La pobre muchacha cruzó el vestíbulo siguiendo la capa de cuero que ondeaba ante ella. El edificio era clavado al del juego, lo que aumentaba la sensación de estar soñando. Pero, en vez de bajar a los pisos subterráneos, subieron al primer piso, a un pasillo con el suelo de madera quemado y partido en ciertas zonas, sobre todo delante de las puertas que se alternaban a cada lado. Diamant Eisentblut, Roca para su seguridad, caminaba con decisión, como si no fuera la primera vez que estuviera allí. Se detuvo bruscamente frente a una puerta a la derecha, donde en una plaquita estaban escritos sus nombres (o pseudónimos): Diamant Eisentblut y un solitario Nameless. Su compañera hizo una mueca de profundo asco y, utilizando tan solo sus uñas, arrancó el cartel metálico de cuajo, tornillos y todo, para doblarlo entre sus manos como si fuera un papel. La pobre muchacha se tensó de la impresión.
La habitación a la que entraron no estaba nada mal, una cama individual a cada lado, con su correspondiente mesilla junto a la cabecera y un armario a los pies. Entre ellas quedaban cuatro espaciosos metros, un ventanal que daba al bosque oscuro y un arcón bajo él. Roca tiró la desgraciada plaquita a la papelera y declaró como suya la cama de la derecha plantando encima su bolso de viaje, el abrigo y el sombrero. La joven quería decir algo para romper el incómodo silencio, pero no se le ocurría nada aparte de preguntar si aquello era real. Aunque tampoco hizo falta.
–Nameless –dijo su compañera mientras deshacía el equipaje, dándole la espalda, la ancha y potente espalda–, generalmente no prestaría atención a alguien como tú, no llegarías a ser más que un peón en mis planes –sacó una pila de ropa negra, gris, verde y algo rojo, y la guardó en el armario–. Pero me temo que tengo que cambiar mi visión, ya que eres la subcapitana de este cuarto. Me gustaría pensar que estarás a la altura, pero no soy tan ilusa y sé que lo más probable es seas una completa inútil. Por lo que tendré que adiestrarte lo más rápido posible. ¿Comprendido? –se giró hacia ella para mirarla con sus penetrantes y fríos ojos verdes.
La joven, aturdida y petrificada por lo que acababa de oír, no supo qué responder. Por si acaso, asintió. Se sentó en la cama notando cómo se le iba la cabeza, demasiadas emociones incomprensibles para la misma mañana.
–Eh, no te quedes parada –le exigió Roca–. ¿O vas a salir en pijama? –propuso alzando una ceja.
–N-No tengo ropa para cambiarme –fueron las primeras palabras que le dirigió, para no añadir "Me han sacado de casa a rastras".
–¿Has mirado en tu armario? –preguntó con un tono que bien podría haber sido el de una madre harta de recordarle dónde estaban guardadas las cosas.
La muchacha se puso en pie y arrastró los pies hasta su armario, lo abrió y se quedó sorprendida al ver un puñado de perchas de las que colgaba ropa. Con los ojos como platos sacó una de ellas y reconoció la sudadera a rallas negras y grises.
–Venga, póntela –ordenó Roca.
En un par de minutos dejó de estar en pijama y pasó a parecerse a su personaje en el juego.
–¿De qué familia eres? –preguntó su compañera abotonándose un uniforme gris que daba la impresión de ser más ligero que el anterior.
–Eh...
–Villana de nueva generación, ¿verdad? –suspiró mientras montaba un arma de fuego–. En fin, veámosle el lado positivo, no estás atada a la fama de tu familia, puedes hacer lo que quieras. Aprovecha eso –indicó magnánima-. Y yo podré hacer lo que quiera contigo, aprovecharé eso.
La joven estaba asintiendo, pero la última parte le hizo darse cuenta de la locura que era aquello.
–¡Yo no quiero ser villana! –exclamó–. Yo solo encontré un juego en Internet y...
–Ah, sí, he oído hablar de él. Es el nuevo examen para buscar villanos de familias civiles que no hayan destacado todavía por métodos propios –explicó enfundando su pistola–. Pero si estás aquí es porque has aprobado.
–P-Pero... yo no...
–Silencio. Si crees que ha habido un error, ve a hablar con el director, aunque no te aseguro que vaya a dejarte regresar a casa después de que hayas visto este colegio.
La muchacha se calló y asintió temblorosa. Notaba cómo tenía el agua al cuello y un peso de plomo en el estómago.
–Por cierto, ¿no tienes ningún arma? ¿Cómo piensas sobrevivir aquí? –preguntóRoca con una sonrisilla maliciosa saliendo al pasillo.
La chica tragó saliva y regresó sobre sus pasos para echar un vistazo dentro del armario, allí solo había ropa y calzado. De reojo reparó en el arcón de madera maciza y se le ocurrió echar un vistazo al interior. Allí encontró dos pistolas retrofuturistas. Una era sencilla, metálica, con un par de lucecitas azules y una ruleta para marcar el tiempo deseado, la reconoció como el Rayo Paralizador. La otra arma era más aparatosa, con más lucecitas y depósitos de colores, podría parecer una pistola de agua, pero ella estuvo segura que podía lanzar rayos morados que incrustaban a las personas en las paredes. Después de dudar unos segundos, optó por la que había elegido en un principio en el juego y se la echó a la espalda cruzando la correa por el pecho.
–Un Rayo Paralizador –Eisentblut no se lo preguntó, fue un comentario que demostraba que le parecía un juguete para críos.
–Es con lo que me pasé el juego –aseguró tratando de seguirle el paso, no le parecía sensato perderse por los pasillos.
–¿En serio? –cuestionó alzando una ceja, reconsiderando que no fuera tan inútil.
–Bueno... también utilicé la otra que lanza rayos morados que incrustan a la gente en las paredes, pero fue al final, cuando estábamos en plena incursión en la Academia de los Héroes... –su voz fue muriendo al darse cuenta de que no debería estar hablando en primera persona y, menos aún, con orgullo.
–Entonces supongo que podrás sobrevivir con eso. De momento –dijo mientras empujaba unos portones que les dieron acceso a un comedor enorme con siete mesas de tamaños muy diferentes y contornos aún más raros.
Siguió a Roca hasta una de las más grandes y se le desorbitaron los ojos cuando se dio cuenta de que iban a comer en la costa de Vietnam. Las mesas tenían la forma de los continentes. Asumió que así no perderían de vista los perversos objetivos ni durante las comidas.
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(Dioses, sueno como la Teletienda)EDIT: Pobre Nam, qué atontadilla estaba cuando todavía no aceptaba su no-nombre ^^;; Y hasta aquí la revisión por hoy
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Institute of Evil versus Heroes Academy (IEvsHA)
Ficção AdolescenteElla no quiere estar en el Instituto del Mal, pero no tiene otra salvación que ser una alumna modelo. Una historia de supevillanos y superhéroes todavía en edad escolar. Portada obra de @Anaesthetixs Si os mola la historia y tenéis ganas...