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Jessica, ¿eres tú?- Preguntó Lucius. Oí la puerta del apartamento cerca del garaje,
seguido por el sonido de la nieve que se pisoteaban los pies fuera.
-Hey.- Me asomé a la cocina. -Estás aquí temprano.-
-Y tú estás aquí... en absoluto.- Tiró la chaqueta, en la silla de cuero. -Pensé que había
permanente continuación, en nuestras residencias tradicionales.-
-Lo hicimos.- Me metí de nuevo en la cocina, revolviendo una olla en ebullición.
Mierda. Esperaba tener cena en el momento en que volviera de la escuela. -¿Por qué
estás en casa, ya?-
-La práctica de baloncesto fue precedida por la nieve. En los Cárpatos, le llaman a esto
la equivalente de "un polvo". Un pequeño inconveniente. Aquí, parece ser motivo de
pánico en las calles. Saqueos y disturbios por el pan de la última 'Wonder Bread', en la
tienda de comestibles, como si no pudiera obtener una pizza sin el borde de la
inanición. -Lucius olfateó el aire.-
-Repito: ¿Por qué estás aquí? ¿Y qué es ese olor? -
-Yo sabía que estabas cansado de cazuelas veganas, así que hice un conejo- Le dije.
-Los vi en tú congelador cuando vivía aquí- Alcanzó corto para un segundo. -¿Qué? Yo
cocino un conejo.-
-En realidad, es conocido como 'hace'- Corrigió Lucius, uniéndose a mí en la cocina. -Y si no sabes cómo correctamente lo llaman, ¿cómo saber qué hacer con él?-
-He encontrado este libro de cocina en tus estantes- Le tendí, a maltratadas, la
referencia de colores. -¿Ves? -Lucius frunció el ceño, en la lectura.
-"Cocina de La Vía de Rumania. ¡En Inglés! Me había olvidado he traído esto." -Me
miró y sonrió con ironía. -Nuestro cocinero envió esto por tus padres, anticipando que
ajustaran sus menús, para satisfacer mis gustos, ciertamente no esperaba que me
encontrara a mí mismo, en el hogar de los veganos, que nunca se dignó siquiera para
dar cabida, a la pasión de un rumano de La Realeza, carne.
-Bueno, hay un montón de 'carne' en el menú de esta noche - Le prometí. -Estoy
haciendo la sopa de cordero agrios, también. -Tomé el libro de él, lo abrió, y señaló
con el dedo en la página que había marcado. -Esta receta. -Lucius leyó atentamente.
-¿Cómo en el mundo seguro, levitan picada, en el Líbano del Condado, Pennsylvania?
-Lo comprobé en Transylvaniancooking.com. Puede sustituir al estragón.
-El 'cordero agrios' debe ser el olor -dijo, arrugando la nariz. -Eso continuará. Y si tus
padres saben que cocinaste carne, ¡ay de vosotros!
-Hey, ¡estoy tratando de ser agradable aquí! -Lucius se rió.
-Sí. Al proporcionarme un buen caso de la triquinosis. Haré portadores conocidos.
La experiencia no debe meterse con el juego. -Levantó la tapa de la liebre en maceta,
que se guisaba de lejos, entonces me miró, con una ceja arqueada. -Hiciste limpiar
esta pequeña bestia, ¿correcto?
-Al igual que... ¿Lavar en el fregadero?
-Eliminar las tripas. Veo algo flotando allí...
-¿Hubo entrañas? -Lucius agarró una cuchara ranurada y la agitó en torno a la olla.
-Ahora, creo que hemos identificado la fuente del olor. Yo diría que este es un bazo -
anunció, la pesca acabó siendo, algo que parecía ciertamente resbaladiza. -Órgano
poco desagradable. No es la parte más sabrosa de nada. Incluso, los gatos no se
mueren de hambre por ingerir el bazo.
-Creo que deberíamos volcar la liebre -le dije con tristeza. La cena no estaba
resultando, así como yo esperaba.
-En realidad, Jessica, tanto como yo aprecio el esfuerzo... -Hubo un golpe en la puerta.
-Disculpa -Lucius dijo, dirigiéndose a contestar.
-Mmm, claro. -Me asomé a la olla. Había otras cosas resbaladizas en torno a allí,
también, como la liebre se rompió. Huy. ¿Quién sabe?
La puerta chirrió, abierta.
-¡Luc! ¡Hey! -Sentí algo así como una patada en mis entrañas, cerré de golpe, la tapa
de la olla. Yo sabía de quién era la voz falsa… Faith Crosse. ¿Qué está haciendo aquí?
-¿Has tenido problemas con la nieve? -Lucius preguntó. Yo olía pizza por el hedor del
bazo.
-No, no es gran cosa para mí. -Faith se rió. -Vine en la Hummer de mi padre. Si yo estuviera en un accidente, no sería la muerte. -Qué humanitario. Me mudé a la
entrada de la cocina, apoyada en la puerta, con los brazos cruzados, observando.
-Por último, un Countian Líbano, que entiende cómo manejar una dispersión de los
congelados -dijo Lucius, con aprobación. -Y podría añadir, que tú estás encantadora,
como de costumbre. Aunque realmente no hace falta decirlo. -Uf. Yo iba a vomitar y no
por el consumo de carnes con órganos.
-¡Oh, Luc! -Faith equilibraba la caja de la pizza, como una camarera, liberando una
mano para estrechar el antebrazo, coqueta. -Tú siempre dices lo correcto. -¿Y he
traído lo correcto? -dijo, su desahogo por la pizza. -Este es un local con delicadeza,
que he llegado a apreciar honestamente. -Seguro que huele mejor, que lo que se está
cocinando aquí. - Faith miró a su alrededor, en busca de la fuente del olor, y se fijó en
mí. -Oh, hola. -Ella arrugó la nariz. -Yo estaba diciendo que algo huele mal aquí.
-Claro que sí -estuve de acuerdo. -Lucius pasó junto a mí, llevando la pizza a la cocina.
-Como yo estaba a punto de decir, Jessica, la cena sería algo inconveniente esta noche,
ya que he invitado a Faith a estudiar.
-¿Estudio? -Me sentí más asqueada, que mi estofado de conejo. Más amarga, que la
sopa de cordero.
-Sí -dijo Faith. -Lucius me pidió que fuera su compañera en Literatura Inglesa. -
¿Compañera? ¿Para qué? Y si hay alguna asociación que hacer, ¿por qué no le
pregunté? Miré a Lucius, sabiendo que no había traición en mis ojos. Deseando ver.
Pero él me evitaba.
-Sí, ¿recuerdas cómo me ofrecí a hacer mi 'obligatorio libro del informe oral sobre
Cumbres borrascosas? -Me preguntó. -Bueno, después de estar escuchando sin cesar
las sofocantes-y rara vez edificantes- presentaciones de nuestros compañeros de clase,
pensé que podría ser interesante, para condensar la novela en una obra de teatro
pequeña. Resaltando las piezas dramáticas.
-Yo voy a ser Catherine -Faith señaló.
-Supongo que eso te hace Heathcliff -le dije a Lucius, apenas enmascaraba la
infelicidad en mi voz.
-Precisamente. -Apagué los quemadores. Tal vez el dolor que sufro desaparecerá en
un año o así.
-Supongo que voy a seguir, entonces. No quiero interrumpir.
-Puedes quedarte a comer pizza -Lucius ofreció. -No debes haber comido. Al menos,
espero que no el sabor de la liebre. Es posible que no haya hervido el tiempo
suficiente para matar los parásitos…
-¿Tú hervías el pelo? -Faith intervino. -¿Es así cómo lo obtienes de esa manera, Jenn? -
Miré a Faith por un tiempo, con ganas de tener un regreso realmente grande. Pero
nada llegó a mi mente. Nada. Voy a regresar a la casa -dije, tratando de salir con un poco de dignidad. Tratando de
salir sin llorar. Me había salido mal. Todo fue un desastre. Lucius debió haber visto mi
decepción, la humillación en mi cara, porque dijo
-Discúlpanos por un momento, Faith.
-Claro, Luc -se ofreció, la eliminación de sí misma, al otro lado del pequeño espacio.
-Voy a comprobar tus armas, aquí. Me encanta la decoración diabólica. -Lucius me
tomó del brazo, me llevó hacia la puerta.
-Jessica -dijo en voz baja -lo siento.
-¿Para qué? -Apenas me molesté en bajar la voz. Realmente fueron brotando lágrimas
en mis ojos. Lágrimas de cocodrilo. Lágrimas de vergüenza. Yo estaba tan estúpida.
Había tratado de cocinar un conejo para él, y una niña viene para acá. No cualquier
chica. Faith Crosse.
-Fue amable de tu parte el intentar… un gesto dulce. -No había piedad en los ojos de
Lucius, cuando empujó un rizo perdido, detrás de mi oreja, como si yo fuera una niña
herida. -Pero tal vez no la mejor idea. Ahora, no.
-Sí -yo estaba de acuerdo, empujando su mano de mi cara. -Fue un error.
-Faith es una amiga -explicó con calma. -Me parece que necesito un amigo ahora
mismo. Alguien que me entienda. -Eso realmente me picó. ¿Quién puede entenderte
mejor?
-Yo no-te entiendo.
-No, de la misma manera... -Echó un vistazo a Faith, que había quitado la espada de la
pared y estaba probando el punto. -No puedo explicarlo ahora.
-Oh, no tienes que hacerlo. -Su voz se endureció un poco, al igual que su agarre en mi
brazo.
-Jessica, tienes a Jake. Elegiste a Jake. Y tienes a Melinda, también. ¿Debo ser aislado
yo?
-Por supuesto que no. Lo que sea. -Saqué su mano de mi brazo, abrí la puerta y salí
corriendo del apartamento, sin molestarme en buscar mi chaqueta.
Como he pisoteado por las escaleras, las lágrimas realmente comenzaron a
derramarse, y oí a Lucius salir en mi búsqueda.
-Jessica, por favor... -No le hice caso y seguí mi camino, y no oí que me volviera a
llamar. Antes de haber llegado al fondo, yo escuché la puerta del apartamento que se
cerraba de golpe.

Guía de Jessica para ligar con vampiros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora