14. Resaca V (70)

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Nameless se estaba clavando las uñas en los muslos en un intento de controlarse. Escuchaba gritar de vez en cuando a Ludo, pero peores eran los silencios, porque el chaval estaba intentando contenerse para no cumplir su papel de cebo. "Joder, tenía que haber ido a salvarlo antes de pillar las armas". Pero Killgore y Nova habían dicho que sólo irían con ella si se armaban, y Nameless había tomado una decisión de la que ahora se arrepentía. Sabía que era un juego, pero a Ludo le estaba doliendo de verdad; sabía que era un juego, pero en la realidad su amigo se estaría muriendo; sabía que era un juego, pero no podía ni desentenderse ni ir a lo loco a ponerse en el punto de mira. Intentó mantener la sangre fría, pero Ludo volvió a quejarse y la temperatura del aire no subía lo suficientemente rápido.

–Sabes que es una trampa –intervino Killgore–. Sabes que no puedes hacer nada. Vámonos de aquí antes de que nos rodeen.

–Cállate –le espetó Nova, apartándolo de un empujón.

–No puedo abandonarlo... –musitó Nameless y el macarra resopló despectivo–. Pero es verdad que van a rodearnos... Tenemos que actuar rápido.

–Yo paso –respondió Killgore.

–Pues ya te estás largando –le contestó Nova hostil, y después se volvió hacia Nameless con expresión más dulce–. Cuenta conmigo.

–––

Sica estaba sudando, pero no se descentró, seguía vigilando a Khaos desde su escondite. Si no había evaluado mal a Nameless, aquella artimaña tenía que estar haciéndola sufrir. No era su verdadera intención, ella preferiría que la misteriosa de primera generación que se colaba en las paredes se pusiera a tiro para poder eliminarla, pero Nameless era lo suficiente inteligente como para no caer en la trampa. Aun así, no la veía capaz de desentenderse de su amigo científico, por lo que, mientras dudaba, el resto de cazadores podrían rodearla a ella y sus compañeros, hasta que tuvieran que hacer un último acto desesperado o simplemente fueran masacrados.

Las luces parpadearon. Bien, allí estaba el acto desesperado. Sica se preparó para hacer los tiros certeros que hicieran falta. El siguiente parpadeo fue definitivo y se quedaron a oscuras. Sica se bajó rápidamente las gafas de visión térmica y vio cómo una mancha medio fundida con el entorno, pero claramente viva y humana, se acercaba a la mancha roja que era Khaos. Nameless habría confiado en ser más rápida en las tinieblas, pero no iba a serlo más que su dardo Rubí. Sica estaba retrayendo el índice sobre el gatillo cuando el rifle recibió un golpe, por lo que el disparo fue hacia el techo.

Vale, quien estaba arrastrando a Ludo fuera de su radio de tiro no era Nameless. El borrón naranja claro que le había quitado el rifle era Nameless. Vaya, su temperatura era algo más baja, ¿sería por sus poderes de sombra? Mientras se preguntaba aquello, desenfundó una pistola. La figura anaranjada, que se fundía con el cada vez más caluroso aire, no se quedó a recibir el dardo y saltó llevándose el rifle.

Sica se incorporó. Ya le había dicho a Nameless que podía percibir en la oscuridad, o en el mar de amarillos en aquel caso. Podía escuchar, sentir, oler, degustar si hacía falta. Su brazo localizó y disparó hacia el borrón antes de que sus ojos llegaran a distinguirlo. Entre el calor, las prisas y la agilidad de Nameless, Sica falló por unos centímetros y escuchó un grito. Vaya, iba a tener que rematarla.

Y entonces tuvo que esquivar los disparos de alguien con puntería decente.

–––

–Bien, ahora tenemos dos moribundos –se quejaba Killgore.

–Cállate –le espetó Nova–. ¿Te duele mucho? –preguntó preocupada para Nameless.

–Sí –gimió ella, apoyada de costado contra la pared, tenía un dardo que no se podía quitar anclado en la espalda–. ¿Seguro que esto no mata de verdad?

Institute of Evil versus Heroes Academy (IEvsHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora