Al día siguiente, todo el trayecto hacia la escuela lo paso sin fijarme por donde camino, estoy bastante distraída como para hacerlo. Mi mente aún no termina de procesar por completo las palabras de Raph del día de ayer. Él sugirió que me sentara a su lado hasta que empezaran los exámenes bimestrales, y ni siquiera me dio tiempo a negarme. De hecho, no me dio tiempo a nada; apenas había procesado lo que dijo cuando lo vi alejarse.
Me dejó en la sala de su casa con mil y un preguntas en la cabeza, las cuales se resumen a una sola: ¿por qué?
¿Acaso no recuerda el protocolo de su propio grupo? Se supone que sentarse conmigo incumple una de sus reglas, y además será el catalizador de una serie de comentarios maliciosos de nuestros compañeros cuando nos vean juntos. No me quiero ni imaginar la cara que pondrá la bruja de Sabrina al vernos en el sitio de adelante, sobre todo al verme a mí, una simple mortal, al lado de su inalcanzable mejor amigo. Por un lado, espero ese momento con ansias; por otro, deseo que no nos note.
Por muy poco alentador que suene, ayer antes de dormir estuve meditando los pros y contras de tal escenario y llegué a la conclusión de que quizá haya algo bueno en todo esto. Si me siento junto a Raphael, tengo muchas más probabilidades para que nos volvamos cercanos, para ganarme su confianza. Así quizá deje de ser tan amargado con las personas que no son de su grupo.
Mientras todavía sigo caminando por la acera tranquilamente, levanto la vista al oír desde afuera el timbre de la escuela. Al igual que los demás estudiantes, corro hasta adentrarme justo antes de que la puerta principal sea cerrada. Mi respiración se agita y apoyo mis manos con guantes en mis rodillas mientras intento acompasar mis latidos. Hace mucho frío, pero no encontré otra cosa más que estos guantes negros.
Correr sí que me ha agitado. A este paso, quedaré última en la carrera del torneo de Midtown que siempre suelen hacer a fines de año.
¿Qué fue lo que pasó?
—Yo juraba que era temprano —enuncio en voz alta mientras respiro ahora menos agitada.
A mi lado, un chico que, al parecer, ha llegado casi tarde al igual que yo, está en la misma posición con sus manos sobre sus rodillas. Se acomoda la bufanda oscura y levanta la vista. Por un segundo, su mirada y la mía se conectan. ¿Por qué siento que me está mirando como un bicho raro?
—Ah, también llegaste tarde.
¿Se... se está dirigiendo a mí?
Si soy sincera, soy muy mala socializando con gente del sexo opuesto. Con Raph es distinto, porque a él lo conozco desde que llegué a esta escuela, aunque nunca habíamos hablado, y de alguna u otra manera me siento un poco más en confianza con él, pero con este no. Es la primera vez que lo veo.
Miro a ambos lados comprobando si es a mí a quien se dirige y no veo a nadie más cerca, así que no me queda más remedio que decir algo. Él se ríe de mi acción.
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Buscando tu mirada [SB#1]
Teen FictionAprobar los exámenes bimestrales con buenas calificaciones es la única preocupación de Nadia, una risueña adolescente con notas desastrosas. Convencida de que debe hacer algo al respecto, acepta el consejo de sus profesores y busca ayuda de la perso...