15. Terror subacuático VI (82)

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La familia Morilec no era dada a jugar a matar y reanimar gente; podría ser que lo hubieran hecho alguna vez, pero sólo porque el cliente había pagado por dos muertes para un mismo objetivo. En cualquier caso, Sica conocía la teoría y le hizo un masaje cardiopulmonar y le dio aire hasta que Nameless volvió en sí con una sacudida y vomitó algo de agua. La sostuvo en brazos y la estrechó con más firmeza cuando Nameless empezó a sollozar desolada, de una manera muy poco humana ya.

–Estoy contigo –le susurró Sica–. Ya estamos cerca de la salida.

Nameless se dejó arrullar y, poco a poco, se fue calmando. Mientras, Sica pensó que la gente daba por hecho que ella era psicópata, y nada más lejos de la realidad. Sabía bien qué era lo que hería a los demás y podía ponerse en su lugar; el asunto era que, aun así, actuaba sin que le temblara el pulso. Aquello era lo que habían conseguido los duros años de entrenamiento Morilec. De haber dejado que Nameless se ahogara, en ese momento estaría en la mazmorra de Kill, posiblemente siendo torturada. Pero Sica no quería quedarse sola en una pequeña estancia de la que no sabía cómo salir con semejante oscuridad, seguramente tendría que meterse por otra poza y bucear a apnea otra galería plagada de seres acuáticos, y suerte si no acababa en una vía muerta. Por lo que había reanimado a Nameless, condenándola a una tortura peor que la que le podría ofrecer Kill: el creer que llevaba allí un año o dos.

–¿Sabes dónde está la salida?

Nameless asintió y se incorporó. Sica notó que el neopreno ya no parecía ropa, sino su nueva piel escamosa, resbaladiza y muy resistente. Se escucharon crujir varias articulaciones, a saber cuántas costillas de más tendría ahora. Nameless prácticamente reptó como un lagarto, porque ya no se alzaba gran cosa del suelo. Sica la siguió de cerca, no fuera a olvidarse de ella por pasar a ser un elemento más del juego. Nameles le dio dos golpecitos en la mano al quedarse quieta, por lo que Sica se acuclilló.

–¿Es igual de estrecho que el anterior?

–Ppe-orr –logró pronunciar Nameless.

Sica se lo pensó unos segundos, pero no veía que tuviera otra opción.

–Necesito estar un poco como tú.

–¿Mmh?

–No sé si a estas alturas me creerás, pero cada vez que te desmayas, tienes la sensación de que ha pasado más tiempo. Pero lo que me vendría bien ahora son unas pocas modificaciones para moverme mejor en el agua. Necesito que me ayudes a desmayarme. ¿Lo entiendes? –terminó preguntando, porque Nameless permanecía en absoluto silencio, por lo que que le resultaba imposible interpretarla en la oscuridad.

–¿Qqué... qquieress... ec-sac-tamente?

Sica se sentó a su lado y la tanteó para agarrarle un brazo, que se echó al cuello como una bufanda de cuero frío y con olor a humedad.

–¿Cómo se te da estrangular?

–Apprretarr... hassta qque...

–Sin llegar a matar, ¿eh? Sólo hasta que mi cerebro se duerma por falta de oxígeno.

–Ssinn... mmuerrte... –repitió Nameless y se colocó mejor a su espalda–. ¿Tte... dejjaráss?

Sica se lo pensó un momento. Ahí la había pillado. Era muy posible que su cuerpo actuara por cuenta propia si se veía en peligro. Echó mano de la pulsera que llevaba y desenrolló el fino pero resistente cordel.

–Átame las muñecas. A ver si así no doy muchos problemas.

Rápidamente, Nameless le enrolló el cordel en torno a las muñecas, dio un par de vueltas por en medio y anudó fuerte, mucho más de lo que se hubiera esperado de la chica incapaz de torturar. Después empezó a apretar con el brazo. Al principio Sica lo llevó bien, con dignidad, pero, efectivamente, cuando el cerebro empezó a quedarse sin oxígeno, empezó a enviarle señales de lo que tenía que hacer para librarse. Se debatió violentamente y Nameless contestó atrapándole las piernas en una pinza con las suyas. Entonces los brazos de Sica intentaron golpearla en la cabeza con un espasmo y, lejos de aturdirla, Nameless estiró el cuello y mordió la soga para retenerla. Sica pensó que, tal vez, Nameless estaba demasiado transformada como para ser de confianza... y todo se volvió de un negro más intenso y absoluto.

Institute of Evil versus Heroes Academy (IEvsHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora