless parpadeó, sorprendida de que no hubiera represalias por su bramido y comprobó que todavía no había tenido la fuga. Después se bajó de la cama, consciente de que la oscuridad la seguía como una capa, arremolinándose a su paso.

–Y no tardes en volver –ordenó Roca recuperando la crueldad.

Nameless estaba abriendo la puerta en ese momento y una riada de oscuridad se le escapó al pasillo. No muy lejos, un perro gimió dolorido o asustado y se batió en retirada. Aquella debía ser la Oscuridad que Invade. Salió junto con ella en silencio.

Ya en el baño, con la vejiga aliviada, se quedó mirando la puerta del cubículo, en la que había escritas amenazas, insultos personales y hasta un cántico infernal para invocar algo si se veía que la operación iba a llevar un rato largo. Pero en la mente de Nameless lo que resonaba era el bramido que le había soltado a Roca. ¿En qué diablos estaba pensando? Sospechaba que no había estado pensando en nada, había saltado del sueño a la electrificante realidad y había dicho lo mismo que antes de irse a dormir. Sí, ¿pero a qué habían venido aquellos decibelios? Si ya sabía que su Capitana no iba a tomarla en consideración...

–Subcapitana –llamó entonces Roca y Nameless se quedó tiesa del susto–, ¿estás hablando sola?

Nameless se llevó una mano a la boca, ¿había estado pensando con tanta fuerza que lo había dicho? ¿Pero qué le pasaba aquella mañana?

Tiró de la cadena y se asomó del cubículo con cautela.

–¿Lo estaba haciendo? –preguntó insegura.

Roca la miró inexpresiva. ¿Estaría cabreada? No tenía su aura destructora. ¿Hastiada? Tal vez.

–Volvamos al cuarto –indicó Eisentblut y no se quedó a esperar que Nameless se pusiera en marcha.

Aun así, su insegura Subcapitana la siguió sin remolonear. ¿Qué sentido tenía hacerlo si iba a acabar ocurriendo de todas formas? Y, sí, ya había comprobado que aprendía, mejoraba y se inmunizaba. Agh.

Nameless se sentó en la cama deshecha y procuró mantenerse serena mientras Roca se acercaba con el aparatito de los calambres; pero en cuanto sintió chispazo, su mano salió despedida para aferrarse al antebrazo de su despiadada Capitana. Lo que más sorprendió a Nameless no fue el rápido movimiento que no había pensando, sino que su intención no fuera apartarla, ya que resultaría estúpido, dada la diferencia de fuerzas, sino transmitirle la electricidad.

–Vaya, hoy estás peleona, ¿eh? –apreció Roca, nada molesta, aguantando muy bien el chispazo–. ¿Te parece bien si subo la potencia? –propuso, haciéndolo ya.

Nameless quiso patearla cuando su Capitana ejerció peso sobre su hombro para tumbarla, y no apuntó a su pétreo vientre, contra el que algún día se torcería un pie, sino que su rodilla fue derecha a la entrepierna. Roca encajó el golpe, atrapó su pierna entre sus fuertes muslos y soltó una carcajada, la cabrona se lo estaba pasando en grande.

Nameless forcejeó, se impulsó con la pierna libre y logró volcar a Roca, con tanta potencia que la cama crujió peligrosamente. Ya sobre ella, intentó asfixiarla con la almohada, mientras el aparatito seguía haciendo su trabajo. Eisentblut le soltó un mazazo con el puño en el costado, cortándole la respiración, pero ella aprovechó el movimiento, a saber cómo, para escapar del cepo de los muslos de Roca y ponerse a una prudente distancia.

Institute of Evil versus Heroes Academy (IEvsHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora