Llevaba diez minutos asomada en la ventana de la habitación envuelta en una sábana para ocultar su cuerpo desnudo, intentaba respirar un poco de aire fresco porque hacía calor de verano, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por un sonido procedente de la garganta de Sofía, que hacía unos minutos descansaba tranquila en la cama, pero ahora parecía estar teniendo pesadillas. Al girarse, pudo ver cómo fruncía el ceño con fuerza y decía palabras inentendibles mientras se movía por espasmos. No sabía si despertarla iba a ser peor, pero no podía verla de aquella manera y quedarse de brazos cruzados, así que se sentó en el borde de la cama y tocó su brazo con suavidad para no asustarla.
"Sofía" la llamó de manera calmada, susurrando y acariciando ahora su rostro.
"¡no, para!" su tono de voz era duro, como también sus movimientos.
"cariño, Sofía, despierta"
"¡no puede ser!"
Entonces, como si hubiera estado sin respirar durante horas se incorporó asustada y aspiró todo el aire que pudo por la boca, abriendo los ojos exageradamente e hiperventilando, una capa de sudor adornaba su piel y miraba todo como si no lo conociera. Le colocó las manos en sus mejillas para que la mirase y se tranquilizara.
"ha sido un mal sueño" susurró, haciendo que con esas palabras cayera de golpe en la realidad y su cuerpo perdiera aquella tensión.
"necesito un poco de agua"
"te la traigo ahora mismo"
Caminó con rapidez a la cocina siendo persiguida por el labrador y cogió una botella de agua fría de la nevera. Al volver la pudo ver algo más relajada, pero parecía seguir con el miedo. Le dio una media sonrisa al recibirlo.
"gracias"
"¿quieres hablar de lo que has soñado?" preguntó prudente, tocándole la rodilla.
"no es nada, de verdad"
"bueno..." sus dedos iban haciendo un recorrido a lo largo de su pierna. "¿es algo que te pase habitualmente?"
"no, de hecho hacía mucho tiempo que no me pasaba, era algo que tenía superado desde hacía meses, no entiendo por qué vuelvo a soñar así"
"a lo mejor ahora porque estás más estresada han vuelto" asintió, sabiendo que no se debía a aquello. "¿has probado a ir al psicólogo? te vendría muy bien para saber cómo gestionar estas cosas"
"sí, fui en su día" se sinceró por fin con la latina, aunque ya lo sabía por la señora Pérez. "pero no voy a estar yendo eternamente, ahora estaba muchísimo mejor, pero..."
"¿pero...?" preguntó con intriga al ver que dejaba aquellas palabras en el aire.
"tengo pánico de perder a las personas que me importan" estaba demasiado valiente aquella noche. "y ahora todo parece tan bonito en mi vida que me cuesta creer que me esté pasando a mi, ¿sabes? es como si me obligara a pensar que no me merezco ciertas cosas, como tener una familia o una persona que esté incondicionalmente conmigo sin importar que me equivoque. Por eso han vuelto las pesadillas, Camila, porque estando allí con la señora Pérez me he dado cuenta de que es como mi familia y que no quiero perder nada de lo que tengo"
"cariño..." murmuró antes de abrazarla, escuchando un suspiro por lo cómoda que se encontraba en sus brazos. "tú te mereces absolutamente todo lo bueno que te pase en la vida, sé que es sencillo decirlo desde mi postura pero tienes que disfrutar del cariño que te brinda la señora Pérez, ella no es como si fuera tu familia, ella es tu familia. No me puedo ni imaginar lo duro que tendrá que ser para ti todo esto"
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Quizás
RomanceElla era poesía desde las infinitas pestañas hasta las caderas. Era el punto tangente sobre el que se sostenía el mundo y aguantaba la pesada carga de la vida con una sola de sus sonrisas. Se había vuelto pintora y poeta sólo por tener a la musa exa...