Capítulo 45

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Los días transcurrían a un ritmo rápido e imparable. Aunque ambas quisieran quedarse en un eterno verano el tiempo corría en su contra y cada vez estaban un poco más cerca de volver a la rutina. Mientras pudieran iban a disfrutar de lo que les quedaba. Hacía dos semanas que habían vuelto a vivir juntas como aquella semana en que todo era diferente porque no eran más que dos desconocidas que ansiaban conocerse y forjar un vínculo más cercano que el de profesora y alumna. Ahora todas las mañanas se despertaban entre besos, caricias y sonrisas para después continuar el día tomando café. Ahora no les daba miedo besarse ni mirarse de a escondidas con pánico a que la otra se diera cuenta. Estaban compartiendo tantas cosas nuevas juntas y aprendiendo tantas otras en ese tiempo que no querían que se acabara jamás. Camila aquella mañana se había despertado a las nueve para preparar el desayuno por el día especial que era, dejando a Sofía en la cama dormida y sin esperarse nada. Le interrumpió su trabajo el teléfono sonando, que cogió enseguida para que no hiciera más ruido. No quería que su sorpresa se viera descubierta por la pelinegra, así que tenía que andarse con cuatro ojos a la hora de los sonidos altos.

"¿si?"

"¿Camila, puedes hablar?"

"si, si, está dormida"

"estoy colocando las cosas para que esté perfecto a las once y todos me han confirmado que vendrán" comentó con entusiasmo. "así que venid a las once y media a mi casa"

"muchas gracias, Alba" miró hacia atrás para cerciorarse de que no había nadie. "me da apuro no ir a ayudarte porque seguro que has tenido que inflar muchos globos. Encima te has comido todo lo de tener que llamar a la gente para la fiesta"

"déjate de tonterías. Tú tienes lo más importante que es traer a la cumpleañera sin que se huela la sorpresa y de momento lo estás llevando genial" sonrió. "así que te dejo ya que no quiero ocuparte más tiempo, nos vemos luego"

"hasta luego, guapa"

Cuando colgó el teléfono dio un suspiro y se apoyó sobre la encimera. No solo estaba nerviosa por la fiesta sorpresa que le estaban organizando sino por los regalos que le iba a dar antes de acudir allí. Llevaba una semana guardando esos dos secretos y le estaban quemando por dentro porque no era buena mintiendo. Además, como con Sofía tenía ese nivel de confianza y hablaban sobre cualquier tema hubo varios momentos en los que casi se le escapaba la noticia. Por suerte pudo llevarlo mejor de lo creía y al final no tuvo ningún desliz.

"¿hasta luego, guapa?" escuchó la voz por detrás, consiguiendo que se girara y la viera seria. "¿quién era?"

"¡Sofía! no es lo que crees, eh. Aunque tampoco sé que es lo que crees que es pero sin duda no es. Era Elena que..."

"Camila, Camila. Despacio. Era una broma, no hace falta que me digas con quién hablabas" se hizo un poco pequeña al escuchar esas palabras, porque sabía que en condiciones normales habría entendido el sarcasmo pero con los nervios a flor de piel no pudo diferenciarlo. "¿por qué te has levantado tan temprano?"

"te quería preparar el desayuno, era una sorpresa. Aunque ya no lo es"

"no hacía falta que lo hicieras"

"si, más en un día como hoy..." al escucharla, su sonrisa fue aumentando poco a poco. "porque veinte años no se cumplen todos los días, ¿o si?"

"¿cómo sabes que es mi cumpleaños?"

Porque llevo una semana preparándolo con tu mejor amiga, pensó. Pero no iba a decirle aquello porque sería destaparle la sorpresa. Se acercó a ella, agarrándole las manos y entrelazando los dedos con un gesto en su rostro de picardía. Tiró hacia ella para que acabaran en un abrazo reconfortante, sintiendo cómo sus pies dejaban de tocar el suelo porque Sofía la intentaba coger en peso. Así que, haciéndole el trabajo más sencillo rodeó con las piernas su cintura. Dejó un beso en su cuello como muestra de cariño, notando cómo se estremecía bajo sí.

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2020 ⏰

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