Porque ustedes lo pidieron...
Después de responder de manera poco entendible a mi insospechada pregunta, la chica que apareció de repente frente a mí, mientras intentaba dormir, cierra los ojos acomodando su cuerpo sobre la cama en la que estaba yo hace un rato. Pasan unos segundos en que nos rodea el silencio, pero ella se mantiene igual, en la misma posición, lo cual me lleva a una inequívoca conclusión:
Se ha quedado dormida.
Su comportamiento me resulta irresponsable e incluso un poco infantil. ¿Cómo se le ocurre dormirse en el primer lugar que encuentra? No siempre hay alguien de confianza en lugares como estos y, si no hubiese estado yo, alguien más estaría aquí con ella y dudo mucho que le cantaría una canción de cuna. Niego con la cabeza, recordándome que debo ser paciente y empático con las personas; son algunos de los valores que rescato de los que me han enseñado mis padres. ¿Se supone que debo esperar a que se despierte?
Viéndola, recuerdo el motivo acuciante de mi pregunta. Si ella llegara a poner sus ojos en mi hermano, sería lo peor que podría hacer. Conozco a Ralph y sé que él no está aquí para quedarse. En cualquier momento puede regresar al extranjero para continuar con sus estudios y, de darse el caso de que surja algo entre ambos, la única que saldría lastimada sería ella. No sé todavía si debería prevenirla.
Nadia Hussel, la escandalosa chica que soporto de lunes a viernes, una vez más, se aparece en mi camino en el momento menos esperado. Empiezo a considerar que debería acostumbrarme a esto.
Con ambas manos juntas bajo su cabeza y acurrucada lo más que puede, Hussel descansa sobre la cama de la habitación de huéspedes. No es necesario ser un erudito para darse cuenta de que, en efecto, ha estado bebiendo, incluso si no lo hubiese aceptado. Su cabello está ligeramente desaliñado, sus mejillas muy rosadas y prefiero no opinar sobre su aspecto. En este momento, me sorprende que esté durmiendo tan plácidamente a pesar de que el sonido de la fiesta de abajo se oye más cerca que nunca.
Risas, baile, música y alcohol. La peor combinación que puede haber en todo el mundo. Si fuera por mí, estaría en este momento en mi habitación leyendo tranquilamente a Coelho o a Dostoievski. Menos en un lugar como este.
De pie frente a la cama, con los brazos cruzados, observo a Hussel dormir mientras me cuestiono a mí mismo por qué terminé en este lugar. Entonces recuerdo que estoy aquí por una sola razón: mis padres.
Ellos exigieron amablemente mi presencia en esta fiesta para acompañar a mi hermano mayor en su bienvenida y —según ambos— despegarme por un momento de los libros de los que suelo rodearme siempre. No quise objetar nada para no generar discusiones, pero ese es el único motivo por el cual estoy aquí. Ralphale sabe muy bien que no soy un amante de eventos como estos, mucho menos cuando lo único que hay para beber en este lugar es lo típico (es decir, alcohol). A pesar de esto, ninguno de los dos suele beber. Él lo sabe, no por algo estudia en el extranjero donde es, al igual que yo, un destacado estudiante.
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Buscando tu mirada [SB#1]
Teen FictionAprobar los exámenes bimestrales con buenas calificaciones es la única preocupación de Nadia, una risueña adolescente con notas desastrosas. Convencida de que debe hacer algo al respecto, acepta el consejo de sus profesores y busca ayuda de la perso...