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~*~


Los ojos de Scott están sobre mí, ni él ni Cole saben qué decir, yo misma me había sin palabras para soltar, aquel incomodo encuentro que tuve hace tan sólo dos horas atrás sigue grabado en mi cabeza. La familiaridad con la que aquel extraño me trató heló hasta la fibra más cálida en mi cuerpo.

—Entonces no pensabas decírmelo, ¿no? —Scott dice, tocándose la barbilla con algo de irritación recorriendo su cuerpo. Simplemente niego con la cabeza, para luego soltar un suspiro.

—Tal vez sólo fue una coincidencia —digo, observando a Cole—, tú mismo notaste que no se me acercó, sólo se despidió.

—No creo que sea una coincidencia, Scott —Cole me ignora por completo, observando a su mejor amigo, sus ojos azules se giran un segundo hacía mí, para darme una mirada cargada de duda—, ¿mencionaste tu nombre durante el tiempo que pasaste en el ascensor?

—No, simplemente se subió, me hice a un lado y eso fue todo —digo, con algo de prisa—, hasta que llegamos y se despidió diciendo: "Nos veremos, Dylan." Luego se marchó.

—Llama a Rick —Scott dice, dirigiéndose a Cole—, él acompañará a Dylan todo el tiempo en que yo no esté con ella. Incluido en su casa.

Cole asiente, para luego levantarse del asiento que se encontraba a mi lado e irse, por donde se suponía que se encontraba una de las chicas que nos había traigo un poco de jugo.

Me sentí muy incómoda cuando Scott dijo que no era necesario comprar los tickets para un avión, él simplemente dejó que Cole condujera hasta que llegamos a un hermoso jet privado. Me había negado, pero, Scott ni siquiera me dejó terminar cuando ya me encontraba en su hombro, siendo tratada como toda una bolsa de papas.

—¿Quién es Rick?

—Guardaespaldas —Los ojos café de Scott me observan y no tengo ánimos para pelear con él sobre las cosas que consideraba buenas o malas. No quería un guardaespaldas—. ¿Está todo bien?

—Supongo que sí —digo, dejando de lado el vaso con jugo del cual estaba bebiendo. Scott arquea una de sus cejas, claramente invitando a soltar todo lo que tengo decir, pero simplemente me encojo en mi asiento, simulando estar agotada—. Sólo estoy cansada de discutir contigo, Scott.

>>Si quieres que tenga un guardaespaldas, está bien, pero debes saber que estoy en contra de eso.

—Dylan...

—Sólo es eso —Lo interrumpo, observándolo con calma—, puedes hacer lo que quieras, Scott.

El silencio que nos invade es mucho más de lo que puedo soportar y, bajo la atenta mirada del moreno rebusco en mi bolso de mano por el teléfono que él mismo me había regalado. El resto de los accesorios los obtuve justo antes de llegar al aeropuerto e, ignorando que él me está llamando, me coloco los audífonos con la música a tope.

La suave voz de Sabrina Carpenter me envuelve y me empuja con suavidad hacía la neblina del sueño mientras canta sobre una pareja con más diferencias que semejanzas y con eso simplemente pienso en que si Scott y yo nos esforzáramos, nadie podría separarnos, pero aún seguíamos luchando por saber quién tenía más poder que el otro.

Y aún no tenía idea de por qué lo hacíamos

Siento que ha pasado una hora cuando un brazo me sacude con suavidad. Tiró de los audífonos, los cuales habían dejado de sonar y me encuentro con la mirada de Scott. Luce preocupado.

—¿Estás bien?

—¿Qué? —digo, tratando de estirarme un poco, pero mis músculos están algo maltratados por la posición en la cual me había quedado dormida, por lo que, con mucho cuidado me remuevo en mi lugar, estirando las piernas—. ¿Llegamos?

BAD GUYS II: DRIFTING. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora