Los pulmones le quemaban a más no poder cada vez que tomaba una bocanada de aire, no obstante Meera no se detendría por nada del mundo, no cuando tenía esas horendas cosas persiguiendola. La noche era fría y oscura, pero al igual que su gato, la niña parecía ver perfectamente en la parcial oscuridad que acompañaba a todo el campamento, sólo alumbrado por unas cuantas antorchas muy separadas unas de otras. Aunque en un principio habían encendido muchas, casi todas ya se habían consumido por completo, sólo quedaban unas cuantas que dentro de poco también se apagarian.
Sabía que había tomado la decisión correcta al atravesar las casas de azotea en azotea, cuando los monstruos que la perseguía se veían detenidos por las edificaciones a su paso, eso suponía al menos un pequeño obstáculo para ellos, que tenían que destruir o rodear, generalmente eligiendo la primera opción.
En un terreno amplio jamás los hubiera podido dejar tan lejos, aparte que le ayudaban las personas que los trataban de atacar.
Meera tenía una ligera idea de todo lo que estaba pasando y si no mal deducia, ese artefacto que cargaba consigo era el causante de todo aquello, de que las hordas se desviaran de su trayecto original hacia su campamento, de que esa noche los mordedores no dejarán de aparecer, de que esos monstruos justo ahora la estuvieran siguiendo, de todo sencillamente.
Y para solucionarlo tendrían que llevarse esa cosa lejos de ahí, muy lejos de ahí.
El problema sería llegando al muro, en ese lugar se encontraba una gran área abierta justo fuera del campamento para poder vigilar bien los alrededores. Habia quedado encontrarse con su hermano en la atalaya número veintitrés, lo único que le quedaba era esperar que él ya estubiera ahí.
***
Kyara le había ordenado a Amy pisar a fondo el acelerador en cuanto escucho la voz de Meera a través de la radio, dejando así que el capitán Lerroy y los demás se encargarán de los demoledores. La chica de pelo azul sólo esperaba llegar a tiempo donde según había escuchado por radio, se reuniría la niña con su hermano mayor.
Algo no dejaba de inquietarla, y el hecho que el collar de la vieja Tata se moviera cada vez más, no le decía nada bueno.
Por otro lado diferente se encontraba Jhosua, quien al escuchar lo mismo que Kyara por la radio decidió hacer lo mismo, a sabiendas que la chica le había tomado cariño a la pequeña niña y trataría de ayudarla a como diera lugar.
Aunque por fuera diera la apariencia de una chica fuerte, extrovertida y ruda, él sabía perfectamente que Kyara era el tipo de persona que prefería recibir un golpe ella misma antes que ver herido a uno de sus amigos.
Más adelante se le había unido a Jhosua y Matt, el vehículo de Jordi y Helena, ya que la chica sabía que su amiga Amy al igual que Kyara, no dejarían sola a la niña.
***
Justo en el momento de escuchar por la radio la voz de su hermanita fue cuando la líder se percató de su ausencia, se había concentrado tanto en resolver los tantos problemas que no dejaban de aparecer, que se había olvidado por completo de Meera, su hermano Beernold la había dejado a su cargo, por lo cual sabía que recibiría una fuerte reprimenda de su parte si es que todos lograban sobrevivir la noche.
Hace unos cuantos minutos había dado su última orden en la sala de operaciones, decidiendo así iniciar la evacuación de emergencia, había deseado tanto que los muros resistieran la horda de mordedores, pero por lo visto el destino no le sonrió esta noche. El plan consistía en llevar a todos los refugiados a un lugar seguro y mover el centro de operaciones junto con ellos obviamente. Con el número de esas cosas dentro del campamento creciendo a cada momento, el quedarse ahí ya no tenía ningún sentido.
Recogió rapidamente las últimas cosas y salió de lo que en el último par de meses había sido su habitación, sintió una extralla sensación al cerrar la puerta y avanzar unos pasos, había vivido tanto tiempo ahí, más que en ningún otro lugar, que ya casi lo podría llamar hogar, en definitiva sería un lugar que recordaría con cariño.
Ya tiempo atrás había previsto esta situación y como tampoco se quedaban mucho tiempo en un sólo lugar, nunca desempacaban completamente sus cosas, por lo que fue fácil hacer sus maletas, contando que tampoco disponían de muchas cosas, sólo lo justo y necesario para vivir.
─¿Ya estas lista mi niña? ─la sorprendió la voz de la vieja Tata al salir de su casa.
─¿Y tú? ─inquirió la líder al ver que la anciana no cargaba nada con ella, a diferencia de la mochila que traía Raeesha─. ¿Donde están tus cosas?
─Nunca me ha gustado aferrarme a los bienes materiales, y lo poco que tengo ya esta en un camión ─le respondió la anciana viendo con tristeza el gran invernadero que desde cero había hecho crecer─. Lo único que extrañare será dejar mis plantas, sin nadie para que las riegue lentamente se secarán. Me llevaré algunas conmigo, pero la gran mayoría se quedarán a morir.
─Si, bueno, debemos darnos prisa ─trató de no sonar apremiante, la líder bien sabía el amor que le profesaba la anciana a todo ser vivo─. Esas cosas no deben tardar en llegar aquí.
─Mi niña, estas tan concentrada viendo otras cosas, que cierras tus ojos a lo que es realmente importante ─expresó con dulzura la vieja Tata─. Los mordedores no se dirigen hacia nosotros, van detrás de otra cosa.
Terminó la anciana restandole importancia a eso último, para que Raeesha no se percatara de que lo que en verdad buscaban esos seres aberrantes lo traía consigo Meera, o al menos eso es lo que alcanzaba a sentir.
La esencia de ese asqueroso olor cada vez más distante, la presencia de criaturas llenas de odio persiguiendolo y la constante incertidumbre de que algo no estaba bien, eran las cosas que pasaban por la mente de la anciana.
─¿Hay algo que necesite saber Tata? ─le cuestionó arqueando una seja la líder.
No recibió respuesta y en parte no la necesitaba, siempre había sido astuta en descubrir las cosas por si misma.
─¡Demonios, fue tras esa cosa de la que estabas hablando! ─maldijo la líder aventando su mochila al vehículo más cercano mientras se dirigía al suyo─. La mataré yo misma si es que no lo hacen esas cosas.
Sentenció al mismo tiempo que encendía el motor.
─¿Y la evacuación? ─gritó la anciana para que la alcanzará a oir por el ruido del motor.
─Ya les dije a mis hombres todo lo necesario, el resto depende de ellos.
Dijo la líder de los bandidos pisando a fondo, dejando tras de ella una estela de polvo y tierra.
***
Mera al fin había logrado llegar al punto de reunión y justo ahora se encontraba sobre la atalaya número veintitrés, estaba tratando de recuperar el aliento mientras veía como esos monstruos se hacercaban cada vez más a ella, por el lado contrario bajo la muralla ya se había logrado reunir un gran grupo de mordedores.
Estaba justo entre la espada y la pared, y como si hiciera falta más, nadie aparte de ella y su mascota se encontraba ahí.
─¿Y entonces ahora, qué hacemos Shoku?
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Infección
Science FictionHan pasado 8 años desde el primer brote de infección, no se sabe mucho de lo que ocurrió en ese entonces pero el mundo nunca volvió a ser el mismo. 7 años del primer avistamiento de un infectado clase Alpha, criaturas que con el paso del tiempo y d...