30.

10.3K 866 93
                                        

~*~

Ha pasado casi una hora desde que Scott y yo dejamos a Ian en la entrada del restaurante. Él no se había disculpado por la manera en la que le dijo al empresario que se alejara de mí, a lo cual simplemente respondí que mi perdón dependía de si Ian firmaba el contrato o no.

A Scott simplemente no parecía importarle eso.

—¿Me dirás dónde vamos?

—Te presentaré a unos amigos y de paso tengo un ojo sobre ti —dice, dándome una rápida mirada—, no confío en dejarte en esa habitación de hotel sola.

>>Mucho menos cuando sé quién escogió ese hotel.

—Estás loco —suelto una risa, recibiendo una mala mirada de parte de Scott. Luego de unos tres minutos de silencio Scott toma una respiración y dice—: Se llaman Holly y Dash. A ella no la conozco mucho, sólo unas cuantas historias que Dash ha soltado y pues a él lo conocí unos años atrás.

>>Estuve un tiempo en la cárcel por conducir borracho, nada fuera de lo normal.

Pongo los ojos en blanco, lanzándole una mirada algo incrédula. ¿Estuvo preso?

—¿Querías morir?

—No —Niega, sin embargo la sonrisa en sus labios decae un poco—, es algo que te contaré después.

—Bien —murmuro, no queriendo sacar más información de su parte. Mis ojos caen en el camino algo desolado que tenemos justo frente a nosotros, pero con el paso de los segundos, unos cuantos arboles junto a hierba fresca entran en mi campo de visión—. ¿Viven en una granja?

—Se podría decir que sí, sólo que sin la parte de los animales.

Scott me indica que guarde silencio y señala hacía el camino con uno de sus largos dedos. Mi ceño se frunce, porque lo único que soy capaz de notar es la línea de grava que guía nuestro camino, sin embargo, cuando estoy a punto de soltar una pregunta, una imponente y gran cada se abre paso frente a mi campo de visión.

Podía notar que era de tres pisos, o más, los acabados modernos con baldosas eran encantadores y sin siquiera pensarlo mucho, doy por sentado que el interior de aquella casa sería extremadamente acogedor.

Scott no pierde el tiempo y estaciona el auto junto a un otra Rover y sin esperarlo bajo del auto, mi ceño se frunce cuando noto a Cole fuera de la casa, esperando pacientemente.

—¿Qué haces aquí?

—Esperando a que lleguen —guiña un ojo en mi dirección y luego de dirige al moreno detrás de mí—. Ethan está averiguando lo que falta, no creo que nos tardemos mucho en solucionar todo este embrollo.

—Sabes que aún no respondes a mi pregunta, ¿no, Cole? —digo, Scott me da una nalgada algo fuerte y me quejo un poco, en cuanto estoy a punto de mandarlo al infierno la puerta se abre, mostrando a un moreno cubierto de tatuajes. La tinta negra estaba en cada rincón que intentaba observar y eso me incomodaba un poco.

¿Cuánto dolor es capaz de aguantar?

—Dash —Scott saluda, envolviendo su brazo en mi cintura y tirando de mí sin cuidado alguno. Intento mantener su ritmo cuando entramos a la casa—, pensé que esto sería mucho más pequeño cuando dijiste que querías estar tranquilo.

—Tu y yo sabemos que la tranquilidad no ronda en nuestras vidas —Ojos grises caen sobre mí y luego regresan a Scott—, ¿es ella?

—Mi dolor en el culo, Dylan Abbot.

BAD GUYS II: DRIFTING. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora