Capítulo 42

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«He trabajado hasta el cansancio, una noche no hace daño»
    
Fue lo que me dije, y ciertamente era correcto. Así que me quite las obligaciones de hoy de encima, ya mañana las realizaría, pero está tarde iría a casa para convencer a mi novio de darnos un respiro, él también lo merecía.
    
—¿Hola? —dije cruzando la puerta. No obtuve respuesta pero escuché sonidos en la cocina. Avancé hacia allá—. ¿Alonso estás...? —callé abruptamente, Alonso me miró entrecerrando un ojo, comprendí perfectamente así que me retire.

Estaba abrazando a su mamá, y ella parecía estar llorando. Me quedé en la sala y esperé.
    
Sin querer ser chismosa o metiche logré escuchar una que otra palabra, como, “lo siento”,“te amo”,“pronto” y mi nombre.
     
Minutos más tarde salieron, la mujer me dio una sonrisa triste. Se disculpó por haber sido un poco grosera en la cena y me abrazó, no la rechacé. Luego se marchó asegurando volver pronto. Alonso me abrazó por detrás.
    
—Eres maravillosa —murmuró en mi oído, provocando que sonriera.
    
—¿Así?
    
—Palabras inmortales de mi mamá —besó mi mejilla—. Además se pondrán en contacto con mi hermana. Sonreí.

*

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Una cerveza, mi chico, mi amiga y música, era todo lo que necesitaba. Sentía que todas las responsabilidades se desprendían de mí, por lo menos está noche.

Ana bromeaba con Alonso, y de vez en cuando conmigo. Luego bebía y se ponía cariñosa con su novio para luego volver a sus chistes malos, ya estaba ebria.
    
Alonso se puso de pie riendo mientras sacudía la cabeza, tomó mis manos.
    
—¿Qué pasa?
    
—Quiero bailar contigo, ven —me puse de pie y antes de perdernos entre el gentío Ana gritó:
    
—¡Uy, se van a lo oscurito!¡Usen condón! —en lugar de reír me puse colorada, ¡todo el mundo la escuchó! Bueno, no todos. Pero sí algunos.
    
—Está demente —dijo Alonso. Reí.
    
—Y que lo digas —empezamos a bailar, tres o tal vez cinco canciones, después empezó a sonar Feel so close, intercambiamos una mirada cómplice.

A media canción una chica de pelo oscuro nos empezó a mirar, se inclinaba hacia nosotros. Me separé de Alonso.
    
—¿Disculpa? —pregunté con las cejas fruncidas.
    
—¿Alonso? —él volteó y el color desapareció de su cara. Miré de la chica a Alonso y vice versa, algo me decía que tenían historia.
    
—¿Nos disculpas un momento? —me dijo Alonso, asentí dejando de fruncir las cejas. Él se alejó con la muchacha.

Mientras yo regresaba con Ana y Aaron le heche una que otra mirada, Alonso parecía alterado. La chica en cambio parecía confundida.
    
Media hora después Alonso me encontró en la barra. Parecía disgustado o tal vez ansioso, nervioso.
    
—¿Quién era ella? —pregunté.
    
—Era, ella, ella no era nadie. —negó.
    
—¿Era tu ex?
    
—No, Hayden. No era nadie —fruncí las cejas. Luego me alejé de él—
¿A dónde vas?
     
—Por Ana, le diré que ya fue suficiente —avancé entre el bullicio de personas en busca de Ana, estaba bailando con Aaron.

Hablé con Aaron y entre los dos sacamos a Ana del antro, Alonso siguiéndonos. Él manejó, yo de copiloto y la parejita atrás. Aaron cuidando de Ana.
    
—¿Todo está bien? —preguntó Aaron, Alonso y yo nos miramos. No había nada bien, la tensión en el aire se cortaba con tijera. Alonso se limitó a asentir apretando los labios.
    
Estacionó en nuestra casa, salimos del auto dejando a Aaron al volante.
    
—Te veremos luego —habló Alonso hacia Aaron, yo entré a casa—. Hayden —me llamó Alonso cuando iba a la habitación—. Hayden —regresé a la estancia.
    
—¿Qué sucede, Alonso?
    
—No lo sé, tú, sólo te enojaste conmigo —su cinismo me enfureció.
    
—¿Qué no lo sabes? —me puse el pelo detrás de las orejas—. ¿Quién era la morena con la que hablaste por más de media hora? —tragó—. Está bien si tuvieron algo en el pasado, sólo dímelo— abrió los ojos demás.
    
—¿Cómo lo sabes? —la forma en la que habló me hizo tener un escalofrío. Algo estaba mal.
    
—¿Ella... no es tu ex? —hubo un atisbo de alivio en sus facciones pero se convirtió rápidamente en culpa, su rostro reflejando la culpa me lo dijo todo. No era su ex—. ¿Acaso...?¿Acaso tú...? —un nudo empezó a formarse en mi garganta—. ¿Me, me engañaste? —dije con la voz ahogada.

Apartó la mirada y eso provocó mi llanto.

AtlantisSeafret (Canción en multimedia)

Estrellas Rotas || Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora