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¡Hola!, yo aquí, dando señales de vida. Sé que he estado algo desaparecida, pero hay una explicación: La Universidad. Los últimos meses estuvo a lleno con trabajos, examenes, presentaciones y demás, y, luego de un largo esfuerzo y noches sin dormir, puedo decir que estoy en vacaciones oficialmente, ¿y qué mejor que iniciarlas con un capítulo de Drifting? En serio, lamento mucho la espera y espero que me comprendan. 

También quería decir que este capítulo va dedicado a YosoyYanibel ¡Espero que te guste, Yany!

Y... para las personas que aún quieren unirse al grupo de whatsapp, dejaré el link en comentarios. 

¡Disfruten su lectura!

~*~


Esperar en el interior del auto de Scott no era lo que tenía en mente cuando me sacó, prácticamente a rastras, de casa. Él mencionó sobre algo que tenía que buscar y no me dio tiempo a decir una sola palabra.

Aún, después de casi diez minutos, no aparecía en la entrada de su casa, la cual había dejado completamente abierta. Suelto un suspiro, algo irritada y bajo del auto con algo de prisas.

Los zapatos deportivos que él me había obligado a colocar eran algo incómodos, sin embargo, no era momento de pensar en ello. Estaba lejos de casa y con un hombre que quería arrastrarme mucho más lejos de la misma.

Sin dudarlo mucho, me encamino hacia la entrada principal. Escucho unas cuantas voces y, cuando logro entrar al interior de la casa, varias voces llegan a mí.

—Te pedí que te largaras, papá —Mi ceño se frunce y me quedo en mi lugar cuando una alta figura, aparte de Scott, entra en mi campo de visión. Éste usa un traje negro y el cabello blanco que cubre parte de su cabeza lo diferencia de Scott.

La tensión que irradian ambos hombres logra penetrar mi cuerpo y de inmediato me doy cuenta de que debí haberme quedado en el auto, sin embargo, ese pensamiento se esfuma con rapidez cuando los ojos del moreno caen sobre mí. Scott me da una dura mirada y eso llama la atención del elegante hombre frente a él, quien no duda en girar y observarme directamente a los ojos con el ceño fruncido.

—Con que es ella.

—Cierra la boca, papá —Scott ladra, haciéndome sentir algo incomoda. A pesar de que él conocía a mis padres, yo no conocía mucho de su familia, sólo lo poco que él había revelado, adjuntando la enfermedad de su madre y la muerte de su hermana—. Dices una palabra más y juro que olvidaré de quien eres.

La sonrisa cínica que se forma en los labios del hombre a unos cuantos metros de mí, me descoloca un poco, sin embargo, cuando una de sus manos se dirige al interior de su saco, frunzo el ceño, observando lo que parecía ser un talón de cheques.

—¿Cuánto necesitas? —dice, escupiendo en mi dirección. Su voz saturada con engreimiento y no puedo estar más confundida por la pregunta—. ¿Eres de las putas de una semana o de un mes?

Estoy a punto de responder y no de la mejor manera, pero el primero en intervenir es Scott, quien sin cuidado alguno lanza uno de los vasos que se encuentran en la mesa de centro, contra la pared.

El eco del vidrio estrellándose y cayendo al suelo silencia el lugar por unos cuantos segundos. Mi boca está abierta y no por las palabras del hombre que aun extiende un fajo de billetes en mi dirección, sino por la reacción de Scott.

Su cuerpo irradia enojo y sé que, si alguien suelta una sola palabra, él terminará por explotar.

—Creo que mil dólares será suficiente para que dejes en paz a mi hijo —Scott intenta acercarse a su padre, sin embargo le envío una dura mirada que hace fruncir su ceño.

BAD GUYS II: DRIFTING. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora