Capítulo 49

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«Quebró mi confianza y rompió mi corazón»
    
—Hayden, yo estaba tratando de evitar que, que salieras herida —dijo llorando.
    
—Es lo peor que puede hacer... Buscar una excusa cuando, cuando no la hay —parpadee, quería dejar de llorar pero las lágrimas resbalaban por mis mejillas, una bajaba hasta llegar a mis labios y entonces la otra salía.
    
—Realmente lo siento. Lamento haberte engañado y haberte mentido. Lo siento.
    
—Que lo sientas no cambia lo que hiciste y no evita el que haya un bebé que sea tuyo —mi voz tembló. El corazón me latía velozmente zumbando en mis oídos llevándome a la alteración—. ¿Cómo?¿Cómo pudiste?¿Cómo pudiste fingir que todo estaba bien cuando sabías lo que estaba pasando?¿Cómo pudiste hacerlo otra vez?
    
—No pude, nada estaba bien. No fue difícil —dijo rendido—. Por favor, Hayden. Una última vez. Dame una oportunidad —pidió con la voz ronca.
    
—¿Crees que lo mereces? —caminé a la puerta y la abrí. El pánico viniendo a él.
    
—No volveré a fallar, cuidaré de tu corazón, no mentiré —dijo tartamudeando.
    
—Ya lo hiciste —hablé con un hilo de voz.
    
—Hayden... —ladeó el rostro—. Estamos casados.
    
—Sólo fueron palabras, Alonso —con eso último supe que había sido yo la que definitivamente había matado la relación—. ¡Fuera de mi casa! —grité, mi voz sonando firme y fría— ¡Ahora! —él agarró su celular del sofá y dio un paso hacia mí pero se detuvo para mirarme fijamente—. ¡Vete!¡Y no vuelvas! —salió dando zancadas.

    
La impotencia fue la sensación que reemplazó el dolor tan pronto como cerré la puerta de un golpe. La risa de Alonso me llenó los oídos. Caminé de un lado a otro en la sala, tocándome el cabello con furia.

«¡Fuera de mi casa!»
    
Tiré una patada al sofá mientras recordaba las veces que Alonso se había quedado dormido allí en medio de una tarea. Solté un grito lleno de frustración y lancé una almohada hacia la pared.

«¡Fuera de mi recuerdos!»
    
Fui a la habitación. Las imágenes de Alonso tocándome y besándome grabadas en mi piel. Logré volcar el colchón y arrojé por los aires la ropa de Alonso, salté sobre ella diciendo maldiciones.
    
Salí hacia la cocina y pude ver la silueta de Alonso, dándome la espalda mientras hacía la cena. Pude escuchar su voz preguntando sobre mi cansado día mientras batía algo o movía un sartén.

«¡Fuera de mi mente!»
    
Agarré un trapo que colgaba de la isla y la arrojé contra el zinc, tirando dos platos, agarré una pala de madera y la lancé, golpeó el microondas. Regresé a la sala y pateé la pared para luego volcar la pequeña mesa de centro, un vaso se quebró y el control remoto cayó al piso.

«¡Fuera de mi corazón!»
    
Respiré de manera agitada, una capa de sudor me recorría la espalda y la frente. Estaba agotada por el coraje. Estaba destrozada por la traición. Estaba triste por perderlo.
    
—¡Ah! —solté un gemido mitad sollozo.

Tomé otra almohada y la lancé por los aires, el impulso de mi lanzamiento provocó mi tropiezo. Caí al suelo y ahí me quedé.
    
Lloré. Grité. Lloré. Maldije. Lloré. Gemí. Lloré. Solté sollozos y sonidos incontenibles. Me hice bola en el suelo y lloré.

Estaba sufriendo los síntomas de un corazón roto.

WingsBirdy (Canción en multimedia)

¡Hola!
Me demoré un día, lo siento. Pero, aquí estoy con este nuevo capítulo, espero les haya gustado.
AVISO, mis días de publicación ahora serán los martes.

La razón de mi ausencia en algunas de mis obras es porque tengo trabajo y escuela, y pues, no tengo tiempo. Pero realmente intento escribir y publicar. Ah, y es Martes porque es mi día de descanso. Para aquellas que me preguntaron, aquí está la respuesta. Y sin más, gracias por leer. Bye.

Estrellas Rotas || Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora