Estrellas Rotas || Alonso Villalpando

Capítulo 27

«Expuse todo»
      Se sintió raro, lloré, y realmente no me dio pena hacerlo. Siempre me avergoncé de enseñar cómo me siento en público, Alonso fue la excepción. Mis padres, fueron los únicos que me habían visto llorar, nadie más, excepto Ana.
     —¿Mejor? —Alonso estaba inclinado frente a mí, mirándome con delicadeza. Asentí.
     —Gracias. —Mi voz sonó ronca por el llanto, di otro sorbo al té, que Alonso se había tomado la molestia de hacer. Me sonrió de lado.
     —¿Quieres, decirme qué pasó? —me miró con cuidado, sabiendo que estaba siendo curioso.
     —Mis padres —susurré, su ceño se frunció— Los extraño —Murmuré para volver a dar un sorbo. Lamió sus delgados labios, luego los mordió.
     —Estoy seguro de que ellos están bien donde están, y además que les haría feliz si en este momento tú sonríes —alzó su mano hacia mi mejilla, acariciando— No tiene que ser una grande, una pequeña, ¿sí? —lo miré fijamente— ¿No? Mhm, ¿sabes? También me haría feliz a mí —suspire cerrando los ojos— ¿Eres fan de las cosquillas? —abrí los ojos en alerta, él sonrió— ¿Con qué no, eh? —alzó una ceja y sonreí de lado, abrió más su sonrisa— Eso, ya sonreíste. ¡Soy el creador de sonrisas! —exclamó abriendo los brazos, hice más grande mi sonrisa cerrada mirándolo con las cejas fruncidas— Mal nombre, ¿verdad? —asentí dejando la taza en la mesa.
     —Pésimo —declaré y sonrió. Algo en sus ojos dudó. Aclare mi garganta— ¿Pasa algo?
     —¿Algo como qué?
     —Algo que tengas que decir —alce las cejas, Alonso titubeó.

«No, no, no, no»
     No quería llorar, pero me sentía débil y lo hice.
     —No, no llores. Hayden, no —pidió Alonso, pero no le hice caso. Trató de tomar mi mano pero la aparté, el dolor ante mi rechazo a su toque surcó su facciones, apretó los labios y me miró.
     —Vete —pedí. Mi voz fue irreconocible, áspera.
     —Hayden —lo miré borroso durante unos segundos por las lágrimas pero éstas cayeron, las lágrimas cayeron.
     —Alonso, vete —repetí— De todas formas lo vas a hacer, hazlo ahora —él, sus hermanos y sus padres regresaban a México, dijo que trató de independizarse pero los departamentos no eran muy económicos y que cuánto mucho, sólo pagaría cinco meses el alquiler antes de quedarse sin nada.
     —No podemos terminar así —me levanté del sofá en dirección a la puerta, la abrí y él me miró parado frente al sofá.
     —Fue, un gusto conocerte, Alonso —no quería sonar orgullosa, pero lo hice. Le había cogido cariño a Alonso, demasiado. Y tener que perderlo, dolía como el infierno.
     —Hayden —camino a mí y cerró la puerta— Podemos hacer que funcione.
     —¿Una relación a larga distancia? —negué— Para mí no funciona, ¿de qué me sirve tenerte a kilómetros? —suspiró.
     —Eso funciona para mí, ¿por qué no para ti? —desvié mi mirada de él, primero la posé en la sala, luego en la entrada a la cocina, enseguida a mi habitación. Una pensamiento me asaltó, uno completamente loco.

Wonderwall – Oasis (Canción en multimedia)