Habíamos decidido que atraeriamos al búnker y el demoledor hacia el oeste, era donde se consentraba el mayor número de casas y pensamos que sería más fácil enfrentarlos con estructuras de por medio. No obstante esas bestias parecían tener otros planes, porque aunque en un principio no se nos despegaban, cuando nos alejamos bastante del muro dejaron de persegirnos.
─¡Comandante, los infectados dieron vuelta, se dirigen hacia ustedes! ─aviso uno de los hombres que venían con nosotros, por su tono de voz parecia estar aliviado de que no lo hicieran.
─De acuerdo soldado ─respondió el comandante Ryu─. No los vayan a perder de vista, traten de seguirlos pero no tan cerca, ya hemos perdido demasiada gente esta noche.
─A la orden señor, cambio y corto ─dijo este último, volviendo a ponerse tenso.
Desde que nos encontramos con esas cosas, las radios no habían dejado de sonar. Tanto la del comandante como la de los demás capitanes.
─Ya escuchaste Jhos ─me dijo Matt dando vuelta en U para después pisar a fondo en un intento por alcanzar a esas dos cosas.
─Lo que deberíamos hacer es alejarnos de los problemas, no buscarlos ─expresó el soldado que siempre parecía estar nervioso.
─¿Entonces que sugieres, que nos escondamos mientras los demás pelean? ─le cuestionó el otro hombre que posiblemente era su amigo.
─Por supuesto que no ─refutó el susodicho─. Sólo me preocupa no sobrevivir esta noche. Además estamos luchando por gente que ni conocemos.
─Necesitan nuestra ayuda, eso es lo único que importa ─acotó algo molesto Matt.
─Si tan sólo hace un par de años atrás nos estábamos matando entre nosotros ─murmuró el hombre.
─¿Crees que ahora importa eso? ─le cuestiono con ironía Matt, tal se veía esto le afectaba.
─¿Que va saber un crío como tu de las guerras pasadas? ─respondió el hombre de manera indignada.
─Puede que si sea joven, pero no soy un crío como para no saber como nos afecto a todos la guerra de Campo Estrella ─podía ver como a Matt se le ponían blancos los nudillos de tan fuerte que apretaba el volante, el castaño no era del tipo de persona que de buenas a primeras se lanza a los golpes, sin embargo parecí estarle costando trabajo no golpear a ese tipo.
─Julio, ahora no es tiempo para esto ─reprendió con tono firme el otro tipo a su amigo, al notar lo mismo que yo. Me dirigió una fugaz mirada y comprendi que ahora era mi turno.
─Matt, no le hagas caso ─dije palmeando su hombro─. Tu sólo concentrate en conducir.
El castaño era más amigo de Jordi que mío, pero en una ocasión Matt se había deprimido mucho, al punto de encerrarse en su habitación por casi una semana y el único que pudo sacarlo de ahí fue Jordi, esa vez me contó todo lo que había tenido que pasar Matt y gracias a ello ahora comprendía como se sentía mi amigo, aunque en principio el no fue quien me lo contó.
Todo lo ocurrido paso a segundo plano cuando logramos ver nuevamente la barricada y junto a ella todo el equipo del comandante.
─Lograron pasar la línea preventiva como si nada ─pude escuchar lo que me pareció ser la voz de Helena a través de la radio.
Según se miraba el comandante les había ordenado colocar otro par de líneas defensivas, pero no sirvieron de nada por que el búnker golpeó las estacas desencajandolas del suelo y mandandolas a volar como si de palillos para dientes se tratará, por otra parte el demoledor paso detrás de el y sólo tuvo que dar un pequeño salto al final para evitar los escombros que dejó la otra criatura. Nosotros tuvimos que dar vuelta y tomar un desvío para poder llegar con los demás.
─Detonación de las cargas en tres... dos... uno... ─se escuchó la inconfundible voz del capitán Sebastián seguida en corto por una serie de explosiones─. El demoledor sufrió varios daños, pero el bunker parece seguir intacto.
La explosión se vio pequeña por la distancia a la que nos encontrábamos debido a la desviación que tomamos, pero de seguro debía ser mayor por la cantidad de humo que despedía hacia la fria noche.
Casi estábamos por llegar a la muralla cuando vimos como ferozmente el búnker arremetía contra ella derribandola con tan sólo un par de golpes y como si de un balde de agua fría se tratará, el comandante informo a todo el campamento que el muro norte también había caído, haciéndonos ver así que la situación ya era por demás insostenible. Con ambas brechas tanto en el sur como en el norte, sólo nos quedaba una opción, no faltaba mucho para que la líder se decidiera usar el plan de emergencia, llegados a este punto nuestra única salida era la evacuación.
***
Meera siguió ese extraño olor que a medida se iba aproximando cada vez más, se hacia más insoportable, justo ahora sentía en la garganta un nudo enorme, tenía tantas ganas de vomitar que más de una vez hizo arcadas, terminando en una ocasión por expulsar lo que esa mañana había almorzado. Se limpio la boca y siguió adelante. No entendía por que pero aunque ese aroma le resultaba repugnante tal y como la vieja Tata le había dicho, había algo en el que le atraía.
Su cabeza dejó de pensar en ello cuando se encontró frente a lo que ella creía era la fuente de todo aquello. Algo en su interior le decía que no diera ni un paso más, pero algo aún mayor la empujó hacerlo.
Ahora el problema era como le haría para entrar en la bodega. Todo lo anterior la había traído a un viejo almacén que los bandidos utilizaban para guardar herramientas y equipo de construcción, por lo que contenía, no hacia falta mucha seguridad, pero para su mala suerte la puerta contaba con un candado.
La niña y su mascota decidieron darle una vuelta al lugar en busca de otra posible entrada, y al igual que Meera, el gato también sentía algo extraño ahí dentro, sólo bastaba ver como se le erizaban los pelos para saber que el animal no se sentía cómodo estando en ese lugar.
Cuando llegaron a la parte trasera, divisaron una pequeña ventana por la que ambos podrían entrar, y aunque en un principio no quiso, el gato fue el primero en pasar por la ventana, Meera con la misma agilidad que su mascota, saltó sobre un par de botes, pasó a caminar por una alta barda y dio un salto final hacia la cornisa donde se encontraba la ventana.
La pequeña niña caminó atraves de las grandes repizas como si ya supiera donde exactamente se encontraba aquello que estaba buscando, todo aquello la llevó a una esquina donde se encontraban una pila de costales apilados. No había pensado detenidamente que se encontraría ahí pero lo que estaba frente a sus ojos sobrepasaba cualquier situación que se había planteado. Se agachó un poco para ver mejor esa cosa y cuando estuvo a punto de tocarla, simple y sencillamente se movió.
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Infección
Science FictionHan pasado 8 años desde el primer brote de infección, no se sabe mucho de lo que ocurrió en ese entonces pero el mundo nunca volvió a ser el mismo. 7 años del primer avistamiento de un infectado clase Alpha, criaturas que con el paso del tiempo y d...