–¿Dónde has comido? –preguntó Sica–. ¿En el Comedor o en el cuarto de Jeff?
Nameless no respondió al momento. ¿Podría haberse equivocado Jeff con los ingredientes y haberle echado veneno en vez de sal?
–Jeff... –suspiró agotada. Era importante averiguar qué había pasado, para saber qué antídoto tenían que darle, si había antídoto para lo suyo.
Sica se giró de inmediato, con aparente intención de ir a buscarlo. O tal vez hubiera oído que iban a entreabrir la puerta del pasillo.
–¿Nam? –preguntó Jeff con inseguridad, antes de ser secuestrado al interior con brusquedad.
–¿Qué le has dado? –interrogó Morilec, estampándolo contra el trozo de muro que separaba las puertas entre cubículos.
Nameless dibujó una debílisima sonrisa. ¿Sica se preocupaba por ella? Aquello estaba bien, era lo opuesto a querer matarla.
–Oh, mierda –exclamó el cocinero al mirar dentro del cubículo de Nameless–. Te ha sentado mucho peor de lo que esperaba –dijo zafándose del agarre y entrando atropelládamente en el estrecho espacio.
Ella no se movió ni un milímetro, no podía.
–Sica, por favor, tráele un vaso de agua –pidió Jeff.
El cubículo se había quedado sin luz, tal vez por los poderes oscuridad de Nameless, de modo que la iluminación llegaba de las lámparas dispuestas sobre los espejos de los lavabos. Sica estaba plantada allí, con la cara en sombras por estar a contraluz, pero había algo más en aquella oscuridad. Nameless perdió la débil sonrisa. No, aquello no era hostil preocupación por ella, aquello volvía a ser como lo de la ducha. Sica se tomaba el acto de Jeff como un ataque personal, a saber por qué, e irradiaba seria furia homicida. Nameless no lo entendía bien, no era capaz de seguir el enrevesado y paranoico hilo de sus pensamientos. Y no podría intervenir para evitar la catástrofe.
–Sica –repitió Jeff, ajeno al peligro, mientras le tomaba el pulso a Nameless, que no lo miraba a él.
Morilec reaccionó mecánicamente y fue a llenar uno de los vasos que se usaban para enjuagarse la boca.
–Perdón –decía Jeff de mientras–. He calculado mal la dosis. A veces se me olvida que vienes de un entorno civil...
–¿Qué...? –empezó a preguntar Nameless, antes de que le hiciera beber el agua.
–Ya no volverá a colar lo de que ella coja de mi plato –advirtió Sica con tinieblas en la voz.
A pesar de la sed que tenía, Nameless deseó dejar de beber, en ese momento era mucho más importante el instinto asesino que Morilec estaba enfocando en Jeff.
–¿Eh? –preguntó él sin comprender.
–Si la inmunizas, ya no te valdrá como catadora nunca más –señaló Sica con el tono de "Te he pillado, sucio traidor".
"¿Inmunizar? ¿Jeff me ha dado veneno para inmunizarme?", se sorprendió Nameless.
–¿Inmunizar? –repitió él–. Le he dado un regenerante, como a ti anoche.
–El regenerante no tiene ese... –empezó Sica, pero dudó.
–Como anoche tomó una cucharada de lo tuyo y no le sentó mal, he pensado que con reducir la concentración... pero ha comido tanto que la dosis final ha sido mayor. Sigue bebiendo, Nam, no te deshidrates de tanto sudar.
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Institute of Evil versus Heroes Academy (IEvsHA)
Teen FictionElla no quiere estar en el Instituto del Mal, pero no tiene otra salvación que ser una alumna modelo. Una historia de supevillanos y superhéroes todavía en edad escolar. Portada obra de @Anaesthetixs Si os mola la historia y tenéis ganas...