13. Bailar con el Diablo bajo la Luna III (61)

182 16 23
                                    

 "Soy una sombra, soy una sombra", se repetía Nameless mientras reptaba por toda Europa y bajaba de la mesa por Portugal, "no puedes verme, no puedes verme". Prácticamente a gatas, pero con las rodillas en alto, se acercó a la larga mesa que había aparecido entre continentes como una Atlántida reflotada y cargada de todo tipo de piezas interesantes. "Nadie me ve, nadie me oye", se convenció mientras buscaba un transformador que rapiñar. Le llegaba el olor a comida del puchero del la animadora infernal de pelo morado, olía potente, y vigilaba a Karla gracias a las gafas de visión nocturna, que le permitían ver lo que sucedía tanto a su espalda como al otro lado de la mesa. Terminó pillando el transformador más potente para Ludo y algunas otras cosas para ella. No tenía nada claro qué pretendía hacer, pero si había que matar el tiempo mientras Khaos montaba su prototipo de Rayo de la Muerte, algo se le ocurriría.

Se alejó con el saco cargado y agachada, como la rata sigilosa que era, trepó a la mesa en Mauritania, cruzó el norte de África como una veloz sombra creada por los primeros chisporroteos en el Comedor y llegó junto a Ludo.

–Tu transformador –dijo tendiéndole un trasto aún más grande que el anterior–. Yo he cogido algunas cosillas, a ver qué se me ocurre.

–Vale, diviértete –le deseó Ludo con aire ausente cogiendo el transformador.

Nameless se sentó en algún lugar de Siberia y se dispuso a cacharrear con algo que seguramente acabaría siendo retorcidamente dañino, vistas las ideas que tenía aquel día.

Entonces empezaron a sonar campanadas, con una reverberación siniestra. Ella contó doce. Era medianoche, la hora bruja. Y antes de que callara la última, los portones del Comedor se abrieron de par en par. Nameless se tensó sin saber muy bien por qué, parecía que había por allí alguien con sentido del espectáculo. Miró hacia los portones, pero allí no había nadie. Aun así, su cerebro seguía gritando "Alarma, alarma. Peligro, peligro". Alguien había entrado. Alguien que quería ser anunciado pero no visto. Sentía que, fuera de su campo de visión, algo la acechaba. Se llevó la mano a la sien derecha y subió unos puntos el rango de alcance del ecolocalizador. Sí, algo estaba subiendo a la mesa por Corea... Para cuando se giró hacia allí, la cosa estaba corriendo bajo ella en sentido contrario, directa a emerger por...

–Hola, Nam –saludó desde el Mar de Kara una voz suave en su malicia y ella pegó tal salto que fue a parar a Mongolia–. Eres rápida –apreció la voz, siguiéndola sin problema, y Nameless intentó huir por China–. Pero no lo suficiente –se burló agarrándola por un tobillo para arrastrarla de vuelta a Siberia y ponerla bocarriba.

Zack y sus afilados colmillos le sonreían cerniéndose sobre ella. Nameless quiso escapar, pero tenía los brazos atrapados en las garras del vampiro, de modo que su cerebro aumentó las revoluciones en un intento de encontrar una salida. "Me ha pillado un vampiro, mierda, mierda, mierda, me va a morder seguro, ¿antes querrá torturarme?, tiene cara de que sí, y es primo de Roca, vamos, que va a torturarme y a morderme y a seguir torturándome, y aquí nadie me va a ayudar, si pudiera darle la vuelta como a Roca y... ¿torniquete?"

Para cuando su parte consciente se dio cuenta de lo que hacía la inconsciente, ya había pateado y derribado a Zack, invertido posiciones y, aprovechando la sorpresa de él al verla sentada a horcajadas sobre su cadera, agarró uno de tantos cables que había por allí, de sólo dos centímetros de grosor, y le pegó un par de vueltas en torno al cuello del vampiro, para izarlo a continuación, creando una polea con un grueso cable mal colocado. Zack pataleó ahorcado y ella ató rápidamente el cable a Corea del Sur. Pero no se quedó a mirar, estaba asustada y mareada, sólo quería que Darkheart la dejara en paz. De modo que al instante estaba agazapada en Argentina.

Institute of Evil versus Heroes Academy (IEvsHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora