~*~
Mi cuerpo está tibio, mucho más de lo normal y siento el calor empezar a esparcirse por el mismo. No dudo en abrir los ojos, a pesar de que me siento agotada y que no he pegado el ojo en toda la noche gracias a Scott.
La habitación del moreno se encuentra tal y como la dejamos, con un poco de ropa sobre la cama. Un largo brazo se desliza por mi estómago hasta terminar en uno de mis pechos. Scott me sujeta con fuerza, pero a los pocos segundos se relaja, haciéndome poner los ojos en blanco.
-Scott -digo, moviendo su brazo. Lo único que logro es sacar un gruñido de su parte-, debo ir a trabajar.
-Llamé a Rachel mientras dormías, dijo que no hay problema alguno con que desaparezcas un día -murmura, sujetándome con más fuerza. Su pecho está contra mi espalda y su mano no pierde el tiempo para deslizar bajo la sabana, sujetando mi pecho de vuelta. El calor de su cuerpo traspasa el mío y, sin oponerme mucho, me relajo junto a él.
-Eres un idiota.
-Lo sé -gruñe, algo cansado-, duerme un poco más, Dylan.
Quito su brazo, ganándome un gruñido más por parte del moreno, pero eso no me detiene, me levanto, alcanzando lo primero que encuentro en mi camino.
Una camisa de Scott aparece en mi mano, sin embargo, la desecho con rapidez. Ni en mis mejores sueño cabria en alguna de ellas.
-¿Dónde está mi ropa? -suelto, lanzándole una almohada al moreno, éste abre sus ojos, fulminándome con la mirada café que hace sólo una noche, me observaba con deseo.
-¿Hablas en serio?
-Tengo hambre -digo-, no me quedaré a dormir toda la mañana sólo porque tú lo harás.
Observo al moreno por un segundo, quien pasa de mis palabras y se cubre el rostro con una de las almohadas. Tomo la oportunidad que me da y con rapidez me levanto, divisando parte de mi ropa en un extremo de la habitación.
Cuando doy con mis bragas, tomo la dirección que lleva al baño he ignoro por completo el llamado de Scott. Opto por tomar un baño, tratando de ignorar el hecho de que el moreno se encontraba a sólo una puerta de distancia.
Me tardo media hora en el baño, saliendo, ésta vez, completamente vestida. Scott aún se encuentra en la cama, sin embargo sus ojos están abiertos de par en par. Su ceño se frunce, como si estuviera pensando en algo importante.
-¿Qué? -pregunto, tratando de arrancar un par de palabras de su parte. La tensión que irradia su cuerpo logra llegar al mío, haciéndome sentir algo incomoda.
-Puedo preparar algo -dice-, no quiero que te marches.
-Scott -río un poco, tratando de relajar un poco el ambiente-, debo regresar a mi casa.
Él se remueve, llegando a su mesa de noche, de la cual extrae una llave. Sus ojos de dirigen nuevamente a mí y, con voz calma, dice-: Llévate mi auto. Si me levanto de esta cama no te dejaré marcharme. Tú elige.
No digo nada, en silencio me acerco a él, lista para tomar las llaves, pero el rápidamente tira de mi mano, haciendo que caiga sobre él. Sus ojos están sobre los míos, pero los desvía con rapidez a mis labios.
Me besa, sin pedir permiso y simplemente dejo que lo haga. Scott Harford estaba metiéndose dentro de mi piel, aferrándose con fuerza a mí y no yo no quería hacer nada para detenerlo.
-¿Usaste mi cepillo? -pregunta, con voz ronca.
-Usé tu cepillo. -Aseguro, sin poder ocultar la diversión en mis palabras.

ESTÁS LEYENDO
BAD GUYS II: DRIFTING. ©
Romantik"No amas a alguien por su apariencia, o la ropa, o por su carro costoso, sino porque canta una canción que sólo tú escuchas" -Oscar Wilde. Historia Registrada en Safe Creative. © All rights reserved. Se encuentra expresamente prohibida su reproduc...