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La sensación se agua cayendo sobre mi cuerpo me hace estremecer. Está helada, haciendo que mi piel se erice ante su paso. Risas y unas cuantas maldiciones resuenan en mis oídos y, cuando al fin puedo recobrar mis sentidos, un grito se libera de mi boca, con fuerza, resonando con un seco eco en las paredes que me rodean.—Ya era hora —Una voz ronca, dice, riéndose con sarcasmo—, pensé que la niña bonita de papi nunca despertaría.
Con violencia, la venda que cubre mis ojos es arrancada, haciendo que la luz a mí alrededor me aturda. ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? Parpadeo, tratando de que mis ojos se adapten a la luz que me mantiene cegada por unos segundos y, cuando creo que al fin puedo ver con normalidad, busco con mi mirada al dueño de la voz.
Welter, con una cabellera completamente blanca me observa con el ceño fruncido, el odio se refleja en sus ojos y, con un golpe atestado contra mi rostro, siento la sensación de placer que le causa.
—¿Creíste que ya no nos volveríamos a ver, Delanie? —Estoy atada y siento como mi piel arde cuando intento tirar de las cuerdas. Mi cabello es tomado en un puño y, sin cuidado alguno, arrancándome un quejido, él tira de mi cabeza, obligándome a observarlo—, creíste que después de lo que tú y la perra de tu madre adoptiva me hicieron se saldrían con la suya, ¿no?
Antes de que otro golpe sea atestado contra mi rostro, una mano detiene a la basura frente a mí, siento su pesada mirada sobre mí, sin embargo, gracias al puño de Welter en mi cabello, soy incapaz de girar mi cabeza.
—Si no quieres que te rompa la cara deja de golpearla, Welter —dice, con enojo—, puede que esté trabajando bajo las ordenes de esa mujer, pero nunca firmé un papel donde indica que debemos golpearla.
—Lárgate —Welter escupe, completamente encoleriza, con dirección al hombre, este no responde, sin embargo, soy capaz de escuchar sus pasos alejándose.
—¡Espera! —grito, recibiendo otro golpe por parte de Welter, el sabor metálico llenando mi boca me indica que ha roto mi labio y el dolor no tarda en llegar, pero, a pesar de eso, continuo hablando—: ¡No te marches! Si aún hay algo bueno dentro de ti... Sácame de aquí...
—Muy tarde, Delanie —dice Welter y, seguido de eso, el sonido de una puerta siendo cerrada con fuerza retumba en mis oídos—, creo que no hay nada bueno dentro de él que pueda salvarte. Está tan acabado como nosotros, ¿no es así?
—Hijo de puta —suelto y luego escupo en su dirección, llenando con mi sangre parte de su rostro, él se limpia, para luego soltarme de un tirón en el suelo.
Todo mi cuerpo duele y me es difícil respirar, mi rostro arde por los golpes recibidos, sin embargo me las arreglo para no soltar una sola lágrima. Él hijo de puta de Welter me había hecho llorar muchas veces, pero eso había terminado. Ya no era aquella niña que gritaba corriendo cada vez que estaba cerca de él. Ya no tenía miedo de él.
Ahora sólo me daba asco.
—Pensar que la pequeña mocosa salvaje es hija de un magnate. ¿Lo puedes creer? —dice, riéndose, caminando delante de mí. Su pie se estrella contra mi estómago, obligándome a girar y quedar sobre mi espalda—. La pequeña bastarda McMahon.
—Yo no soy una McMahon —digo, con apremio. El dolor en mi vientre es mucho más fuerte que antes y hablar se me dificulta mucho más ante el paso de los minutos—, nunca fui una de ellos y nunca lo seré. Todo esto es en vano. No quiero nada que venga de esa familia.
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BAD GUYS II: DRIFTING. ©
Romance"No amas a alguien por su apariencia, o la ropa, o por su carro costoso, sino porque canta una canción que sólo tú escuchas" -Oscar Wilde. Historia Registrada en Safe Creative. © All rights reserved. Se encuentra expresamente prohibida su reproduc...