Capítulo 4

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La respiración de Sofía estaba disparada, las gotas de sudor adornaban toda su piel y sus piernas continuaban corriendo a una velocidad increíble. La entrenadora había decidido que hoy era buen día para hacer el ejercicio del pito, que consistía en correr de una línea a otra antes de que el pitido del silbato sonara. A estas altura del juego sólo quedaban Julia, Belén y Sofía. Probablemente fueran las mejores del equipo y todas lo sabían, pero cuando se trataba de demostrarlo ninguna se quedaba parada.

Sofía miró a su derecha sin dejar de correr, su compañera de equipo había desistido en seguir con el juego y ahora sólo quedaban Julia y ella. Se encontró con el rostro encendido de la rubia, que prácticamente se estaba dejando un pulmón por correr de aquella manera y le sacó la lengua intentando de alguna manera picar a la pelinegra, que sonrió volviendo la vista al frente. Sus compañeras les silbaban y aplaudían para que continuaran con el juego, pero cada vez notaban que sus piernas estaban fallando más.

La rubia paró en seco, llevándose las manos a las rodillas e intentando que el aire volviese a sus pulmones. Sofía miró hacia atrás escuchando el silbato de la entrenadora, que indicaba que había una ganadora. Al ver como sus compañeras estaban caminando hacia el centro del campo aprovechó para molestar a Julia, que estaba tumbada en el césped con una mano en el pecho.

-Si quieres te vendo un pulmón nuevo. -bromeó, viendo la mirada fulminante de su amiga.

-La verdad es que no me vendría nada mal. -sonrió al escucharla, tendiéndole una mano para que se levantara. -Aún así sigues siendo una idiota.

-Oh, muchas gracias. -se puso una mano en el pecho, cerrando los ojos. -¿Cómo fue la fiesta?

Llegaron al círculo que habían formado las jugadoras del equipo para estirar tras el duro entrenamiento e imitaron estos. La rubia miró con una ceja alzada a Sofía, que estaba con una mueca de dolor intentando tocarse la punta de los pies.

-Todo lo bien que puede ir una fiesta. -la miró, intentando así que continuara hablando. -Hubo chicos, alcohol y una piscina.

-¿Sabes? Tuve que ir a por Martina y eso parecía la guardería. -soltó una risa, encogiéndose de hombros.

-La verdad es que las fiestas que hacen nuestros antiguos amigos no tiene nada que ver con las de la universidad. -comentó, abriendo las piernas y tocando el suelo con la punta de sus dedos. -Cuando llegues a la universidad no podrás parar de salir todos los días, eso es la gloria.

-Punto uno; no creo que vaya. -se levantó del suelo, sacudiéndose las manos. -Punto dos; no me gustan las fiestas.

-Vale, ¿estoy hablando con mi abuela o qué? -soltó una carcajada negando, encaminándose hasta los vestuarios. -Las fiestas son lo mejor si sabes con quién ir.

-Martina parece no aprender. -se burló, soltándose el cabello de la goma del pelo.

-Es que se junta con esas niñatas que.. bah. -se quitó la camiseta, sintiendo una pequeña liberación.

Ambas mujeres se metieron en las duchas, escuchando los gritos y la música a todo volumen que ponían sus compañeras de equipo. Julia no pudo evitarlo de nuevo y miró el esbelto cuerpo de la pelinegra. Tenía el abdomen perfectamente definido y marcado, no de una manera extrema, pero sí lo suficiente como para que dedujeran que hacía ejercicio. Observó como la espuma creada por el gel se deslizaba por la brillante piel de Sofía, que recibía el agua caliente en su rostro e inevitablemente cerraba los ojos, disfrutando de aquello.

Cerró el grifo una vez finalizada su ducha y le dedicó una sonrisa a Julia antes de salir de allí enrollada en una toalla. Cuando llegó junto a su amiga Martina, se percató de que hablaba en total tranquilidad con unas compañeras de equipo, así que se dedico a peinarse el pelo con delicadeza para que no le diesen tirones. Se secó el cuerpo sin saber que alguien estaba deleitándose con aquellas vistas. No tardó más de dos minutos en enfundarse sus pantalones de chándal y la sudadera del equipo, daba bastante calor, así que aprovechaba. Cogió su mochila y se la puso en el hombro derecho, comenzando a salir del vestuario.

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