10

202 17 4
                                    

Querido tío Vasile:
La lenteja es quizás la comida más versátil e indestructible de la tierra.
Uno puede comer la lenteja sin adornos; casarla con su primo hermano (se refiere a la lenteja), el
grano torpe; o tener la tentación de ahogarla en vinagre seco para ensalada vegetariana. Pero la
lenteja siempre sobrevivirá. De verdad, en la casa Packwood la pequeña y tenaz legumbre
sobrevivirá enérgicamente, libre de cualquier sabor, e insinuando su infatigable parecido con ella
misma en cualquier otra cena, expectante de ser comida. Una y otra vez.
Y ni siquiera me hables de “Jell-O” o hamburguesas.
¡Por amor de Dios, Vasile!
¿Cuánto debo aguantar por el interés de paz entre los clanes? ¿Debo sacrificarme como el primer
prisionero de una guerra que aún no ha comenzado?
Honestamente, Vasile, no es solo por la comida. (O lo que los Packwoods y el departamento de
Educación de Pennsylvania insistan en lo que es comida.)
Los institutos americanos deberían ser proscritos bajo la normativa de La Convención de Génova.
¡Las impronunciables crueldades que aguanto te asombrarían incluso a ti, un experto de la
crueldad!
Como sabes, siempre he sido curioso sobre nuestra inmortalidad… cómo se sentirá vivir a través
de los tiempos (asumiendo que debo evitar las estacas, como me propongo hacer) Necesito
especular más. He probado la eternidad en el quinto período de señorita Campbell de la clase
"estudios sociales". Tres días hablando sobre el concepto "destino de manifestación" Vasile. ¡TRES
DÍAS! Me moría de ganas de que se levantasen, rasgaran sus apuntes de la conferencia con susmanos pálidas, y gritasen, "¡Sí, América se amplió hacia el oeste! ¿No es lógico, dado que los
europeos se decidieron la orilla de Este? ¿Qué debían de hacer ellos? ¿Avanzar inútilmente hacia
el mar? Pero no debo recurrir al discurso enfático. Esto sería una mala forma de perder mi calma.
Debo aguantar, luchar contra la tentación de convertirme en un palurdo, como la mayoría de mis
compañeros de instituto. (¡Ellos lo desean!), quienes componen un colectivo, vacante, parecido a
un trance entre clase y clase. (Aunque a veces secretamente envidie su capacidad para vaciar sus
mentes durante cincuenta minutos completos, reanimándose solo con el sonido de la campana,
como los perros de Pavlov.
En el punto de que ellos ladran y corretean por los pasillos hasta el comienzo de la siguiente
clase…)
Sin embargo, no hay duda de que te sentirás más intrigado por las noticias del noviazgo, que por
mi supuesta educación. Así que te pondré al día sobre mis progresos con Antanasia.
Estoy feliz de comunicarte de que mi futura princesa a veces muestra insinuaciones de un espíritu
enorme. Desafortunadamente, toda la considerable fuerza de voluntad de Antanasia, su valor
("Spunk") (usando la palabra americana, que suena como algo que habría que quitar raspando la
suela del zapato de alguien, a diferencia de una calidad admirable), completamente está
concentrada en rechazarme. Realmente, ella muestra verdadera devoción en este propósito.
Mientras tanto, tengo la sensación de que Antanasia siente una atracción poco aconsejable hacia
un joven que cultiva heno (¡un campesino! ¡Un ignorante de esto!) Quién aparentemente es tan
desentonado en apariencia y comportamiento que, aunque él ocupe una mesa cerca de mí en
Literatura Inglesa (en gran parte he asumido que tomaré instrucción en dicha clase-¡quizás gané
tenencia!), nunca consigo recordar su nombre. ¿Justin? ¿Jason? (Tristemente, ambos son buenas
conjeturas. Parecemos tener una superabundancia de cada uno, aquí en Woodrow Wilson.)
El punto es, parece que tengo competencia, Vasile. ¡Competencia por parte de un campesino,
cuyas crudas estrategias incluyen aparecer en la granja Packwood, innecesariamente sin camiseta,
y flexionar sus músculos delante de ella! ¡Enorgulleciéndose como un faisán hinchado! Y si tú
pudieses ver como sus ojos pestañeaban al ver a aquel gamberro…    ¿Sirve de algo esta pobre reflexión sobre Antanasia, o sobre mí, a quien rechaza ella?
Y si los Dragomirs han desarrollado una manera para reproducirse con campesinos, ¿podríamos
no solo permitir que su línea de sangre disminuyese naturalmente, sino oponernos a la unión con
ellos? Bromeaba.
Desde luego prevaleceré. Un Vladescu contra un labrador rústico… Podría ganar a Antanasia
(como premio, no como rival) con una mano atada a la espalda y quizás una venda en los ojos.
Pero decir que toda la situación es desalentadora es poco. Pensar que Antanasia tiene en cuenta a
un campesino cuando un príncipe muestra su interés por ella… ¡Cuando un Vladescu muestra su
interés! Culpo a las lentejas. ¿Puede un noble acostumbrarse a la carne y esperar funcionar a base
de granos de soja?
Mientras tanto, recientemente, he sido un testigo de cómo Antanasia era menospreciada por uno
de los estudiantes más idiotas del instituto Woodrow Wilson, un chico con el desafortunado
nombre de Frank Dormand. (¡Nada asombroso que él sea tan amargo!) Pero imagínate: un
simplón común que insulta a una princesa vampiro. Me senté allí, sin habla, como un palurdo, sin
creerme lo que mis oídos oían y lo que veían mis ojos. Eso no puede suceder otra vez. Soy
consciente de que debo obedecer las normas locales de conducta (lamentablemente, hay estrictas
sanciones contra las cabezas que ruedan por la calle aquí), pero no toleraré otro insulto de
“Dormand”. Mi futura novia- sin embargo temporalmente atraída por un campesino- no sufrirá
insubordinación.
Más que el insulto en sí mismo me molesta, Vasile. Te pregunto: ¿cómo puede Antanasia
comprender su auténtico valor, levantada en tales circunstancias? ¿Nos preguntamos, si ella
consideraría el cortejo de un campesino? Si ella hubiese permanecido en Rumanía, criada bajo
ciertas reglas, ella nunca hubiese aceptado el insulto de un plebeyo. Ella habría ordenado que el
delincuente se arrodillase como el perro que es. Aquí, todo lo que ella puede hacer es devolverle el
golpe ella misma (grosero pero de un modo alentador y cortante) el arma del ingenio, sí, pero una
princesa debería tener el verdadero poder en las yemas de sus dedos. Estoy preocupado por esto, Vasile. Los jefes no son solamente el detonador, como tú sabes. Ellos
son falsificados. Antanasia no sabe nada de manejar el poder. ¿Qué significará esto para ella,
para los clanes que ella conducirá, cuándo ella tome el trono?
Aparte del principal objetivo de mi misiva. ¿Podrías facilitarme la cantidad de 23.000 lei-
equivalentes a 10.000 dólares americanos- para mi uso? Estoy interesado en hacer unas pequeñas
compras, relacionadas, por supuesto, del noviazgo con Antanasia. Aunque puede que use una
pequeña parte para comprar una porción de carne roja poco hecha en alguna tienda.
Gracias por adelantado por tu generosidad.
Tu sobrino,
Lucius
P.S. Los entrenamientos de baloncesto empezarán pronto. ¿Quizás te gustaría volar aquí y asistir
a mi partido?
Quizás no.

Guía de Jessica para ligar con vampiros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora