Leo IX

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El fin de semana en casa de Nat había sido agradable, sin embargo el tiempo había pasado volando y ya estábamos de regreso en la academia. La clase en la que me encontraba la compartía con varios de mis nuevos amigos, estaban Chris y Jess sentados en los asientos de mero atrás, por desgracia también se encontraba mi insoportable compañero de cuarto al cual decidí no prestarle atención. Todo era compensado por mi pelinegra favorita y cuando entre me senté con ella. Las dos sillas tenían una mesa en común por lo que quedamos uno al lado del otro, una señora con bata blanca era quien estaba impartiendo la clase. Tenía una complexión rellenita, pero con curvas bien definidas, algo así como una gordibuena. Se había presentado como la Dra. Moira y al entrar, Nat la había saludado como si se conocieran desde hacia algún tiempo.

─¿Conoces a la tal Doctora Moira?

Le cuestionó a mi amiga en voz baja para no llamar tanto la atención puesto que la clase ya había iniciado y la señora con bata blanca se encontraba explicando como nos calificaría durante el curso.

─Si, era una de las estudiantes más brillantes de mamá cuando ella trabajaba en los laboratorio de la academia. Cuando mamá creó su propio laboratorio la Dra. Moira quedó a cargo del de la academia, la he visto antes un par de veces.

─Ah bueno... Oye, quería pedirte disculpas por lo que dije el sábado.

─¿Qué cosa? ─pregunta ella mientra pone una expresión confundida tras sus anteojos.

─Ya sabes... Cuando dije lo de la pelea que tuve con esos chicos la vez que te golpearon. Se que te pones triste cuando lo menciono.

No quería tocar el tema de nuevo, incluso su mirada se había ensombrecido un poco. No obstante eso me hacia sentir culpable de alguna manera y en verdad quería disculparme, sobre todo porque en realidad no recordaba absolutamente nada de lo que había ocurrido en esa ocasión, era como si mi cerebro hubiera borrado todo eso de mi memoria.

Lo que si recordaba claramente era a Nat sentada en el suelo, llorando, con un hilillo de sangre recorriendole la cien y a varios chicos tirados en el suelo frente a mi. Los pocos que podían moverse corrían tratando de alejarse gritandome cosas como mounstruo.

─No pasa nada, además no es como si tu recordarás que pasó ─recalca la pelinegra con un tono triste.

─Por eso mismo, el no saber que te hicieron esos chicos por culpa mía me hace sentir peor aún.

─Prometo contartelo después, pero ahora guarda silencio que la doctora Moira va a regañarnos por estar platicando en su clase ─me sugiere poniendo una sonrisa falsa. Puede que este preocupada por que nos regañen, pero en estos momentos me importa más que ella esté bien. 

"¿Por que eres así? Si algo te lástima deberías decírmelo". ¿Somos amigos no? Recuerda que siempre estaré ahí para ti incluso si tu no me quieres cerca.

─Esta bien ─le digo cerrando el tema. Temo que si la presionó más derrame un par de lágrimas─. Pero que sea pronto.

─De acuerdo.

Contesta poniendo una sonrisa verdadera en esta ocasión, me extiende su dedo meñique y yo lo entrelazo con el mio en señal de una promesa.

─!Auch¡ ─me quejo al sentir un leve golpe en mi nuca.

Volteo y me encuentro con el responsable, un pequeño papel arrugado en el suelo. La pelirroja que se encuentra un par de asientos detrás de nosotros me hace señas para recogerlo.

─¿Qué es eso? ─pregunta Nat cuando recojo el papel y lo desenvuelvo sobre la mesa.

─No se, pregúntale a la loca de Jess. Ella fue quien me lo arrojó.

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