32.

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La tensión en el ambiente es palpable, mucho más cuando la mujer frente a mí (Carla), empieza a llorar a lágrima tendida. Scott aprieta mis hombros y me mueve de mi lugar con cuidado, invitándolas en silencio a entrar a la casa. Justo cuando ellas cruzan a la sala, Scott besa mi frente y murmura—: Es Carla, la esposa de Adrien.

La tensión que formaba parte de mi cuerpo desaparece como si de una leve brisa se tratase y, cómo si no me hubiera dado cuenta, mis pies vuelven a tocar piso y toda la calma que pensé había perdido, regresa a mí, dejando que vuelva a respirar con tranquilidad.

Scott me besa con suavidad y, antes de que logre separarse de mí, lo sujeto por el cuello y profundizo el beso. El moreno ríe contra mis labios y lo único que logro decir es—: Te amo.

—Pediré algo de pizza —murmuro, recordando que teníamos que comer. Scott besa mi frente luego de asentir y me indica que estará en la sala, junto a Carla y la pequeña niña. Suelto un suspiro, tratando de calmarme de la sensación de los labios de Scott contra los míos.

Cuando logro calmarme, ordeno dos pizzas diferentes, no sabiendo muy bien qué comían Carla y su hija. Una vez termino, me dirijo a la sala, encontrándome con una escena un tanto conmovedora. Carla está con la pequeña niña sobre sus piernas. La pequeña está dormida y luce completamente agotada.

—Fue un largo viaje —Carla murmura, cuando nota que estoy observando a la pequeña—, no pudo dormir por la emoción de estar en un avión y ahora cayó rendida.

—Entiendo —sonrío, y me dirijo al sillón en el cual se encuentra Scott, para sentarme junto a él en el mismo—. Pedí algo de pizza por si quieres comer un poco.

Carla niega con la cabeza y sus lágrimas se vuelven a asomar en sus ojos, antes de que sea capaz de decir algo. No sé qué decir y junto a Scott esperamos a que se calme un poco.

—Todo estará bien, Carla —El moreno a mi lado murmura, observando a Carla—. ¿Quieres descansar?

Ella asiente, antes de decir—: Sí, mañana en la mañana viajaré con Cole a Nueva York, él me ayudará.

—¿Cole? —pregunto, observando a Scott, quien se encoge de hombros.

—Él me está ayudando con los abogados y todo eso... —Ella murmura—, Adrien nos dejó dinero... mucho en realidad, pero no lo quiero tocar. Lo estoy guardando para emergencia relacionadas con Audrey.

—¿Está bien? —Esta vez Scott pregunta, dándole una mirada a la pequeña niña de cabello negro recostada en el sillón junto a su madre.

—Sus ataques de asmas son un poco más seguidos... pero nada fuera de control.

Scott asiente y, se levanta, para luego indicarle a Carla dónde podría dormir junto con su hija. Esta lo sigue, cargando a su pequeña niña entre sus brazos y no puedo evitar soltar un suspiro cuando me quedo sola en la sala. La situación de Carla era un tanto difícil. Gracias a Holly, la novia de Dash sabía que la relación que Adrien tenía con su mujer y su hija era completamente desconocida por su familia. El padre y el abuelo de él se negaban a aceptar a alguien que gane un salario básico.

Qué estupidez.

Además de eso, Carla se había quedado completamente sola luego de que Adrien terminara en la cárcel. No pasaban mucho tiempo juntos y, cuando lo estaban, lo aprovechaban al máximo. Según Scott, Darikson Parks era un hombre muy peligroso y lo último que Adrien quería era que se enterara de la existencia de la pequeña Audrey.

Esperaba que toda esa pesadilla acabe sin dañar a Audrey. A pesar de todo, no merecía que su padre termine en la cárcel por algo que no cometió o, si en realidad lo hizo, esa basura se lo merecía.

BAD GUYS II: DRIFTING. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora