Capítulo 27

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El martes de la mañana siguiente la profesora de historia se levantó con sigilo de la cama, se talló los ojos con delicadeza mientras bostezaba y salió al salón. Estaba viviendo en la casa que quería vender y tenía un montón de cajas apiladas para marcharse de allí. No quería quedarse mucho tiempo pero tampoco podía permitirse un hotel tantas semanas, así que decidió volver porque su ex marido no vivía allí. Por lo que había escuchado estaba en casa de sus padres, así que estaría comiendo y viviendo de maravilla. A veces envidiaba a esas personas que tenían a su familia cerca y podían disfrutarla porque la suya vivía en Miami desde que era una niña.

Fue su decisión venirse a España, pero no supo lo difícil que iba a ser todo. Al final las relaciones a distancia desgastan a las personas y acabas por no sentirlas tanto, sabía que si llamaba a su familia pidiendo ayuda económica o emocional le iban a ayudar, pero ya no tenía ese apego a su madre para contarle cosas tan cotidianas como esa. Se iba a divorciar de su marido, definitivamente lo iba a hacer. Por su mente jamás pasó la posibilidad de tener una vida sin él, pero parece ser que la vida tenía mejores planes para ella. Quería creer que si una puerta se cierra, una ventana se abre. Por el momento iba a disfrutar únicamente de dar clases porque era su pasión.

Ayer tenía tanta rabia encima que fue al gimnasio de un conocido y le pidió un pase gratuito hacia la sala de boxeo. Estuvo toda la tarde dando golpes a un saco imaginándose que eran sus problemas. Tenía claro que no iba a solucionar el mundo haciendo aquello pero conseguía desahogarse y tranquilizarse. Lo que más le molestó sin duda era la actitud de su alumna, nunca había tenido la posibilidad de verla así pero estaba segura de no querer volver a verla de esa manera. Le dolió que le devolviera el dinero porque se lo dio de corazón y algo que te sale así no tiene porqué ser devuelto, además se lo dejó escrito en la nota, en la nota aclaró que como se le ocurriera devolvérselo se enfadaría.

Se abotonó la camisa que llevaría hoy al trabajo mientras observaba por la ventana de la cocina el cielo totalmente azul, no había ni una sola nube y el sol ya estaba alumbrando en lo más alto. Escuchó el ruido de un motor y tiempo después la cerradura de la casa, rodó los ojos al imaginarse quién podía ser y cogió el café frío para marcharse. Caminó con decisión hasta la puerta de entrada pero paró en seco al ver a Carlos con otra mujer. Con otra mujer. Su corazón se rompió en mil pedazos al presenciar aquella escena, no sabía que podía dolerle tanto ver cómo su primer y único amor estaba probando otros labios que no eran los suyos.

Cuando sus miradas conectaron pudo notar la lujuria en esta, consiguiendo que el asco se apoderara de su cuerpo y la apartara. No quería llorar delante de él, no quería mostrar debilidad y que se diera cuenta de que seguía enamorada de él. Le había cedido su corazón y su vida entera y acababa de aplastarla como si no valiera nada. Carlos apartó de manera brusca a la mujer que había aceptado pasar unas cuantas horas junto a él a cambio de dinero y prácticamente corrió hacia el amor de su vida, la madre de sus futuros hijos y su amor más especial. Sintió el rechazo enseguida, porque la latina continuó caminando hacia la puerta.

-¡Cariño! -la llamó, escuchando cada paso que daba por el tacón. -¡Camila, no sabía que estabas en casa! ¡Espera!

-¿Qué cojones quieres ahora, Carlos? -se giró de manera precipitada, consiguiendo que sus cuerpos chocaran y casi se cayera, pero pudo estabilizarse a tiempo. -Te he dicho que ya está bien de jugar conmigo, de prometerme cosas que no puedes cumplir porque no me amas, para, me estás haciendo daño con estas actitudes tan infantiles. Se ha acabado el amor, entiéndelo de una maldita vez.

-Dime que no me amas mirándome a los ojos. -pidió, acunando su rostro entre las manos. -¡Dímelo, Camila!

-¡No te amo! -gritó, apartando sus manos y tragando aquel nudo en la garganta. -El divorcio está en marcha y esta casa está a punto de venderse, así que espero que te queden claras las cosas.

QuizásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora