Jhosua VII

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─¿Sara, que haces aquí? ¿Pensé que...?

─Ssshhhhss. Debes guardar energías.

La habitación en la que me encontraba estaba muy oscura y apenas podía definir a la persona que estaba enfrente mío como un conjunto de luces y sombras.

─Esto debe ser un sueño, tú nunca dirías algo así, no después de eso.

Siento que mi cabeza podría estallar en cualquier momento y las heridas que causó el sabueso en mi pecho no dejan de arder. Para tratarse de un sueño el dolor es muy real.

─¿Sueñas mucho conmigo?

La pregunta me sorprendió. Es muy raro hablar con alguien que sabes que no está aquí, no obstante es la única forma que me queda de recordarla.

─Tú misma deberías saberlo. ¿Por qué no puedes dejarme tranquilo después de tanto tiempo?

Tal parece que mi comentario anterior la molesto, porqué puso una cara de rechazo y enfado. Tal como la última vez que la vi, el día que me pidió esa locura.

─Lo siento Sara, no pude hacer lo que me pediste. Te quiero mucho, pero traicionar a mis amigos era algo imposible.

De alguna manera había logrado empeorar la situación, parecía haberse enfadado aún más con lo dicho antes. No pude evitar sentirme culpable de eso, aquella vez que me había negado traicionar a mis amigos, lo había cambiado todo. Sara había hecho su elección y yo la mía. Sin previo aviso note que mis mejillas se humedecieron con un par de lágrimas.

─Tranquilo, ya paso todo. Como tú dijiste, esto es un sueño, podrías hacer cualquier cosa, soñar cualquier cosa.

Justo ahora Sara se estaba portando dulce como cuando la conocí. De manera delicada y con un toque suave había secado mis lágrimas con su pulgar, no pude evitar recordar los viejos tiempos y sin pensarlo la abracé fuertemente.

─No, este sueño me gusta. Nunca antes me habías tratado así en uno, además hay algo que desde hace mucho he querido hacer.

Me sentía mareado, tal vez había perdido demasiada sangre. No obstante podía controlar cada músculo de mi cuerpo y cada uno de ellos solo pedía una cosa en particular, volver a sentir el rose de su piel, así que conecte nuestros labios.

El beso se alargó demasiado, sin embargo aún no quería dejar de sentir esos tiernos labios en mi boca. A pesar de todo ella se separó de un derrepente.

─Te quiero.

Le dije mirándola fijamente a sus oscuros ojos azuleso. No recuerdo que tuviera los ojos de ese color pero no le di importancia.

─E-es sólo un sueño Jhos.

Es lo último que recuerdo haber oído. Las pastillas que había tomado para la fiebre habían hecho efecto en mi nuevamente y de ahí en adelante todo se volvió borroso.

***

No sé cuántos días habían pasado desde que uno de los sabuesos me había herido en la misión, solo sabía que la primera noche que tuve fiebre ella había aparecido en mis sueños como nunca antes. Habría dado cualquier cosa por que se repitiera, sin embargo las noches siguientes estuvieron llenas de pesadillas. Podría intentar que un sabueso me volviera atacar para ver si ocurría lo mismo, pero eso era algo que no deseaba repetir. Las garras de esa cosa habían logrado cortar mi piel como un cuchillo caliente a la mantequilla.

Lamento decir que no recuerdo mucho de esos días, a mi mente vienen pedazos donde despierto y veo a Kyara durmiendo a mi lado. Debió ser agotador cuidar de mí y salir en busca de suministros al mismo tiempo, incluso había abastecido el tanque de gas.

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