Natalie XXXVII

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Cuando llegamos al laboratorio de mis papás use mi tarjeta especial de identificación para pasar a los guardias de la puerta, la nueva cepa de la gripe verde había hecho estragos por toda la isla hasta cierto punto que incluso el laboratorio Génica tuvo que convertirse en un hospital provisional puesto que la isla Paradise sólo contaba con dos, el hospital público del que no se podía esperar mucho y el de la academia. No obstante ambos hospitales estaban a rebosar de enfermos y el número de pacientes lo único que hacia era seguir aumentando por lo que la situación no mejoraba mucho aquí que digamos.

Fue un poco difícil instalarnos en una habitación privada y eso que use mis influencias como hija de los fundadores de este laboratorio, al fin y al cabo de algo debía servir llevar el apellido Díaz en mi nombre.

Tras conectarlo a un montón de aparatos e inyectarle a Sam una dosis concentrada de anticina y ver que su brazalete pasaba de rojo a naranja y después amarillo fue cuando finalmente nos tranquilizamos un poco.

─Parece que tu hermano ya esta estable ─informe a una preocupada Angel─. Sus signos vitales se han normalizado pero si continúa así tal vez para la siguiente...

Me calle al ver que sólo empeoraba la situación, sin embargo debía hablar con la verdad para que estuvieran preparados para lo peor.

─Oye Nat, ¿podemos hablar en privado? ─se hacerca susurrando el rubio, noté en sus ojos color miel una mirada sería.

─Iré por un doctor para que lo revise ─explique a la morena que no dejaba de sostener la mano de su hermano mientras este batallaba un poco para respirar, "deberíamos conectarle también un tanque de oxígeno" pensé─. Aunque mamá me enseñó lo necesario para actuar en este tipo de situaciónes sería mejor que alguien con más experiencia lo vea.

─Vayan ─indicó la pelirroja─. Yo cuidaré de ambos.

─Enseguida regreso ─le respondió el rubio a Jessica mientras los dos se veían de forma extraña.

─¿De que querías hablar Chris? ─pregunté al cerrar la puerta de la habitación.

─Me gustaría estar equivocado, pero ahora todo tiene sentido ─dijo recostando su cabeza en la pared─. Los problemas de Sam con el dinero, el que nunca se haya cambiado enfrente de nosotros, el moreno no parece ser nada tímido así que, ¿cual es el problema?, sin contar a su hermana, según Jess nunca se ha bañado con ustedes en las regaderas.

─Explicate por favor Chris que no te estoy entendiendo.

─Hace poco Sam me pidió dinero prestado, mucho a decir verdad, dijo que era para pagar unas deudas que su familia tenía con los prestadores del mercado central. Por lo que me contó, en total son cinco hermanos en su familia todos más chicos que los gemelos, su padre los abandono cuando tenían siete y de hay en adelante su madre se hizo cargo por si sola, los cuidó y protegió incluso después del brote de infectados. También me dijo que su madre hace mucho que había resultado mordida y que costear la anticina les era difícil incluso para ambos.

─Y el punto es ─apresurè al rubio.

No porque me aburriera la historia sino porque ahora más que nunca quería ayudar al par de hermanos y el quedarnos platicando aquí no solucionaba nada. Tomando en cuenta que el tiempo no es un factor que este de nuestro lado.

─¿Cuanto ganas en la academia? ─preguntó al aire ganándose una expresión confundida de mi parte─. A donde quiero llegar es que con los puntos que recibimos debería ser más que suficiente para suministrar de anticina a una sola persona, esta lo de las deudas pero con los puntos del otro hermano podrían sobrellevarlo bien, el problema entra cuando te pones a pensar que están tan mal financieramente hasta el punto de que Sam no puede comprarse el supresor, además tu eres la compañera de Ángel, ¿alguna vez la has visto desnuda o al menos con camisas de manga corta para poder saber si es que lleva brazalete?

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