¿Has visto cómo te estaba mirando el chico extranjero, en inglés?- Chilló Mindy en
cuanto nos reunimos después del colegio. -¡Es guapísimo, y está colado por ti! ¡Y es de
la realeza!- Apreté su muñeca, tratando de calmarla.
-Min... Antes de que compres un regalo para nuestra boda “real”, tengo que Contarte
algo sobre dicho chico supuestamente guapísimo.- Mi amiga se cruzó de brazos,
escéptica. Podría decirse que Mindy ya se había hecho una idea sobre Lucius
Vladescu, basando su opinión totalmente en hombros anchos y mandíbula fuerte. ¿Qué podrías saber sobre él, que fuera aterrador? Acabamos de conocerlo.-
-De hecho, yo lo vi antes esta mañana.- Dije. -Ese chico, Lucius, estaba en la parada del
bus. Mirándome.-
-¿Es eso?- Mindy puso los ojos en blanco. -Tal vez coja el autobús.-
-No se subió.-
-Así que perdió el autobús.- Se encogió de hombros. -Eso es estúpido, pero no
aterrador.- Mindy no se estaba enterando de nada.
-Es más raro que eso.- Insistí. -Me... me pareció oírle decir mi nombre. Justo cuando
salía el autobús.- Mindy seguía sin entender.
-Mi antiguo nombre.- Aclaré. Mi mejor amiga tomó aire con fuerza.
-Vale. Tal vez eso sea un poco raro.-
-Nadie sabe ese nombre. Nadie.- De hecho, ni siquiera había compartido demasiado
de mí pasado con Mindy. La historia de mi adopción era mi secreto mejor guardado. Si
alguna vez saliera a la luz... la gente creería que soy un bicho raro. Me sentía como un
bicho raro cada vez que oía esa historia. Mi madre adoptiva, una antropóloga cultural,
había estado estudiando un culto desconocido y secretista en la Rumania central. Había
estado allí con mi padre para observar sus rituales, con la esperanza de escribir uno
de sus rompedores artículos desde dentro de subculturas únicas. Sin embargo, las
cosas no habían salido bien en Europa del Este. El culto había sido un poco demasiado
extraño, un poco alternativo de más, y varios ciudadanos rumanos habían formado una
banda, decididos a ponerle fin al grupo. Por la fuerza.
Justo antes de que atacaran las turbas, mis padres biológicos me habían confiado a mí,
una niña, a los investigadores americanos de visita, suplicándoles que me llevaran a
los Estados Unidos, donde estaría a salvo.
Odiaba esa historia. Odiaba el hecho de que mis padres biológicos fueran gente lo
bastante ignorante y supersticiosa como para unirse a una secta. Ni siquiera quería
saber cuáles eran los rituales. Sabía el tipo de cosas que estudiaba mi madre.
Sacrificios animales, adoración a los árboles, vírgenes arrojadas dentro de volcanes...
tal vez mis padres biológicos estuvieran envueltos en algún asunto de acto sexual. Tal
vez por eso habían sido asesinados. ¿Quién sabía? ¿Quién quería saber?
Yo no pregunté por detalles, y mis padres adoptivos nunca presionaron la materia.
Simplemente era feliz siendo Jessica Packwood, americana. Antanasia Dragomir no
existía, por lo menos en lo que a mí respectaba. ¿Estás segura de que sabía tu nombre?- Preguntó Mindy.
-No.- Admití. -Pero me pareció haberlo oído.-
-Oh, Jess.- Suspiró Mindy. -Nadie sabe ese nombre. Probablemente sólo te lo
imaginaste todo. O a lo mejor dijo una palabra que sonara como Antanasia.- Miré a
Mindy por el rabillo del ojo.
-¿Qué palabra suena como Antanasia?-
-No lo sé. ¿Qué tal “eh, qué pasa”?-
-Sí, claro.- Pero eso me hizo reír, más o menos. Anduvimos hacia la calle para esperar a
mi madre que venía a recogerme. La había llamado durante la comida para decirle
que no iba a coger el autobús de vuelta a casa. Mindy añadió la última gota.
-Sólo digo que tal vez deberías darle a este Lucius una oportunidad.-
-¿Por qué?-
-Porque... porque es tan alto.- Explicó Mindy, como si la altura fuera prueba de buen
carácter. -¿Y he mencionado ya que es europeo?-
El Volkswagen viejo y herrumbroso de mi madre se subió al bordillo haciendo ruido, y
le hice señas con la mano.
-Sí. Es mucho mejor ser acosada por un europeo alto que por un americano de altura
media.-
-Bueno, por lo menos Lucius te está haciendo caso.- Lloriqueó Mindy. -A mí nunca
nadie me hace caso.-
Alcanzamos la furgoneta, y abrí la puerta. Antes de que ni siquiera pudiera decir hola,
Mindy me empujó a un lado, se inclinó hacia delante y soltó:
-¡Jess tiene novio, doctora Packwood!- Mi madre parecía intrigada.
-¿Es eso cierto, Jessica?- Era mi turno de empujar a Mindy fuera de mi camino. Me
monté y cerré la puerta de un portazo, encerrando a mi amiga a salvo en el otro lado.
Mindy saludó, riéndose, mientras mi madre y yo bajábamos del bordillo.
-¿Un novio, Jessica?- Preguntó mamá de nuevo. -¿En el primer día de colegio?-
-No es mi novio.- Gruñí, poniéndome el cinturón. -Es un estudiante muy raro de
intercambio que me está acosando. Jessica, estoy segura de que estás exagerando.- Dijo mamá. -Los varones
adolescentes se sienten con frecuencia incómodos en sociedad. Probablemente estás
malinterpretando comportamientos inocentes.-
Como todos los antropólogos culturales, mi madre creía saberlo todo sobre las
interacciones sociales humanas.
-No lo viste en la parada del bus esta mañana.- Discutí. -Estaba allí de pie con esta gran
capa negra... Y después mi dedo sangró, y se lamió sus labios...-
Cuando dije eso, mi madre pisó el freno con tanta fuerza que mi cabeza casi choca
contra el salpicadero. Un coche detrás de nosotras pitó con enfado.
-¡Mamá! ¿De qué iba eso?-
-Perdón, Jessica.- Dijo, algo pálida. Volvió a pisar el acelerador. -Es sólo algo que
dijiste... sobre cortarte.-
-Me corté el dedo, y él prácticamente babeó encima, como si fuera una patata frita
cubierta de Ketchup.- Me estremecí. -Era asqueroso.-
Mamá se puso aún más pálida, y supe que pasaba algo.
-¿Quién... quién es este chico?- Preguntó mientras nos parábamos en un stop cerca de
La Universidad Grantley, donde daba clase mi madre. -¿Cómo se llama?-
Podía decirse que estaba intentando con todas sus fuerzas sonar despreocupada, y eso
me puso más nerviosa.
-Se llama...- Antes de que pudiera decir Lucius, sin embargo, lo vi. Sentando sobre la
pared baja que rodeaba el campus. Y me estaba mirando. Otra vez. Mi frente se cubrió
de sudor. Pero esta vez, estaba enfadada. Hasta aquí hemos llegado. -Está justo ahí.-
Gemí, clavando el dedo contra la ventana. -¡Me está mirando de nuevo!- Eso no era
“comportamiento incómodo de sociedad”. Eso era acoso. -¡Quiero que me deje en
paz!-
Entonces mi madre hizo algo inesperado. Se subió al bordillo, justo al lado de donde
estaba esperando Lucius, mirando.
-¿Cómo se llama, Jess?- Preguntó de nuevo mientras se desabrochaba el cinturón.
Supuse que mi madre iba a enfrentarse a él, así que le sujeté el brazo.
-Mamá, no. Está desequilibrado o algo así.-
Pero mi madre desasió mis dedos de su brazo con amabilidad.Su nombre, Jess.-
-Lucius.- Respondí. -Lucius Vladescu.-
-Oh, santo Dios.- Murmuró mamá, mirando más allá de mí, a mi acosador. -Supongo
que esto es verdaderamente inevitable... - Tenía una mirada extraña y distante.
-¿Mamá? ¿Qué es inevitable?-
-Espera aquí.- Dijo, todavía sin mirarme. -No te muevas.-
Sonaba tan seria que no protesté. Sin otra palabra, mi madre salió de la furgoneta y fue
directa hacia el tío amenazador que me había perseguido durante todo el día.
¿Estaba loca? ¿Trataría él de huir? ¿Se volvería loco y le haría daño? Pero no, se bajó
ágilmente de la pared y le hizo una reverencia, una reverencia de verdad, hasta la
Cintura, ¡a mi madre! ¿Qué demo...?
Bajé la ventanilla, pero hablaban tan bajo que no podía oír lo que estaban diciendo.
La conversación duró lo que parecieron eones. Y después mi madre le dio la mano.
Lucius Vladescu se dio la vuelta para irse, y mamá volvió al coche y giró la llave.
-¿De qué iba todo eso?- Pregunté, anonadada.
Mi madre me miró directamente a los ojos y dijo
-Tú, tu padre y yo tenemos que hablar. Esta noche.-
-¿Sobre qué?- Exigí, con un cosquilleo en la boca del estómago. Un cosquilleo malo.
-¿Conoces a ese chico?-
-Después lo explicaremos. Tenemos mucho, mucho que contarte. Y necesitamos
hacerlo antes de que Lucius llegue para la cena.-
Mi mandíbula aún seguía en el suelo cuando mamá me dio una palmadita en la mano y
se metió en medio del tráfico.
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Guía de Jessica para ligar con vampiros
VampirosJessica piensa pasárselo "de muerte" en el último curso de instituto. Lo que no sabe es que un "no-muerto" ya ha planeado todo su futuro... Un misterioso estudiante de intercambio llamado Lucius Vladescu irrumpe en la vida de Jessica asegurando que...