Epílogo

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6 años después.

Louis y Harry yacían acostados en la comodidad de su cama matrimonial.

Sus piernas desnudas se acariciaban y los besos perezosos hacían chasquidos húmedos que inundaban la habitación en total silencio. Los movimientos de las sabanas que cubrían sus cuerpos después de hacer el amor también eran parte del sonido hogareño y amoroso.

El dormitorio que compartían en su casa en Portland tenía un intenso olor a pino y uno más leve de vela aromática de canela. El ventilador de techo se mecía suave, sin brindarles la brisa suficiente para cubrirse totalmente con los edredones.

Harry se separó dejando que un hilo de saliva cayera en su barbilla. Louis estiro la mano para limpiarlo.

—Dios, estoy exhausto —Bostezó el rizado acurrucándose en el pecho de Louis.

—¿Esperabas sentirte con energía después de tres horas seguidas teniendo sexo?

—Son vacaciones, déjame en paz —Se quejó con burla acomodándose más en el castaño.

—Duerme mi amor —Arrulló el oji-azul tomando una mejor posición en la cama y acomodando las almohadas detrás de ellos. Soltó un gran suspiro—. No quiero que acaben las vacaciones.

Harry rio.

—Lou, acaban de empezar hace dos días.

—Lo sé, pero no quiero que acaben. —Estiró su mano a los largos rizos de Harry, quien acepto las caricias complacido—. Me encanta estar contigo tanto tiempo.

—Y a mí —Harry mantenía los ojos cerrados mientras hablaba—. No creí que a los 23 estaría tan estresado con la escuela.

—Ni yo a los 25 con el trabajo. Pero mírale el lado bueno, gano el dinero suficiente para tener esta casa decente y mantener feliz y alimentado a mi guapísimo esposo.

—Sobre todo alimentado —Rio el oji-verde—. Al menos tu estas ganando dinero. Yo tengo que dedicarle ocho horas a la universidad con la recompensa de una gran pila de tarea.

—Yo te dije que lo dejaras hasta especialidad pero no quisiste. Podrías estar trabajando en este momento y teniendo tu cartera llena por billetes que yo no te di.

—Yo no te los pedí —Se ofendió el rizado reincorporándose en la cama con su antebrazo—. Tampoco te pido que deposites a mi tarjeta pero lo haces.

—Me gusta que tengas dinero para tus cosas bebé.

—Pues no me lo reclames —Hizo un puchero que Louis encantado, se acercó para besarlo.

—Era una broma —Tomó la cabeza de Harry atrayéndola nuevamente a su pecho desnudo—. Mírale el lado bueno, solo te queda un semestre. Para enero estarás libre de psicología.

—Si —Soltó un suspiro cansado—. Finalmente. Ya quiero trabajar con todos esos niños y ayudarlos.

—Y lo harás cariño —Lo besó en la sien—. Tienes un corazón tan grande, Harry. Estudiar psicología y hacer una maestría en traumas infantiles para ayudar a varios niños a que no sufran lo mismo que tu sufriste con... eh...

—Está bien, no hay problema. —Harry lo miró con ojos grandes y brillantes—. Todo lo que paso... está en el pasado cielo. No me molesta recordarlo, pero creo que lo pasado debe quedar en donde debe quedar. —Suspiró—. Después de todo, ambos están muertos.

—¿Aun conservas la carta?

—Por supuesto —El oji-verde se irguió y se sentó con la espalda pegada al respaldo de la cama—. Me sirvió de mucho en una tesis. También para que el doctor Martínez pudiera ayudarme en mi tratamiento. Creo que al final él fue quien me terminó inspirando a escoger esta carrera.

Secreto Styles #LarryStylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora