Capítulo 15

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Su pecho subía y bajaba a una gran velocidad y las gotas de sudor estaban impregnadas por todo su cuerpo. Corría por la banda a la espera de un pase y cuando recibió el balón no paró de correr a la misma velocidad. Notó como Julia agarraba su camiseta para frenar la carrera pero todo era en vano porque no consiguieron frenarle. Se paró, alzando la cabeza para ver si había alguna compañera preparada para su centro, pero al ver que no había nadie y que Julia se acercaba peligrosamente, se adentró ella misma al área, sorteando a las defensas que intentaban quitarle el balón.

Le dio un leve toque al balón para que entrase hasta el fondo de la red, haciendo que la portera acabara por los suelos e intentando buscar su dignidad. Llevaba cinco goles en la simulación de partido real de liga, y las rivales comenzaban a desesperarse por no poder hacer nada. Le dedicó una mirada a Julia, que sonreía negando varias veces con la cabeza mientras tenía los brazos en jarra. La rubia tenía las mejillas sonrojadas por todo el esfuerzo que había realizado, pero no fue suficiente para detener durante todo el partido a la pelinegra, que le sacaba la lengua de manera divertida.

Un pitido les hizo saber que el entrenamiento había finalizado, así que caminaron hasta el centro del campo para estirar como usualmente hacían. La respiración de la pelinegra se fue calmando a medida que los segundos pasaban y cuando comenzó a estirar junto a sus compañeras pudo divisar a su entrenadora, normalmente no les daba ninguna charla así que al instante se sorprendió, probablemente les regañaría por algo. Miró a Martina, que parecía concentrada en llegar a tocar la punta de sus pies.

-Hola chicas. -comenzó a hablar, dando una sonrisa algo forzada. -Muy buen entrenamiento, por cierto. ¿Ya os habéis enterado de lo que pasa el domingo?

-¿Qué pasa el domingo? -preguntó Julia, estirando el gemelo mientras fruncía el ceño.

-Hay una pequeña competición de equipos mixtos, así que podréis presentaros y ganarlo. -la pelinegra entreabrió los labios para hablar pero la entrenadora fue más rápida. -No es nada serio, pero creo que os vendrá bien competir contra otra gente para comparar el nivel que tenéis. Es en este campo y sois el equipo local, así que partimos con un poco de ventaja porque conocemos el terreno. He estado atenta a cada movimiento que hacíais en los entrenamientos y ya tengo a las que seréis titulares. ¿Alguna duda?

-¿Jugamos contra tíos? -preguntó Martina, que parecía bastante sorprendida.

-Sí, ¿acaso tiene miedo, señorita? -negó con la cabeza, pero la pelinegra soltó una risa porque sabía la verdad. -Tenéis nivel, chicas, no dejéis que nadie os pise por ser mujeres. Demostrad lo que podéis hacer con esas maravillosas piernas.

Todas soltaron una carcajada al unísono y finalmente la entrenadora se marchó. Aquello era importante para Sofía, que llevaba cerca de cuatro años entrenando duro para competir en alguna liga importante. La entrenadora había dicho que no era nada serio, pero tenía el presentimiento de que quizás si lo fuera. Nada más mencionar el partido sólo pensó en dos personas a las que invitar para que fueran a verla; la señora Pérez y Camila. Miró hacia Julia, que se acercaba con una sonrisa en los labios y las mejillas sonrojadas por todo el esfuerzo anterior.

-¿No es genial? -preguntó, comenzando a caminar junto a la pelinegra.

-Sí, ¿crees que seremos titulares? -se encogió de hombros, abriendo la puerta del vestuario.

-Lo más probable es que sí, confío en nosotras. -le regaló una sonrisa. -Por cierto, Marta e Inés me han preguntado por ti.

-Oh, ¿en serio? -asintió, quitándose la camiseta. -¿Qué te han dicho?

-Que si quieres volver a ir con nosotras de fiesta. -ofreció, alzando una ceja y quitándose la coleta. -No te obligo a nada, pero deberías venir porque nos lo vamos a pasar genial.

QuizásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora