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Mi mamá vino a mi habitación a la medianoche.
-Su luz, todavía no se enciende.
-¿Está viendo también? -Yo había estado mirando por la ventana, mirando el garaje.
-Por supuesto. -Desvié la vista por un instante. -¿Crees que va a estar bien?
-Honestamente, no lo sé.
-Sabias acerca de cómo lo golpeaban, ¿no? -Mamá tiró de la cortina, más uniéndose a
mi vigilia.
-Yo no sabía a ciencia cierta, pero yo sospechaba...
-Lucius, dijo que lo golpearon de nuevo, y otra vez, y otra vez. -Cuando dije esas
palabras en voz alta, mi ya intenso miedo, se disparó cerca del pánico.
-Te dije que los Vladescu, tenían una reputación ruda, y Lucius se elevó a ser su
príncipe -dijo mamá, dejando caer la cortina. -No estoy sorprendida de saber que su
infancia no fue feliz. -Ella se sentó junto a mí, en la cama y me besó en la frente, como
solía hacer, cuando yo era una niña y estaba asustada de las tormentas. -Pero Lucius es
muy fuerte -recordó. -Trata de dejar tus miedos, huir de ellos.
Me di cuenta de que llegaba a conclusiones, sin embargo. Igual que yo.
-¿Qué pasa si no vuelve?
-Él volverá. -Ella vaciló. -Jess... ¿lo amas de verdad? -Me salvé de tener queresponder, cuando se encendió una luz, en el piso encima del garaje. El aire vino a mis
pulmones, y se sentía, como si hubiera aguantando la respiración, durante horas. No
esperé a mamá. Salí de la habitación, con mis pies descalzos, volando por el patio
congelado. No le di importancia al frío que hacía.
Encontré a Lucius en el baño. Estaba sin camisa, inclinado sobre el fregadero,
lavándose la cara. Me oyó entrar, pero no se dio vuelta.
-Vete.
-Lucius, ¿qué pasó? -Él permanecía encorvado.
-Déjame en paz. -Me acerqué.
-Date la vuelta.
-No. -Pasos sonaban en la escalera, y mi mamá entró detrás de mí. Ella dio unas
palmaditas en el brazo, luego se trasladó al lado de Lucius, en la misma tranquila,
forma amenazante, que había movido hacia Belle del Infierno, en ese horrible día.
-Lucius -lo tranquilizó, poniendo una mano en su espalda. Me di cuenta de que hacía el
gesto, de cuando yo era una niña, de vomitar. Los músculos de Lucius, se habían
ondulado, estremeciéndose.
Se me ocurrió, que quizás, sólo quizás, él estaba llorando. O tratando de no hacerlo.
Muy duro. Mi mamá se inclinó hacia abajo, cerca de Lucius, echando hacia atrás, su
cabello negro. Se enderezó, dirigiéndose a mí.
-Jess, ve a buscar el kit de primeros auxilios, en el marco del fregadero de la cocina.
-Mamá... ¿Está bien?
-Sólo tienes que ir, Jess -dijo con calma. Yo no quería ir. Quería quedarme con Lucius.
–Ahora -instó.
-Sí, mamá. -Me detuve en la puerta, mirando hacia atrás, y vi que mi mamá había
doblado a Lucius ella misma, sus brazos alrededor de él. Estaba temblando. Tenía
convulsiones. Ella le acariciaba el pelo, hablando con él en voz baja. Es por eso que mi
mamá, me había enviado. Ella sabía que Lucius, no querría que yo lo viera romperse,
tal vez, bajo la presión del primer toque maternal, que había conocido. Cerrando la
puerta sin hacer ruido, obedecí y corrí a la casa.
Volví con el kit de primeros auxilios, seguido por mi padre, aturdido, que todavía
estaba luchando, para atar su bata alrededor de la cintura, cuando él estaba a mitad de
la escalera.
En este momento, Lucius estaba acostado en su cama, mi madre sentada junto a él. Se
encendió la lámpara de noche, cuando le di el kit de primeros auxilios. Lucius volvió
su rostro hacia la pared, pero podía ver que estaba mal maltratado. Su labio estaba
dividido, y moretones oscuros se formaron bajo su ojo y a través de su mejilla. Su nariz
estaba un poco torcida.Voy a buscar un paño frío -Papá ofrecido, haciéndose útil.
-Estoy bien -Lucius insistió. Pero él se estremeció cuando mamá le secó el labio roto
con el alcohol.
-No estás bien -dijo mamá.
-No es mi mejor año, ¿eh? -Lucius bromeó con amargura. -Por lo menos el caballo, no
sabía lo que estaba haciendo. -Papá se sentó, también, a los pies de la cama.
Distraídamente cogió el paño, como no sabía qué hacer con él, ahora que lo había
traído.
-Lucius, ¿qué pasó? -Lucius no respondió.
-Lucius -Papá le preguntó de nuevo. -Dinos.
-Jessica, debe ir a la cama -dijo Lucius, finalmente, enfrentado todavía a la pared. -Es
tarde.
-Quiero quedarme.
-Eres una niña -dijo Lucius. Su voz era áspera. Distante. -No necesitas tener
conocimientos de todo esto. -Mis padres se miraron, y me di cuenta de que en ese
mismo momento, se iba a juzgar si realmente era todavía una niña.
-Jess, puede quedarse si quiere -Papá dijo finalmente. -Esto le afecta también a ella.
-Me iré por la mañana -Lucius prometió. -No voy a afectar, a ninguno de ustedes por
más tiempo.
-No vas a ir a ninguna parte -dijo mamá, tomando la toalla de papá y le limpió un poco
de sangre de la mejilla a Lucius. Suavemente volvió su rostro hacia ella, y vi el daño
completo sobre él por primera vez. Aunque la habitación estaba en penumbra, me di
cuenta de que lo que el caballo le había hecho a Lucius, no se comparaba con lo que le
habían hecho sus "tíos". Tenía un nudo en el estómago por la ira y la tristeza.
-Esto es entre yo y mi familia -dijo Lucius. Se incorporó un poco. Todavía no me había
mirado. -Me iré a casa y trataré con ella. -Todos sabíamos lo que significaba. Más
dolor. Más cicatrices.
-Esta es tu casa -dijo papá, con voz firme. -Tú te quedas aquí. -Como papá extendió
esa invitación, y mientras veía a mi madre atender las heridas de Lucius, vi, por último,
las personas que habían robado a un niño de Rumanía, salvando su vida. Se me
ocurrió, de repente, que no tenían ninguna duda que arriesgó su vida por mí. Me
pareció extraño y egoísta que nunca me hubiera dado cuenta antes. Por supuesto, que
siempre había minimizado sus propios riesgos.
-Casa. -Lucius escupió la palabra con desprecio.
-Sí. Casa -dijo mamá.
-De hecho -Papá añadido, colocando su mano sobre el brazo de Lucius. -Tú has estado
aquí en este garaje demasiado tiempo. Nunca me di cuenta de lo frío que es, estar
aquí. Esta noche vas a volver a la casa. Permanentemente. Vamos a hacerte sitio.
-Yo no podría imponerme más. -Lucius se dirigió a papá. Y no tienes que temer por mí.
Los ancianos no piensan quedarse aquí. Confíe en mí. Estén seguros, de que el
mensaje, ha sido entregado. Que voy a obedecer.Sin embargo, quiero que tú te muevas dentro -dijo papá, anulando a Lucius. -¿Puedes
levantarte? -Lucius parecía demasiado maltratado, demasiado cansado para protestar
más. Sacó las piernas alrededor, lentamente, y se detuvo en el borde de la cama.
-Maldición -dijo, agarrándose las costillas. -Ellos memorizaron cada lugar, que se ha
roto en mí, la mejor para romper otra vez, de manera más eficiente.
Mamá puso el brazo sobre los hombros al descubierto de Lucius, reconfortante, y yo
deseaba poder haber estado en su lugar. Lucius se apoyó en ella, permitiendo de
nuevo a cierta debilidad, y ella lo tenía por un momento, mirando a mi padre sobre la
cabeza inclinada de Lucius. Hubo una profunda tristeza en sus ojos.
-Trata de estar de pie -dijo papá, teniendo a Lucius por el brazo.
-Gracias -respondió Lucius. Aunque golpeado, mantuvo un aire aristocrático, una vez
en sus pies. -Gracias, gracias por todo. Siento traer tantos problemas.
-No es un problema, hijo -Papá prometió, ayudando a Lucius a ponerse estable con un
brazo alrededor de la cintura. -No hay problema en absoluto.
Lucius se estremeció una vez más cuando mamá le deslizó su brazo alrededor de su
cintura, también. Empezaron a caminar, lentamente, Lucius se detuvo, pero después
de unos pocos pasos.
-Dra. Packwood... Sr. Packwood... en el pasado, no he sido siempre amable. Me temo
que yo los he llamado… débiles. Esto es tan diferente a mi familia, tú sabes.
-Está bien, Lucius -Mamá le respondió, instándolo a lo largo. -No tienes que decir
más.
-No -objetó. -No, lo hago. Me equivoqué al insultarlos, y no sólo porque son mis
anfitriones. Me temo que confundí la bondad, con la debilidad. Mis disculpas. Me
quedo sólo con su ayuda - profundamente corregido.
-Vamos, Lucius. -Papá dio unas palmaditas en la espalda a Lucius. -Disculpa aceptada.
Ahora vamos a la cama. -Hemos hecho un patético, lento camino, arrastrando los pies
por el pequeño desfile del patio congelado, mamá, papá, y Lucius caminando
penosamente por la nieve junto conmigo al lado.
Mi mamá hizo una cama para Lucius, en su oficina, un cubículo pequeño de una
habitación entre nuestros dos dormitorios, y pretendía ir a la cama a sí misma. Pero yo
sabía que mis padres estarían alerta toda la noche. Yo sabía que no me fiaría de Lucius
la afirmación de que sus familiares brutales se dirigían a su casa. Y ellos se
preocupaban de que fuera a desaparecer en la oscuridad. Yo estaba preocupada,
también. Pronto, sin embargo, oía la respiración de Lucius profunda, constante al lado.
Tenía que estar durmiendo. Ciertamente, estaba exhausto. Como ya he arrancado el
cubre-cama, de vuelta en mi cama caliente, me recordé que era la víspera de Año
Nuevo, y me di cuenta de que el nuevo año ya había comenzado. Me gustaría tener
dieciocho años antes. Técnicamente, la edad suficiente para casarse.En la habitación contigua a la mía, el hombre que había sido contratado para casarse
conmigo prácticamente desde su nacimiento, dio la vuelta y dio un gruñido sordo de
dolor. ¿Cuántas veces, me preguntaba, había él sido "eficientemente" roto y gritó así,
con el sufrimiento, incluso en su sueño? ¿Y si llevaba otras lesiones en el interior? ¿Un
dolor incluso peor que los huesos rotos y los cortes y contusiones?

Guía de Jessica para ligar con vampiros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora