Capítulo 7

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«Sólo un día»
      Me dije que todavía faltaba un día antes de abril pero sólo me auto engañaba, abril comenzaba hoy. Viernes se había ido volando, entre series de netflix y hoy ya era Sábado, el día comenzó como cualquier otro, desayune, me aliste, corrí, volví a casa, almorcé y a las diez con cacho Ana tocaba la bocina de su auto.
     —¡Buenos días, solecito! —exclamó Ana con una sonrisa. Le di una sonrisa cerrada, puesto que a partir de hoy hasta que empezará Mayo tenía prohibido decir «No», y sobretodo preocuparme por algo. Lo había prometido.
     —Hola —me limité a decir. Ella me lanzó una mirada incrédula. Suspire, también tenía prohibido estar “matada”, debía tener euforia y alegría. Hice una sonrisa gigante. — ¡Hola! —ella sonrió ante mi exageración de saludo, el auto ya andaba— ¿Qué haremos hoy? —pregunté aún con la sonrisa.
     —Ir de compras —me miró rápidamente antes de concentrarse en el camino— Eso no es de Dios —murmuró, mire mi vestuario, ¿qué tenía de malo? Jeans, botas, y una blusa de manga larga. Mire la vestimenta de Ana, falda, zapatos de piso, blusa holgada, y cabello rizado.

     Entramos en una tienda de zapatos, para comenzar. Miré los estantes de tenis pero Ana me reprochó con la mirada, nos acercamos a los zapatos de tacón de tiburón. Miré horrorizada cada uno de ellos.
     —¿Rojos? —preguntó, negué a lo que alzó las cejas.
«No puedes decir No»
     —Me gustan los negros —pronuncié, eran lindos pero no me gustaban.
     Salimos del local con aquel par de zapatos. Ana tenía bastantes en su casa por lo que no compró. Ingresamos a una tienda de vestidos. Recorrimos los pasillos.
     —¿No tienes algún conocido, chico? —preguntó mientras pasábamos los vestidos del perchero. Negué— Esa te la paso, eh —me señaló. Seguimos mirando vestidos— Hoy vamos al club, no quiero que vayas sola ya que Aaron estará ahí —mencionó, abrió una sonrisa mientras me enseñaba un vestido rojo, ¿acaso lo era? Era un pedazo de tela color rojo. Muy corto. Para evitar decir «no» dije:
     —¿Planeas convertirme en prostituta? —pregunté medio en broma medio reproche, suspiró dejando el vestido.
     —Así que tendrás que conocer a un chico muy guapo o por lo menos con buenas intenciones —me enseñó un vestido azul, lo miré, era muy lindo pero era demasiado largo.
     —No es baile de graduación —además tenía pinta de ser para alguien con un cuerpo voluptuoso, yo era de curvas pequeñas. Lo dejó de nuevo. Caminó hacia otro estante de vestidos.
     —Te digo, ¡necesitas un chico! —pasé de vestidos pero realmente no los miré, sólo vi como pasaban los ganchos.
     —No es cierto, estoy bien. —repliqué.
     —Debo informarte que si alguien te invita a bailar esta noche deberás aceptar —volvió a mí con un vestido color salmón de mangas, corto pero no demasiado, muy lindo. Asentí. Caminamos a los probadores y noté como ella tenía el vestido rojo debajo del salmón.
     —No me gusta —dijo cuando el vestido estaba en mi cuerpo, a mí me gustaba— Prueba con este —me pasó uno color negro, me adentre al probador.
«¿Debería decirle?»
     —Ana —llamé.
     —¿Sí? —mordí mi lengua para después decir.
     —¿Llevarás el rojo? —pregunté, no  era lo que quería decir.
     —Sí —respondió, quité el vestido salmón y lo dejé en el gancho. Tomé el de color negro y lo deslice por mi delgado cuerpo. Me mire en el espejo, era corto, me cubría medio muslo, el color resaltaba el tono pálido de mi piel y tenía una abertura sobre el estómago dejando a la vista mi ombligo, era revelador pero me gustaba.
     —Conocí a un chico —dije saliendo con mi ropa puesta, Ana me miró atónita— Y, me llevaré el negro no me importa si te gusta o no.

The greatestSia (Canción de multimedia)

Estrellas Rotas || Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora