Capítulo 50

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«Mi propia vida»
    
Un mes. Un mes sin saber nada de Alonso. Un mes durmiendo sola con el corazón roto. Tiempo en el que pretendí ser fuerte, en el que dije que no me importaba nada más que yo, en el que decidí darme una segunda oportunidad.
    
—¿Hayden? —parpadee varias veces, y disimule una sonrisa—. Tu turno terminó —me dijo la chica que se quedaba en la taquilla por la noche.
    
—Oh, sí. Lo siento —salí de la taquilla—. Te veo luego, Elena —me dirigí a la sala de empleados. Marqué mi salida y agarré mi sudadera.
     
—¿Perdida en las nubes? —dijo Jos entrando, le dediqué una sonrisa.
    
—Algo, estoy nerviosa —me acerqué a la salida. —O ansiosa.
    
—¿Por la universidad? —asentí. —Yo también lo estaría... Ya sabes, eres vieja —tomé un trapo que colgaba junto a la puerta y se lo lancé, él se movió pero el trapo le dio en el estómago.
    
—Boboso —dije pero fruncí el ceño.
    
—¿Boboso?¿Boboso? —se burló de mí—. Creo que se lengua la traba —se mofó.
    
—Es, es un juego de palabras —excuse.
     
—Ajá. Ya, en serio, ¿por qué estás ansiosa?
    
—Por no entrar —abrí la puerta y me recargue sobre el marco, Jos abrochó su chaqueta.
    
—Confía en mí, lo harás —me sonrió. Apreté los labios.
    
—Te veo mañana, Jos —dije y me fui.
    
Hice mi diario recorrido en dirección a mi casa. Con el reproductor de música en aleatorio. 22 de Taylor Swift sonaba cuando atravesé el parque, no podía evitar sentir nostalgia... Fue donde conocí a Alonso.
    
Sacudí mi cabeza, no quería pensar en él... Wish you were here de Avril Lavigne comenzó a sonar.
     —Y todas esas locuras que hicimos las dejaste revoloteando dentro de mi cabezamurmuré en voz baja continuando mi caminar— Demonios, lo que haría por tenerte aquí, desearía que estuvieras aquí —llegué a la calle donde vivía y revisé el correo. Me quité los audífonos y con mi correspondencia entré a mi casa, pasé de sobres y recibos hasta el gran sobre amarillo sellado.

NEW YORK UNIVERSITY (NYU)

Resaltaba en la parte superior. Lo abrí y comencé a leer.
«¡Oh por Dios!»
    
—¡Oh por dios! —grité—. ¡Oh por Dios! —alcé los brazos y salté—. ¡Oh, diablos! ¡Entré! —grité con emoción, empecé a dar saltitos por la felicidad. Luego comencé a bailar—. ¿Quién lo logró? Oh sí, esa fui yo —canté con un ridículo baile—. Lo logré, ajá, la universidad terminaré, oh sí —saqué mi celular y marqué el número de Ana.
    
—Hola, rubia. ¿Qué pasó? —dijo con un tono relajado del otro lado.
    
—¡Vámonos de fiesta! —exclamé— ¡Iré a Nueva York! —la escuché soltar una maldición—¿Ana?
    
—Se me cayó la soda en la cama, diablos, Hayden. ¡Felicidades! —exclamó.

    
—¡Un brindis! —Ana alzó su vaso de shot, sonreí y alcé mi vaso. Aaron también alzó su vaso con una sonrisa. —No, mejor aún —Ana se alejó de nuestra mesa. Miré a Aaron, él se encogió de hombros.
    
—¿Qué va a hacer? —pregunté.
    
—¡Atención!¡Atención todo el mundo! —gritó Ana arriba de la barra, la mayoría de la gente le prestó atención.

«Abrete tierra y trágame... O tragatela a ella»
    
—¡Joder, atención todos aquí! —Ana aplaudió fuerte y todo el mundo la miró, la música bajando de volumen. — ¡Mi amiga, la rubia sexy de allí! —«No me apuntes, no me apuntes»— ¡La que está junto a mi chico súper sexy! —alzó su dedo índice señalándonos, Aaron río y yo morí de vergüenza. ¡Ana!— ¡Irá a la universidad! —Ana alzó su vaso, un grito en el segundo piso se escuchó.
    
—¡Eso! —aplaudió Jos con ánimo, pero fue el único, sonreí. Ana intentó de nuevo.
    
—¡Se larga a Nueva York! —volvió a elevar su vaso aún sin apoyo— ¡La ciudad que nunca duerme! —volvió a elevar su vaso y está vez todos en el antro exclamaron y aplaudieron. Ana volvió a nosotros, la miré negando con la cabeza.
    
—¿Era necesario? —pregunté mordiendo mis labios.
    
—Oh, sabes que sí. Tengo poco tiempo para hacerte pasar momentos embarazosos —me sonrió.
    
—¿Mi chico súper sexy? —preguntó Aaron con las cejas arribas. Ana se inclinó hacia él.
    
—Okay —bebí de uno solo mi trago—. Esa es mi salida —me alejé de ellos pues empezarían a noviar.
    
—Hayden —mis ojos se cruzaron con unos azules... Alonso.

Estrellas Rotas || Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora